Cuando pasó aquel día por la puerta de la Agencia, Atsushi sonreía. No era culpa suya el hacerlo, sencillamente no podía evitarlo. Sólo había pasado una semana desde su primera cita con Akutagawa, sí, pero eso daba igual. No podía evitar estar tan feliz como una tonta colegiala enamorada a la que el chico que le gusta acaba de decirle que sí. Desde hacía una semana llevaba una sonrisa de bobo impresa en la cara, como si se la hubieran dibujado con rotulador permanente, y miraba el móvil cada dos por tres, como si esperase la llamada o el mensaje de alguien. Para todos los detectives, que podrían parecerlo pero ninguno era tonto, lo que ocurría resultaba más que obvio.
-Vaya, vaya, Atsushi-kun -desde su escritorio, Dazai sonreía burlón-, pareces muy feliz hoy.
-En realidad, lleva pletórico toda la semana. -Pico Yosano, llegando desde la enfermería con su don de la oportunidad.
-Si es que está como yo cuando nii-sama me habla.
-Naomi...
-Oh, vamos, ni siquiera necesito molestarme en usar mi Ultradeducción para saber lo que ocurre.
-Desde luego, mocoso, más vale que te centres de una vez en el trabajo o me arrepentiré de haberle hecho caso a Dazai.
-Venga, Kunikida-kun, mira lo alegre que está. Yo creo que ha merecido la pena.
-Pero dinos, Atsushi -saltó Naomi, agarrando las manos del albino y fijando sus enormes e inquisitivos ojos en él. El pobre tigre estaba rojo hasta las orejas y sólo quería huir de allí-, ¿quién es? ¿Es Kyouka-chan? ¿O quizá es un él? ¡¿No me digas que tienes un adulterado e ilegal romance con Dazai-san?!
-¡A nosotros no nos metáis! -Exclamaron Kyouka y Osamu al mismo tiempo, entre asustados e indignados. Y Doppo también fulminó a la menor de los Tanizaki con la mirada.
-Jo, con la película más bonita que me estaba montando... -Se quejó la morena-. ¡Pero, por favor! ¡Llevas toda la semana enamorado hasta el tuétano de alguien! ¡Confiesa! ¿Quién es?
-N-No es nadie... -Balbuceó el pobre Nakajima, sintiendo que ni cuando Akutagawa le besó le había ardido tanto la cara.
-¡Mentira! ¡Ranpo-san!
-No lo haré. No pienso malgastar mi habilidad y mi tiempo en algo que es más que obvio.
-Le compraré chuches.
-¡Vamos a ver quién es el amorcito de Atsushi!
-Pero si saberlo es tan fácil como preguntarnos a Kunikida-kun o a mí. -Comentó el suicida enarcando una ceja.
-Dazai-san, no me hagas esto. -Rogó el desdichado tigre, que parecía hallarse en un estado febril.
-Vamos, Atsushi-kun, no hay nada de lo que avergonzarse. Yo no ocultaba mi relación de sexo sin compromiso con Chuuya.
-¿Esa tan apasionada que no duró más de cuarenta y ocho horas? -Masculló Doppo, amenazando con atizar a su novio con su cuaderno de ideales.
-Esa misma. Por favor, Kunikida-kun, no me pegues.
-Te mereces que lo haga. -Gruñó tras él.
-¿Por qué todos me acaban dando por detrás?
-Porque te prestas a ello.
-Dejando a un lado todas las posibles formas de malinterpretar esa conversación -rió Naomi-, ¿quién es el amorcito de Atsushi, Kunikida-san, Dazai-san?
-¿Deberíamos contarlo, Kunikida-kun?
-Por favor, no lo hagáis. -Suplicó Atsushi.
-Lo que deberíamos es irnos a trabajar y dejarnos de tonterías. -Como Nakajima ya empezaba a darle pena, el rubio tomó al ex mafioso por el cuello de su gabardina y lo sacó de allí prácticamente a rastras, obviando sus quejas y lloriqueos-. Ya llegamos medio minuto tarde.
La puerta se cerró de un portazo a sus espaldas. En cierto sentido, Atsushi sentía que Doppo lo había salvado, pero también que lo había dejado solo ante el peligro. No sabía si agradecérselo o maldecirlo. Naomi por su parte chasqueó la lengua, negándose a darse por vencida en cuanto a los amoríos del albino.
-Venga. -Pidió alargando tanto la "a" que parecía a punto de quedarse sin pulmones-. Dime quién es.
-Naomi-san, ¿por qué me acosas a mí y no a Kunikida-san y Dazai-san, que son muy obvios? -Cuestionó el chico, tratando de desviar la atención de su compañera hacia cualquier lugar que no fuera su persona.
-Precisamente por eso. Aunque no lo digan en voz alta, lo suyo ya lo sabemos todos. Pero hasta la semana pasada no tenía ni idea de que salías con alguien.
-Es que hasta la semana pasada no salía con nadie. Y ahora realmente tampoco.
-No tendrías esa carita de felicidad sino estuvieras en una relación.
-Y-Yo... -Salvado por la campana. O por el tono de su móvil, mejor dicho. El penetrante "ring ring" fue la excusa perfecta para poder huir de una vez-. Tengo que contestar.
Raudo como en pocas ocasiones era, Nakajima se escabulló hacia el pasillo de la Agencia para responder a la llamada.
-¿Sí? -Preguntó al descolgar.
-Soy yo.
Al instante, el albino reconoció aquella voz musical que contaba con cierto tinte rasposo. Y sonrió como un completo idiota.
-Akutagawa -susurró en bajito como el enamorado que era-, ¿ocurre algo?
-¿A qué hora sales hoy?
-A las siete, más o menos. ¿Por?
-Perfecto. Em... -repentinamente tímido, Atsushi escuchó a Ryunosuke respirar hondo-, ¿quieres quedar esta tarde?
Y la ilusionada respuesta del más joven desde luego no se hizo esperar.
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Chocolate con leche [AkuAtsu] (Bungou Stray Dogs fanfic yaoi)
Fanfic[Segunda parte de: Café con nata] Porque quizá sólo tomar café les supo a poco y sólo un beso no consiguió saciar la recién descubierta sed del uno por el otro. Siendo así, ¿qué mejor forma de arreglar este problema de cantidades que con un chocolat...