-¿Quieres salir conmigo?
Vale, sí, no le estaba pidiendo matrimonio ni nada por el estilo pero, aun así, Atsushi no pudo evitar sentir una explosión de felicidad. Era como si todos sus enamorados sentimientos reventasen de golpe en su corazón. Su rostro ya estaba rojo de antes, así que el aumento en sus tonos no fue en exceso notorio. Sin embargo, lo que Akutagawa si pudo notar fue como sus ojos comenzaron a brillar.
-¡Sí! -Exclamó emocionado, prácticamente pasando por encima de la mesa para llegar al sofá contrario y abrazando al que ahora era su novio-. Sí, definitivamente sí.
Sonriendo, Ryunosuke depositó su taza de chocolate con leche en la mesa, sobre el posa vasos de gatitos, y correspondió al abrazo del menor. Ambos hundieron sus rostros en el cuello contrario, aspirando cada uno el aroma del otro y notando como el perfume de las humeantes tazas de chocolate se entremezclaba con los suyos. Y desearon quedarse así eternamente, sintiéndose en el Cielo que habían encontrado en los brazos contrarios.
Se separaron unos milímetros y se miraron a los ojos con semejante intensidad que parecían querer devorarse. Sin embargo, no se besaron con tal pasión desenfrenada. Sus labios se unieron de forma muy lenta, tan dulce como el chocolate recién ingerido, tomándose su tiempo y reprimiendo sus ansias. Saboreando tanto el gusto de la bebida como el de la boca ajena, descubriendo y explorando con paciencia cada recoveco de esta y suspirando cuando se separaron para tomar aire.
-Me gustas, Atsushi. -Susurró el mafioso mientras lo sujetaba por la cintura, resbalando los dos hasta quedar tumbados en el sofá. Bajo él, el más joven sonrió.
-Dudo que estuvieras aquí si yo no te gustase.
-Y no lo estaría, es sólo que me pareció un poco pronto para decir "te quiero". En las novelas siempre se eternizan.
-¿Lees romance?
-A veces, pero ese no es el punto.
-Cierto. El punto es que le den a las novelas. ¿Tú lo sientes?
-Sí.
-Pues dilo.
-Te quiero. -Al declararse, Akutagawa volvió a juntar sus bocas. Y al separarse repitió con una sonrisa lo que hizo antes de besarle-. Joder... te quiero.
-Y yo a ti.
Seguramente nunca en sus vidas se hubiesen encontrado tan felices, ninguno de los dos. A esas declaraciones ilusionadas, a esos primeros "te quiero" que nunca le habían otorgado a nadie les siguieron los besos, cientos de miles de millones de besos, más que los kilómetros que nos separan de la galaxia más próxima. Se besaron hasta que sus labios quedaron hinchados mientras se acariciaban por encima de la ropa. Y también bajo ella. Sus manos viajaron por sus cuerpos, obsequiándose con tímidos roces llenos de tierno cariño. Todavía se besaban cuando los suspiros de Atsushi invadieron el salón durante aquella primera vez que hicieron el amor.
***
-¡¿Estás saliendo con Akutagawa?! -Gritó Naomi cuando el hombre tigre llegó a la Agencia a la mañana siguiente.
-¿P-Perdona?
Todos, absolutamente todos los ojos de los presentes en la oficina estaban fijos en su persona. Todos. Los de Dazai y Kunikida, los de Yosano, Kyouka y Kenji, los de los hermanos Tanizaki, los de las oficinistas y los de Edogawa y Fukuzawa. Algunas miradas tenían aspecto de estar sorprendidas, sin embargo la mayoría parecía que o se lo esperaban o ya lo sabían.
-¿Akutagawa? ¿Akutagawa Ryunosuke? -Cuestionó Junichiro-. ¿El asesino de la Port Mafia?
-Parece que ya se han enterado.
-Ha sido rápido, ¿verdad, Kunikida-kun?
-¿Y tanto secretismo para esto? -Aburrido y con una piruleta en la boca, Ranpo dio vueltas en su asiento-. Vaya bobada.
-¡¿En serio sales con Akutagawa?! -La pobre Naomi estaba que no se lo creía-. Que no digo que me parezca mal pero... ¡¿En serio?!
-Y-Yo... -Y el pobre Nakajima, un día más, no sabía dónde meterse. Aquello comenzaba a hacerse rutinario-. Sí, salgo con Akutagawa.
-Así que Kyouka-chan tenía razón...
-¿Kyouka-chan? -El albino miró medio sorprendido medio acusatorio a la chiquilla.
-Cuando volví ayer, os vi durmiendo juntos y desnudos en el sofá. Me tuve que ir a pasar la noche con Yosano.
-Di que eres bienvenida en mi piso, puedes volver cuando quieras. -Comentó la doctora.
Atsushi no era muy de maldecir, pero en aquel momento quiso sacar a la luz todo su vocabulario. ¿Cómo había sido tan rematadamente idiota como para olvidar que compartía piso con Kyouka?
-Mira cómo crecen. -Osamu en aquel momento se asemejaba a una madre emocionada que ve a sus hijos ganar un premio-. Sexo en la segunda cita, estoy orgulloso, Atsushi-kun.
-Esto ha sido por tus malas influencias... -Gruñó Doppo.
-No, de haberle influenciado yo se lo habría tirado en la primera cita.
-No puedo decir que vea del todo correcto que salgas con un miembro de la mafia -habló Yukichi, tratando de ignorar los datos y discusiones sobre la vida sexual de sus empleados-, pero enhorabuena. Espero que duréis mucho.
-G-Gracias...
-Aunque lo nuestro tampoco es que esté precisamente bien visto. -Comentó Ranpo, provocando que el jefe de la Agencia frunciera el ceño-. ¡Me alegro por ti, Atsushi!
-Todos lo hacemos, pero la próxima vez que Akutagawa se quede a dormir contigo avísame con antelación para cuidar de Kyouka-chan.
Atsushi suspiró y miró a su alrededor, a todos sus compañeros que le sonreían y le deseaban lo mejor. Y pensó también en Ryunosuke, en lo que le gustaban sus besos, en lo bien que se sentía a su lado y en la sensación de eufórico bienestar que le había provocado el despertarse a su lado y ser lo primero que viese al abrir los ojos. Y sonrió. Quizá por primera vez en su vida podía afirmar con total seguridad que era feliz.
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Chocolate con leche [AkuAtsu] (Bungou Stray Dogs fanfic yaoi)
Fanfic[Segunda parte de: Café con nata] Porque quizá sólo tomar café les supo a poco y sólo un beso no consiguió saciar la recién descubierta sed del uno por el otro. Siendo así, ¿qué mejor forma de arreglar este problema de cantidades que con un chocolat...