Allí estaba Johana. Al lado de la gradería de la entrada principal de aquel edificio.
La vi tan concentrada y enfocada en su celular, que decidí dar la vuelta e ingresar por la entrada posterior del edificio y darle una sorpresa.
Me acerqué sigilosamente hasta estar a unos cuantos centímetros de su espalda. Derrepente, sin que ella se diera cuenta, extendí mis brazos, empuñando mis manos, excepto mis dedos índices y como una serpiente, hice un gran ataque sobre su cintura...
-Ay!
Ella pega un pequeño salto y como resultado aquel celular sale volando por los aires. No voló tan alto, ni cayó tan lejos de ella, pero si fue un aparatoso aterrizaje y que como era de esperarse, la tapa a un lado, la batería al otro lado y el celular como tal, en medio de sus demás partes.
-Joseph!
-Jajajajajajaja.
No podía dejar de reír. Había sido tan divertido que volvería a hacerlo una y otra vez, solo para ver su expresión y su mirada de odio hacia mi.
Ella recogió su celular y lo armó nuevamente, rió sarcásticamente y me saludó.
-Hola.
-Hola. Vamos? A dónde quieres ir?
-Dime tu. Soy la invitada.
-Conozco un lugar bonito, además la crema y los extras son geniales.
Nos dirigimos hacia aquel lugar y durante el camino hablamos de cómo nos había ido en nuestras clases.
Llegamos al lugar. El solo letrero invitaba a sentarse y disfrutar de un delicioso helado. Mientras nos dirigíamos hacia una mesa que estaba al fondo del establecimiento, observamos la decoración del sitio. Tenía en sus paredes imágenes de los diferentes helados que ofrecían ahí. Cada mesa tenía en su centro diferentes animes de chicos y chicas comiendo helado y sus sillas... eran las mas cómodas y mas bonitas del lugar. Pues eran sillas en forma de frutas.
Nos sentamos y nos atendió una chica muy bonita. Nos dio la carta y empezamos a mirar. Cada uno pidió su helado y por supuesto, Johana pidió muchos extras. Si, efectivamente, me iba a salir muy caro esa invitación, pero valía la pena por esas dos cosas. Llamamos a la chica y le hicimos saber el pedido. Pero mis ojos no se apartaban de su cabello, el de la chica por supuesto. Era de color rojizo y llamaba mucho la atención, en especial la mía, y su corto cabello hacía juego con su uniforme, realmente esa chica me tenía en otro lugar.
Johana hizo un carraspeo, para hacerme volver. Le dijimos a la chica y al cabo de un par de minutos nos trajo los helados.
-Bueno es hora que me des ese pequeño trozo de papel.
-Disfruta el helado y no te precipites.
-Igual, no es tan importante
-Entonces eso quiere decir que lo puedo romper?
-No no no no no! tampoco de esa manera. Me lo das al final.
Charlamos un rato y nos comimos el helado lentamente, parecíamos mas que solo amigos, pero éramos solo amigos. Hablamos de muchas cosas, nos reíamos, hasta nos dábamos helado del uno al otro. El compartir con ella muchas cosas me hacía sentir muy bien, pues nos conocíamos perfectamente el uno al otro que no había nada oculto entre nosotros.
Terminamos el helado y me dijo. -Toma, la espera ha terminado. Agarré aquel papel y por fin pude ver el nombre de aquella chica. Juliana. Era un nombre como cualquier otro, no tenía nada interesante, es mas, sonaba tan común como cualquier otro.
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Pon a prueba tu corazón
Teen FictionJoseph es un estudiante universitario de 20 años que desea conocer nuevas experiencias. Él siempre ha sido un chico tímido y con pocos amigos, pero descubrirá el romanticismo, la intriga, el suspenso, los celos y muchas otras emociones jamás experi...