A la edad de diecinueve años Mikey experimentó el sabor amargo del amor...
Michael había comprendido que no siempre podía estar vestido como mujer, por lo que le pidió ayuda a Luke para comprar también más ropa de chico, la cual usaba normalmente para trabajar en la tienda que quedaba camino a su ex escuela, en donde Luke seguía trabajando.
Esa noche ambos habían sido invitados a la fiesta se cumpleaños del amigo de Luke, Ashton. Era un hombre bastante apuesto y cariñoso, según Michael que lo había visto ya unas cuantas veces e incluso le había prestado sus servicios algún tiempo atrás.
Eran las nueve de la noche, Luke le había enviado un mensaje a Michael diciendo que él se iría después así que Mike podía adelantarse. El chico de cabello ahora azúl, terminó su turno y fue directo a su casa.
Estaba frente al ropero pensando en qué ponerse para aquella ocasión. A Ashton no le molestaba que él ocupara ropa de chica, es más, lo apoyaba y siempre le elogiaba así que decidió ir con una falda de color negro, medias también negras, botines del mismo color.
Comenzó a buscar algún chaleco bonito, se decidió por uno rojo de lana, buscó por las cosas de Luke y sacó una de sus chaquetas de cuero.
Arregló su cabello y aplicó algo de maquillaje a su rostro, algo mínimo. Cuando ya estuvo satisfecho con el resultado frente al espejo, tomó las llaves y salió del departamento hacia la casa del rizado amigo de su pareja.
Al llegar al lugar fue recibido por Ashton quien le dio un abrazo casi paternal, Michael le correspondió felicitándole por su cumpleaños. Ashton agradeció y le llevó a conocer a todos en aquel lugar.
Michael, gracias a su antiguo trabajo sabía bastante sobre el comportamiento humano y además, sabía como comportarse agradable para cada persona por lo que no se le dificultó mucho el encajar en el lugar.
Hablaba animadamente con la novia de Ashton sobre labiales y maquillajes, le daba tips de moda entre otras cosas.
"Perdona, iré por algo de beber ¿Te traigo algo?" Preguntó el de cabello azul arreglando su falda de forma elegante.
"Una cerveza, por favor" Pidió la chica, Michael caminó entre todo el mar de gente que bailaba en el salón y entró a la cocina encontrándose con Luke junto a una mujer, besándose ambos de forma desenfrenada, como animales en celos.
Hubiera preferido no entrar.
Hubiera preferido no confiar.
Hubiera preferido no haber ido a esa fiesta.
Su corazón se quebró en mil pedazos al ver que su única droga que le aliviaba de todo mal, era ahora la que le había provocado un terrible malestar.
La peor sensación del mundo; un corazón roto por una infidelidad.
