Había sido él quién le había encontrado allí, en medio de toda la sangre, en su mano aún se encontraba el arma con la que había dado fin a su vida. Su visión de pronto se nubló, sintió un mareo y las lágrimas se deslizaron como cascadas por sus mejillas reflejando el dolor que sentía al verle ya sin vida.
Se acercó al cuerpo frío del teñido, lo tomó entre sus brazos y lloró como nunca antes lo había hecho, lloró por todo lo que en algún momento contuvo, lloró esperanzado de que todo había sido un mal sueño; pero no lo era, era la realidad.
Había cometido un error aquella noche, lo sabía pero no tenía la suficiente valentía para pedir disculpas a Michael. Supo también que el joven había vuelto a lo cotidiano, supo que el cuerpo que había marcado como suyo lo estaban tocando manos ajenas, pero supo también que el alma de aquel dulce joven estaba destrozada por su acto.
Dejó pasar los años, intentó rehacer su vida pero le era imposible. Cada noche iba a las esquinas en las que se encontraba Michael en busca de dinero, algunas veces estaba solo y otras acompañado de un chico que también se travestía, muchas veces vio como habían clientes que abusaban de ellos allí mismo pero jamás hizo algo, había sido consumido por la cobardía.
Hubo una noche en la que Michael se presentó solo en aquella desolada esquina, un auto paró pero él lo rechazó y entonces comenzó a llorar sin importarle su maquillaje, solamente lloraba. Luke estuvo a punto de ir a consolarle pero se contuvo cobarde.
Estuvo años siguiendo los pasos de Michael, estuvo años cuidándolo desde las sombras y en un sólo descuido, el brillo de su estrella había sido arrebatado por la muerte.
Aquella noche no le pudo seguir desde el principio y cuando ya le había encontrado, era demasiado tarde.
En el funeral se presentaron Calum, Luke, Ashton y un grupo de chicos con los que Michael había trabajado, junto a ellos habían también algunas mujeres que Luke no conocía, pero supuso que eran compañeras de Mike. Cuando todo terminó, Luke fue el único que se quedó hablando horas y horas, pidiendo perdón, pensando en que tal vez el alma de Michael estaba junto a él.
Y en efecto, Michael estaba allí sentado, escuchándole con una sonrisa serena en el rostro, ya le había perdonado.
Fin
