Capítulo 1. ¿Señorita...?

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¡Hola, gente! (≧∇≦)/ Bienvenidos a este nuevo fic~

Debo decir que me antojó hacer esto cuando en Facebook me topé con una imagen Shizuo x IzayaFem (odio eso, lo odio de verdad, no tolero el cambio de sexo en un personaje para hacer hetero la ship, pero lo que sí me encanta es la idea de un Izaya disfrazado de mujer   —sí, esto es YAOI, no se confundan  7v7r) así que nada, solo vamos allá con esta idea~

Disfrutad!. ('∀')

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CAPÍTULO 1. ¿SEÑORITA...?

No lo había provocado, no le había dicho nada, ni siquiera se le había aparecido, ¡pero eso no era necesario para molestar al ex barman! Bastaba tan solo con aquel olor en el aire, ese que parecía estar tatuado en su cabeza, aquel que simplemente no podía pasar desapercibido ante su olfato jamás, ni siquiera, aunque así lo quisiese. Y no es que eso fuera porque le gustara, sino todo lo contrario; le parecía repulsivo, asqueroso, tan desagradable...o al menos eso decía siempre que alguien sacaba a relucir el tema...

Sacudiendo la cabeza para no pensar en aquello, Shizuo soltó un gruñido que alarmó a las personas cercanas a él, quienes presurosas salieron de su camino; nadie quería ser blanco de la ira del hombre más fuerte de Ikebukuro, y aunque por su lado Shizuo odió la mirada que le dirigían, él sabía que tener una señal de tránsito en la mano con claros planes de usarla en cualquier momento, no ayudaba demasiado a cambiar aquello.

Ignorando lo anterior y concentrándose en su principal objetivo, el rubio siguió su camino por aquellas calles, mirando de un lado a otro y dando círculos por todo el lugar. ¡Lo sabía, sabía que estaba por algún lado! ¡Ese maldito olor no podía ser de nadie más que de aquella pulga asquerosa! ¡¿Pero dónde diablos estaba?! Jamás había tardado tanto en encontrarlo...

¿Acaso su olfato no funcionaba? ¿O pudiera ser que ese desgraciado estaba jugado a algo con él?

El maldito olor estaba en el aire, quemándole las fosas nasales. Tan cerca...pero no lo veía. ¿Por qué no lo encontraba? ¿Por qué ese sujeto no se largaba de Ikebukuro y dejaba de joderle la existencia?

"Eso sería muy aburrido~ porque me gusta molestar a Shizu-chan~ ", casi pudo escuchar esa burlona voz en su cabeza respondiendo a la pregunta, lo cual tan solo sirvió para que su cuerpo se tensaba aún más. Lo odiaba tanto...

Mas furioso que antes, apresuró el paso, sin ser capaz más, pues la cambiante brisa de ese día en especial no ayudaba demasiado, tan solo esparcía el aroma, haciendo imposible que encontrara su origen.

A punto de rendirse, miró una última vez a su alrededor, pero como en todas las ocasiones anteriores, le fue imposible visualizar a su enemigo, así que siguiendo con su caminata giró hacia una de las calles laterales, con dirección a su hogar, pero justo entonces su mirada se vio atrapada por algo, o más bien alguien...aunque más concretamente, una parte de esa alguien.

Ahí, a tan solo unos metros de distancia, se encontraba parada una chica de cabello negro y falda y abrigo del mismo color, que dándole la espalda charlaba con un hombre trajeado; "tal vez su novio", pensó el rubio, y aunque casi quiso darse una bofetada por su inusual descaro para con la imagen de una señorita, no por ello pudo apartar la mirada de aquello que desde el primer momento había llamado su total atención sobre ella: sus blancas, torneadas, y visiblemente tersas piernas que lucía bajo la bonita falda, lo suficientemente corta para regalar la visión de una parte de sus muslos, y tan larga como para causar la curiosidad de chicos como él. Como si necesitara saber si toda la extensión de sus piernas era igual de blanca y limpia.

Señorita KanraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora