008 fiesta de cumpleaños.

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El contacto de la llama contra mi piel es lo que me hace despertarme, un grito de dolor sale de mi garganta sin que pueda evitarlo

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El contacto de la llama contra mi piel es lo que me hace despertarme, un grito de dolor sale de mi garganta sin que pueda evitarlo. Trato de incorporarme, pero Boyd me mantiene acostada sobre la mesa de metal, con sus manos sobre mis hombros, Deaton vuelve a acercar la lumbre a la herida y siento como quema hasta dentro, extendiendo el dolor por todo mi pecho y no puedo guardarme un nuevo grito de dolor.

Para cuando Deaton anuncia que ya terminó y yo puedo respirar con tranquilidad de nuevo, estoy cubierta de sudor y me duele todo mi ser, Boyd no aparta sus manos de mis hombros. Tomo sus manos y él da un apretón leve en ambas.

—Scott —logro decir, a pesar de que mi garganta está completamente seca—... Deben... deben encontrar a Scott...

—Lo sé, tranquila, Derek está en camino —se apresura a decir.

En el momento en que termina de hablar, yo vuelvo a caer en penumbras. En mi mente no hace más que repetirse el momento en que Victoria Argent me disparó y se llevó a Scott, junto con otros macabros escenarios en los que arrebata a mi amigo de la vida. 

Cuando despierto, la herida aún no ha terminado de sanar, pero por lo menos ya no se ve tan fea como cuando desperté por primera vez. Boyd está sentado en una silla al lado de la mesa, con la chaqueta cerrada hasta arriba, aunque se alcanza a notar que no trae camisa. Entonces noto que la traigo puesta yo.

—¿Por qué no te has ido? —le pregunto incorporándome, genuinamente confundida teniendo en cuenta que le corté la cara.

—Derek me dejó encargado de ti —responde, con el cansancio perfectamente impreso en su rostro. Yo me llevo una mano al pecho, aparentando estar ofendida.

—Y yo aquí creyendo que te interesabas por mí —bromeo, a lo que él ríe—. ¿Dónde están Scott y Derek?

—Acabamos de llegar —anuncia, llegando con Scott inconsciente en brazos. Boyd pasa un brazo por mi cintura para ayudarme a bajar de la mesa, en caso de desfallecer supongo. Derek posiciona a Scott encima de la mesa.

—Su corazón va muy lento —le digo a Derek, él asiente.

—Acónito en vapor —le dice Derek a Deaton, luego me mira a mí y a Boyd—. Ve a casa. Boyd, llévala —pongo una mano sobre el pecho de Scott, apenas se siente su pulso, si no pudiese oírlo diría que está muerto.

—¿Estará bien? —pregunto preocupada. Deaton asiente, gesto que tarda un par de segundos en convencerme, pero finalmente accedo.

—Espera —dice Deaton antes de que salgamos de la clínica, se acerca a mí y me da una pequeña bolsa marrón con algo pequeño dentro. Miro a Scott una última vez antes de irnos. 

Es Boyd quien conduce todo el camino. Ambos vamos metidos en nuestros pensamientos, sin embargo, el silencio entre los dos no me hace sentir incómoda, no hace necesarias las canciones de la radio o la cháchara que existe solo para cortar en silencio. Supongo que Boyd es simplemente el tipo de persona con el que se puede estar callado.

[1] Be ↭ || Isaac Lahey ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora