[1] Be ↭ || Isaac Lahey ||

005 enemigo íntimos.

Abro la puerta del cuarto de Jackson esperando que ya haya vuelto, pero vieo que está completamente vacío. Me recuesto en el marco de la puerta con los brazos cruzados, mientras cierro los ojos y suspiro angustiada. Camino hasta sentarme en su cama y paseo mi vista por toda la recámara, sintiéndome completamente impotente.

Aún no me meto en la cabeza que él sea el kanima. No sé quién me da más miedo, si Derek o los Argent. Derek quería que mi hermano muriera, ahora tiene más razones para ello e incluso para provocarlo. Los Argent, por lo menos el mayor de ellos, amenazó con dañar a mi hermano, ahora pueden dañarme a mí para llegar a él, o a mis padres o pueden simplemente llegar a él y matarlo... aunque tal vez me estoy sugestionando, los Argent aún no saben que Jackson es el que ha estado matando personas de manera tan atroz. Y Derek debe tratar de tener alguna táctica, no va a simplemente llegar y matarlo ¿verdad?... ¿verdad?

Desde donde estoy escucho el timbre de mi teléfono, contesto justo antes de que deje de sonar.

—Hola, Lyanna... eh... hola —habla Scott nervioso.

—Está tarde, Scott.

—Sí, lo sé, pero es que... emmm... encontramos a tu hermano.

—¿Está bien?

—Bueno, él... —se queda en silencio porque es obvio que no sabe bien qué decir.

—Scott McCall, si mi hermano está herido juro que voy a matarte.

Me visto rápidamente con una chaqueta universitaria, una camisa negra y un short de jean y me quedo en el porche de la casa esperando a Scott y a Stiles. Luego de unos diez minutos de la llamada, el jeep azul de Stiles se parquea frente a la acera, desde los asientos delanteros Scott y Stiles me dirigen una mirada de preocupación. Scott se baja para que yo pueda inclinarme y ver a mi hermano. Está sin camisa, inconsciente y cubierto con una manta, levanto un poco la manta y vi los rasguños en su torso, rasguños grandes. Miro a los muchachos buscando una explicación.

—Derek, él... —comienza a hablar Stiles jugando con sus dedos nervioso, pero alzo una mano en señal de que no tiene que seguir.

—Es todo lo que necesito saber —nos quedamos en silencio—. ¿Y, bien?

—Y, bien... —ambos me miran confundidos.

—¿Cuál es su plan? Ustedes siempre tienen un plan.

—Nuestro plan era... dejarlo aquí —dice Stiles nervioso.

—¿Es un chiste? —pregunto—. Aún puede volver a convertirse esta noche y está herido. No sé a qué hora volverán mis padres.

—¿A tu casa? —le pregunta Scott.

—¡Por supuesto que no! Mi mamá está ahí. Tiene que haber algún otro lugar al que podamos llevarlo hasta que sepamos qué hacer o al menos hasta convencerlo de que es peligroso —los tres pensamos unos segundos, pero es el foco de Stiles el que se enciende.