A la mañana siguiente, Marinette de alguna forma divina había logrado llegar a tiempo a clase, pero no, no llego temprano, no digamos cosas imposibles.
-Esperemos que esto de llegar a tiempo se vuelva costumbre- bromeo la morena mientras sacaba sus libros y los colocaba en su mesa.
-Ja ja, no prometo nada- dijo la azabache copiando la acción de la castaña; obviamente no podía prometerlo, ella no controlaba cuando habían akumas y cuando no.
-Por eso digo esperemos, por cierto, ahí viene tu príncipe- comento la castaña apuntando a la puerta.
Marinette volteo la cabeza para observar al rubio y al moreno cruzar por la puerta, vio directamente al rubio, por lo que no pudo evitar notar algo inusual en él.
-Hermano ¿Seguro que estas bien? Te ves terrible- dijo el moreno mientras se sentaba en su silla.
-Claro que si Nino, solo fue una sesión de fotos que se alargó demasiado- mintió el rubio de forma casi descarada, claro no podía decirle "A sí, es que estuve haciendo patrulla con Ladybug y cuando regrese a casa y trate de dormir me llego otro ataque de asma por correr hasta mi casa" ciertamente si le dieran a elegir entre decir de su enfermedad o su identidad, estaría en un gran aprieto.
Marinette curiosamente dejo de prestarle atención a su príncipe azul, sus pensamientos rápidamente la inundaron, su gatito se encontraba en mal estado, tanto física como emocionalmente, pero ¿Qué podía hacer para animarlo? ¿Darle algo? Eso no era tan mala idea, pero ahora la pregunta era ¿Qué darle?; la azabache fue saca de sus pensamientos por un codazo de parte de su mejor amiga quien le hizo una señal para que mirara al frente.
La azabache volteo para encontrarse con una mirada esmeralda que la miraba con algo de curiosidad.
-¿Estás bien Marinette?- preguntó el rubio hermoso –Te ves algo preocupada-
Marinette casi da un salto de sorpresa al oír la voz del rubio hacia ella, rápidamente los nervios hicieron su trabajo.
-¿Qu-Qué? N-no ¡Yo solo! Ammm estaba pensando- contestó nerviosa y rápidamente antes de bajar la cabeza completamente sonrojada.
La morena iba a hacer un comentario a su amiga pero la profesora entró de repente pidiendo disculpas por el pequeño retrasó y empezó la clase.
Durante la clase, la azabache estaba distraída, nada nuevo en realidad, sin embargo lo que ocupaba los pensamientos de la oji-azul esta vez no era el modelo rubio que se sentaba delante de ella, sino era cierto héroe gatuno casualmente igual rubio que la acompañaba al momento de salvar París.
-Podría darle galletas o algo de la panadería- pensó mientras intentaba recordad lo poco que sabía acerca de los gustos de su compañero, ya habían habido veces en las que se llevaba algunas cosas sobrantes de la panadería a las patrullas con intención de presumírselas al gatito, recibiendo muchos buenos comentarios de este –No, no creo que sea suficiente- los de las galletas era buena idea, pero no era lo que buscaba; necesitaba algo para que su gatito volviera a ser el de siempre.
-¡Marinette!- la azabache salió de sus pensamientos al oír como su mejor amiga la llamaba como por quinta vez.
-¿Qué sucede Alya?- pregunto mirando medio perdida a la morena.
-Ya termino la clase- dijo la morena haciendo que la azabache girara la cabeza viendo el aula vacía -¿Qué ocupa tus pensamientos hoy chica?-pregunto curiosa, ese día la azabache estaba en otro mundo y no precisamente por su amor platónico, por lo que ella pudo observar.
¿Sería buena idea decirle a Alya? Conociéndola trataría de sacar toda la información posible; ese era un punto malo ¿Un punto bueno? Alya daba buenos consejos, pero ¿Cómo pedir ayuda a Alya de forma que no pusiera en peligro su identidad o dar información del gatito? Bueno, no se sacaría a la morena de encima hasta que le diera una respuesta creíble y tenía la cabeza demasiado ocupada como para pensar en una mentira completamente elaborada, mejor solo bailaría alrededor de la verdad.
-Pues...- empezó a guardar sus cosas de forma un poco lenta –Un viejo amigo se ha ¿enfermado? Bueno, en realidad, le dio un ataque de asma, pero hace mucho que no pasaba y...- se aferró un poco a las correas de su mochila –Y está muy decaído, quiero darle algo para animarlo, pero no sé que...- volteo a ver a su amiga en busca de su consejo.
La morena analizó un poco la situación de su amiga, por las expresiones de su amiga debía ser muy cercana a este "chico" que no conocía, luego investigaría eso, ahora ayudaría a su amiga –Podrías darle algo de la panadería, a todo el mundo le encantan... -no pudo terminar su frase gracias a la interrupción de la otra chica.
-¡NO ES SUFICIENTE!- grito desesperada la azabache recostando su cabeza en la mesa –Le llevo de comer cosas de la panadería todo el tiempo, y aunque le encanten, no es suficiente...- abrazó sus piernas tratando de calmar su ansiedad.
-¿Y por qué no le preparas algo tú?- ofreció rápido la morena –Le podrías preparar algo especial-
La azabache pensó por unos momentos, la verdad la castaña tenía un punto, era muy buena decorando y según recordaba el gatito tenía un gusto particular por los croissants y las galletas, podría arreglárselas con eso.
-¡Eres la mejor Alya!- la azabache agarro rápidamente su mochila y abrazado a su amiga de igual manera, para después empezar una carrera hacia su hogar.
Una vez dentro de su casa, almorzó rápidamente y puso manos a la obra con sus regalos para el gatito tonto.
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Te ayudare a respirar
FanfictionEn una situacion desastroza, Ladybug se entera de uno de los mas profundos secretos de su gatito. -Chat..- -Realmente, no me alegra que sepa de mi condición, My Lady-