Aunque tanto EunJi como Jimin habían creído que su relación se volvería incluso más tensa después de lo ocurrido aquella vez, para sorpresa de ambos, su relación se estrechó bastante. Debido a que Jimin siempre merodeaba alrededor de ella como si de un perrito se tratase, los pequeños ataques de las admiradoras de los chicos seguían ahí, pero ya no eran tan terribles como antes; ahora a lo mucho aparecían rayones en su asiento, pero nada más fuerte que eso, pues Jimin cuidaba que nadie la tocase o la viese en su presencia. Incluso hubo un día en el que incluso se subió a una de las mesas de la cafetería, advirtiendo entre gritos que si alguien se metía con su amiga, se estaría metiendo con él también. Esa vez, ni EunJi ni Jungkook se habían enterado, pues para esas horas ellos ya se encontraban en la biblioteca.
En muy poco tiempo, esos tres se habían vuelto inseparables.
—Hello —un sonriente Jimin llegó a su lado, palmeando el hombro de Jungkook, intentando llamar su atención. EunJi volteó a verlo con una pequeña sonrisa, mientras que Jungkook sólo siguió caminando, ignorando su presencia—. ¡Yah! ¡No me ignores! —el puño de un enrabietado Jimin golpeando suavemente su hombro le hizo reír.
—Hola —soltó simple, sin usar ningún tipo de honorífico, a lo que Jimin sólo bufó, antes de empezar con un monólogo del por qué tenía que tenerle más respeto, siendo él el mayor.
—Antes no eras así Jungkook. No, me decepcionas —quizá fue por el tono infantil con que lo dijo o por el hecho de que su llanto falso lo había hecho verse terriblemente gracioso, pero tanto Jungkook como EunJi se largaron a reír. Jimin, en cambio, se limitó a dirigirles una falsa mirada ofendida, antes de unírseles también con fuertes carcajadas.
Sus carcajadas resonaban por todo el pasillo, llamando la atención de cualquiera, pero a ellos parecía no importarle. Llegaron a la biblioteca y se sentaron en el mismo sitio de siempre. Sinceramente, aunque Jimin se había sentido un poco incómodo la primera vez que fue a ese lugar al que no estaba acostumbrado a concurrir, poco a poco fue sintiéndose más cómodo. Incluso había veces en las que iba a buscar algún libro para leer cuando se aburría, o veces en las que sólo iba porque el ambiente tranquilo de ese lugar le parecía agradable. Para EunJi, en cambio, ese lugar siempre había sido como un fuerte de guerra donde podía reposar tranquila, pero desde que tenía la compañía de Jungkook y Jimin, sentía ese lugar más como una casa. Una casa en la que casi siempre los mandaban a callar por largar tremendas risotadas. Ese día no había sido la excepción.
El timbre había vuelto a sonar, a lo que Jimin había soltado un bufido, antes de salir corriendo, alegando que si no llegaba temprano a clases ese profesor le pondría falta, y que ya tenía muchas como para permitirse ese lujo. EunJi lo había visto divertida mientras se marchaba, dándole una última mordida a la manzana que Jungkook le había traído. Se paró igual, con el hueso de manzana en mano, dispuesta ir a tirarlo antes de volver a clases, sin embargo, apenas dio un paso, fue detenida por una mano aferrándose con delicadeza a su muñeca. Se volvió entonces hacia el dueño de aquella malo. La sonrisa de Jungkook parecía brillar más de lo normal ese día, y ella no pudo evitar pensar que se veía como un lindo conejito.
—Vayamos al cine —aunque había hablado más rápido de lo normal, y su lengua se había trabado un par de veces al hablar aún si sólo fue para decir una frase tan corta como esa, EunJi entendió a la perfección lo que dijo—. Di- digo, si quieres —tartamudeó, bajando la cabeza con las mejillas levemente sonrojadas, al ver que EunJi no respondía. Pero es que no era su culpa, se había quedado en shock; era la primer vez en mucho tiempo que alguien le había pedido salir, pues anteriormente no tenía a nadie con quien hacerlo. El sonrojo rápidamente se hizo presente en sus mejillas, y empezó a sentir como si el agarre de Jungkook en su muñeca estuviera ardiendo. Se mordió el interior de la mejilla, nerviosa.
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Lost Stars. || Jeon Jungkook.
FanfictionQuizá había sido la forma en la que la miraba con aquellos ojos oscuros que tanto le gustaban, o la forma en la que con su melodiosa voz parecía acurrucarla, pero Jungkook en poco tiempo había logrado calar en lo más profundo de su ser, sacándola d...