Capítulo 3. Siempre

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Hi~ Al fin les traigo el último capítulo de este mini-fic :3 Espero les guste!

Aprovecho para dar las gracias a las personitas que dejaron su voto y/o comentario! En verdad me ayudaron mucho para continuar :'3

Sin más que decir les dejo leer~

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CAPÍTULO 3. SIEMPRE

Decir que una pequeña gama de emociones le atacaba en ese mismo instante era muy poco; su cuerpo entero estaba siendo víctima de un cúmulo enorme de sensaciones, emociones y sentimientos que jamás pensó que experimentaría en su vida.

Sorpresa, confusión, furia, vergüenza, curiosidad, impotencia... Por primera vez en demasiado tiempo él, Izaya Orihara, El Segundo Hombre Más Fuerte de Ikebukuro, era incapaz de mantener la calma, estaba entrando en pánico. Lo peor era que sabía que esa estúpida bestia era impredecible, pero lo que en ese momento estaba sucediendo iba más allá del rango en el que lo había encerrado mentalmente para tratar de comprender sus acciones a lo largo de los años desde que lo había conocido, y aunque siempre había esperado el día en que Shizuo lograra sorprenderlo completamente, que lograra iniciar un juego donde él quedara en desventaja, ciertamente jamás había considerado la posibilidad de que algo como lo que sucedía en ese momento pasara...aunque claro, eso no significaba que tenía pensado quedarse de brazos cruzados.

Entonces pues, aun siendo arrastrado por el departamento, Izaya concentró todos sus sentidos en encontrar una forma de liberarse del agarre del rubio, de hacer que este lo soltara y, si era posible, que sufriera al hacerlo.

—¡M-MALDITA SEA! ¡ESTÚPIDA BESTIA! -exclamó al sentir los dientes del rubio sobre la piel de su cuello, donde seguramente quedaría una gran marca.

Furioso, aprovechó el momento en el que se encontró lo suficientemente cerca de una de las paredes de la sala, levantando las piernas -usando a su favor el hecho de que Shizuo lo estaba sosteniendo- y empujando con estas la pared, haciendo que ambos cayeran al suelo debido a la perdida de equilibrio que provocó en el rubio.

Una vez en el suelo y libre del ex barman, Izaya se apresuró a levantarse y tratar de huir del lugar, cosa en la que fracaso olímpicamente cuando la bestia alcanzó a tomarlo por uno de sus brazos y le hizo cae al suelo nuevamente, sin darle ni siquiera un momento para quejarse debido al golpe, pues inmediatamente se colocó encima para inmovilizarlo.

A pesar de saber que era un intento totalmente en vano al no contar con alguna de sus navajas, el pelinegro trató de hacerle frente al rubio, retorciéndose en el suelo para ponerle las cosas más difíciles, pero justo cuando este logró colocarse entre sus piernas y con un gruñido le arrancó la chamarra de Kadota, rompiéndola en pedazos antes de buscar sujetarlo por las muñecas, Izaya reaccionó sin pensar demasiado las cosas, llevando una de sus manos a parar en la cara del rubio en un fuerte y certero puñetazo, que incluso a él le lastimó por no estar del todo acostumbrado a defenderse de tal modo, sobre todo cuando se trataba de Shizuo.

Pero aun con todo lo que esperaba, que Shizuo le regresara el golpe o le rompiera el cuello por su atrevimiento, el resultado fue bastante diferente al esperado. Y es que, una vez el golpe se hubo concretado, todo el lugar quedó en total silencio, mientras su mano se retiraba lentamente de la escena del crimen, con la imagen de la cara ladeada del rubio haciéndole repararen lo que había hecho. Los húmedos mechones cubriendo su rostro y la boca ligeramente abierta en total estupefacción, fue suficiente para entender que su acción no había sido la mejor idea, considerando que la persona que le sometía en esos momentos se trataba de nadie más ni nadie menos que El Monstruo de Ikebukuro, el hombre capaz de romperle todos los huesos del cuerpo en cuestión de segundos...

Señorita KanraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora