Algo muy real

32 2 0
                                    

La presencia de alguien en mi habitación me despertó.

Me di cuenta de que era un chico de la misma edad que yo más o menos. Instintivamente cogí el bate de baseball que guardaba debajo de mi cama. Me acerque a él con intención de batearle la cabeza y que esta saliera disparada tan lejos que me diese tiempo para hacer un "home run", pero algo en sus ojos, su forma de la cara y nariz me impedían hacerlo.

Me quede mirándolo directamente a los ojos y parecía poder ver dentro de mi cabeza.

-Hola Ashley... corrijo, Ash. Sé que no sabes quién soy, pero yo sé todo sobre ti; sé todos tus secretos; sé que crees que yo soy un problema que simplemente te tocó a ti, pero todo tiene su explicación; también sé que crees exánime a dos personas que solo te dejaron para protegerte; me conozco a la perfección todas tus preocupaciones...

-Jack? Pe-pero como...?

Él sonríe débilmente al ver lo desconcertada que estoy.

-Sí, soy Jack y no soy un simple premio que has ganado por jugar en la lotería de la vida, soy tu hermano mellizo, en el parto, mi cuerpo no sobrevivo pero mi cerebro persiste en el tuyo, no físicamente, pero si psicológicamente.

No sabía que decir, como reaccionar, todo aquello me pillaba tan repentino que no sabía cómo asimilarlo.

- Y-y quienes son esas personas de las que has hablado antes...

- Son papá y mamá, no murieron creen que estar ellos aquí puede ser peligroso.

Recapitulemos: El chico que esta frente a mí resulta ser mi hermano mellizo muerto en el parto y a su vez es Jack, el cerebro que psicológicamente está dentro del mío; mis padres no están muerto porque tuvieron la absurda idea que estar aquí consolando me y protegiéndome puede ser peligroso para mí.

- He de advertirte que cuando te despiertes mires por la ventana y te escondas. Adiós, Ash.

Despierto sobresaltada y sudando, era tan solo un sueño, pero, y si todo lo que me dijo es verdad? Recuerdo la última frase que me dijo Jack. 

Aparto el edredón y de un salto, me pongo en pie, me acerco a la ventana y veo aparcado frente al garaje un 4x4 color caqui y soldados acercándose con sigilo a la puerta de casa. Aparto la mirada y empiezo a vestirme con la ropa del día anterior y me escondo en el armario. El ligero sonido de las botas se escucha subir por las escaleras. Los escucho seguir por el pasillo pasando de largo mi habitación.

Escucho gritos de angustia de una chica. Me había olvidado que Alicia dormía en la habitación de al lado. Empiezo a marearme y se me taponan los oídos. Escucho golpes muy lejanos, mi cuerpo no puede más y me desmallo.

La chica de los cuadernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora