El príncipe de Bielefeld - Capítulo 6

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A la segunda mañana, los movimientos extraños no pasaron desapercibidos para el lord de la casa. Solo una vez que Waltorana se encontró parado frente a la tienducha sus pensamientos desenfrenados se calmaron. Hasta ese momento había recorrido todo el camino cuesta abajo en su caballo algo enojado, pensando que clase de indiscreto secreto podrían compartir el hijo mestizo de Cecilie y Su Majestad.

Tantas charlas sobre amor podían hacerle mal a alguien que no estaba acostumbrado al tema. Incluso siendo un hombre grande, Waltorana aun tenía un lado inexperto que recuerda un poco a la combinación entre hosco e inocente de Lord von Voltaire.

Pero aquí no había nada como un secreto indiscreto. Nada que le llevara a cometer alguna locura en pos de defender a su querido sobrino. Habiendo venido preparado para eso, incluso ya con las mejillas algo enrojecidas en anticipación, el ambiente soso de una mañana cualquiera lo enfrió por completo. Todo era de lo mas normal estando apenas a media semana, uno que otro mercader preparaba un puesto y algunos limpia vidrios terminaban de pasar trapos a las ventanas de las tiendas mas respetables.

De no ser que notó el conocido labrado de un par de sillas de cuero, habría desmerecido este lugar por completo. Estando algo confundido, el nombre del conocido artesano escapaba su mente, pero sabia quien era.

La pregunta era, ¿qué asuntos tenía el Maou en un lugar como este?

Incluso si era fácil sumar dos mas dos y deducir que podría tratarse de un regalo de cumpleaños, ¿por que habría de venir el mismo? ¿Es acaso esta otra de sus excentricidades?

No pudo continuar deduciendo, su cerebro perdió toda capacidad al ver al jovencito salir del lugar claramente haciendo alguna clase de recado. Su cabello ya no poseía el profundo y llamativo negro azabache.

Hubo una respuesta real a la silenciosa pregunta que rondaba su mente.

—Está trabajando.

A pesar de la sorpresa, volteó recobrando rápidamente la compostura para enfrentar a Lord Weller. Lo había perdido por un momento, pero era plenamente consciente de que se mantuvo siempre cerca de Su Majestad. Las dos mujeres paradas detrás de él no le llamaron la atención hasta el segundo vistazo. ¿No eran esos los dos soldados que tenían pendiente una investigación?

Otra vez Conrart leyó su mente. —Ellos también —aclaró con respecto a los dos hombres travestidos.

Escoltas, eso eran. No iba a preguntar el porque de esas ropas. En vez de eso decidió ir directo al grano.

—¿Cual sería la razón de Su Majestad el Maou para hacer algo como eso?

En principio, la hostilidad se vio reflejada en el rostro del joven soldado, pero luego de observar hacia la tienda y el lugar hacia donde el Maou había desaparecido, pareció suspirar suavemente por la nariz y ablandar un poco sus facciones. El indicio de una sonrisa parecía forzado, pero era una expresión mas sincera que las típicas que usaba por cortesía.

—Incluso para mi es difícil comprender su linea de pensamiento, pero creo que lo hace porque es necesario poner esfuerzo.

—¿En qué exactamente?

La sonrisa contenida pareció volverse burlona, pero Lord von Bielefeld no quiso hacerse cargo de la burla. Incluso así, frunció el ceño.

—En un regalo por supuesto.

Waltorana se quedó pensando, al parecer Lord Weller no iba a continuar con ninguna clase de explicación y él no tenia realmente intenciones de preguntar mas nada. Pero dio su brazo a torcer cuando su cerebro llegó a una encrucijada tratando de comprender la vaga información.

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