CAPITULO 12

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—No, no lo haré —rebatí yo, pero nadie me escuchó.    —Entonces, dele clases de entrenamiento extra —replicó él.    Ambos continuaron de esta tesitura mientras el resto de los demás observábamos el intercambio como si fuera un partido de ping-pong. Todavía sentía el orgullo herido por lo fácilmente que Alan nos había emboscado, pero se me ocurrió que quizá fuera mi única esperanza de quedarme aquí con camila. Y desde luego, sería mejor quedarme en este culo del mundo que estar lejos de ella. Pude percibir un hilito de esperanza a través de nuestro lazo psíquico.

—¿Y quién va a dedicarle ese tiempo extra? —inquirió Margaret —.
¿Tú?    El alegato de Alan se cortó de forma abrupta.    —Bueno, no era eso lo que yo…   Margaret cruzó los brazos con una expresión de satisfacción.    —Sí. Justo como pensaba.    Alan torció el gesto al ver a las claras que perdía la discusión y se puso a mirarnos alternativamente a camila y a mí. Me pregunté qué era lo que estaba viendo. ¿Dos chicas patéticas que le contemplaban con grandes ojos suplicantes, o más bien dos fugitivas que se habían escapado de una escuela de alta seguridad y que habían despilfarrado la mitad de la herencia de camila? 

  —Sí —repuso Alexa,la capitana de los guardianes de la escuela.
Yo me ocuparé de Lauren --. Le daré sesiones extra aparte de las normales.    —Y entonces, ¿qué? —insistió margaret con voz enfadada—. ¿Se queda sin castigo?    —Encuentre otra manera de reprenderla —contestó Alan—. El número de guardianes ha descendido mucho como para arriesgarse a perder otro. En especial si es una chica.    Lo que había implícito en sus palabras me produjo escalofríos, pues recordé mi afirmación anterior sobre las  «prostitutas de sangre». Muy pocas chicas llegaban a convertirse en guardianas en estos tiempos.    Victor intervino por sorpresa desde su rincón.    —Me inclino a estar de acuerdo con el guardián Alan. Mandar lejos a Lauren  sería una lástima, un desperdicio de talento.    La señora Margaret  se quedó mirando por la ventana. Había oscurecido por completo en el exterior. Teniendo en cuenta el horario nocturno de la Academia, los términos «mañana» y «tarde» se volvían relativos. Por eso, se mantenían tintadas las ventanas, para bloquear el exceso de luz

Cuando se dio la vuelta, camila se enfrentó a sus ojos.    —Por favor, señora Margaret . Deje que Lauren  se quede.    «Oh, camila », pensé. «Ten cuidado». Usar tus poderes con otro vampiro pura sangre  era peligroso, en especial delante de testigos, pero camila  la estaba usando muy poquito y necesitábamos en ese momento toda la ayuda posible. Por fortuna, nadie pareció darse cuenta de lo que estaba sucediendo.    No sé si realmente la coerción empleada supuso diferencia alguna, pero al final, Margaret , suspiró.    —Si la señorita jauregui se queda, las cosas serán así —se giró hacia mí—. Su presencia en la Academia  será estrictamente condicional. Sálgase de la línea marcada una sola vez, y se marchará. Asistirá a todas las clases y entrenamientos requeridos para las novicias de su edad. También se entrenará con la guardiana alexa en cada momento libre de que disponga, antes y después de las clases. Además de eso, queda apartada de todas las actividades de tipo social, excepto la comida, y el resto del tiempo permanecerá en su dormitorio. Si no cumple todo lo estipulado, la enviaremos… fuera.    Se me escapó una risa hosca.    —¿Apartada de todas las actividades sociales? ¿Está intentando mantenernos separadas? —asentí en dirección a camila —. ¿Es que teme que volvamos a escaparnos de nuevo?    —Sólo tomo precauciones. Como estoy segura de que usted recuerda, no ha sido convenientemente castigada por la destrucción de la propiedad escolar. Tiene un montón de cosas que compensar —sus labios delgados se apretaron hasta formar una fina línea recta—. Se le está ofreciendo un trato muy generoso. Le sugiero que no deje que su actitud habitual lo ponga en peligro.    Comencé a decir que no me parecía generoso en absoluto, y
entonces capté la mirada de Alan . Resultaba difícil de interpretar, pero parecía decir que creía en mí. Aunque también podría estar diciendo que era una imbécil por continuar luchando contra Margaret . No lo sabía.    Aparté la mirada de él por segunda vez durante ese encuentro y permanecí con los ojos clavados en el suelo, consciente de camila , que estaba a mi lado y de cómo su propio aliento me animaba a través de nuestra conexión. Al cabo de un buen rato, exhalé el aire y le eché una ojeada a la directora

COLMILLOS SANGRIENTOS (CARMEN)GP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora