Capitulo 3

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No tuve tiempo de hacer algo al respecto, mi madre se abalanzó sobre mí e intentaba morderme como si fuera un animal, sacudía la cabeza de un lado al otro furiosa mientras pegaba alaridos. Su boca ganaba terreno centímetro a centímetro y ya casi podía sentir el dolor de sus dientes masticando mi rostro, traté de hablar con ella intentando hacerle entrar en razón, pero nada parecía funcionar.

Tomando una decisión más drástica estiré mi mano buscando algo con que golpearle, rápidamente di con una maseta que sin pensármelo dos veces le golpeé justo en la cabeza, al sentir el brutal golpe mi madre aflojó las manos y se tambaleó hasta caer a un costado, aproveché esos preciados segundos y aún sin creerme lo que había pasado me puse de pie.

Me alejé un poco sin dejar de verla, ya se estaba poniendo de pie como si nada, aún después del golpe que le había dado. Le abrí una herida en la sien, de donde empezaba a salir un fluido negro, pero ella parecía no notar ni sentir dolor alguno.

— Por Dios mamá, no quiero hacerte más daño — le dije esperanzado de que me entendiera.

De pronto un gemido seco a mis espaldas me obligo a girar, mi hermana que había muerto hacía unos minutos a causa del virus ya se había puesto de pie, tenía el mismo aspecto que el de mi madre, su piel era pálida y los ojos estaban cubiertos por un velo blanco con los cuales me miraba fijamente, sabía lo que iba a pasar, no quería tener que golpearlas así que corrí alejándome de casa sin tener en claro a donde ir.

Mi hermana y madre comenzaron a seguirme a casi la misma velocidad, aunque parecía que se les había olvidado como correr por la forma en que lo hacían.

No era fácil escapar, había mucha gente en el suelo y autos por todos lados. Luego comprendí que no solo mi madre y hermana habían vuelto de la muerte, había más personas en las calles que huían al igual que yo de aquellas cosas.

Corrí lo más que pude sin mirar hacia atrás, había mucha gente que eran alcanzados; les arrancaban pedazos de carne a mordiscos, algunos disparaban, pero las balas parecían no hacerles nada, al ver todo esto sabía que nada bueno me esperaba si me dejaba atrapar por alguno de ellos.

Escuché gritos desgarradores, llantos de niños y el chillar de los neumáticos de algunos autos que en su intento por frenar acababan empotrados en alguna esquina, se oía los alaridos de aquellas personas que habían vuelto de la muerte, gemidos inhumanos y penetrantes que te erizaban la piel.

Todo parecía surrealista, era como una película de terror muy bien hecha con buenos efectos donde parecía ser que la única manera de sobrevivir era ocultarse y mantenerse fuera del alcance de aquellos seres, cosa que no era para nada fácil de hacer.

Pero sabía que todo era real, todo el maldito caos era real.

Una mujer a la que le faltaba un brazo corría detrás de un niño mientras se consumía en llamas, un hombre devoraba a su esposa dentro de su auto, personas tirándose de los edificios con los infectados encima, una chica con el brazo derecho apenas sostenida por unos tirones de carne corría detrás de una mujer embarazada.

Esta vez noté que además de mi madre y hermana varios infectados me perseguían, algunos se desviaban cuando alguna víctima pasaba cerca de ellos, pero había más y más que se sumaban a mi persecución.

Corrí por un callejón despejado, temía que del otro lado hubiera más de esas cosas, para mi poca suerte solo había un par de ellos, pero que al verme no dudaron en seguirme. Algunos corrían de una manera espantosa mientras que otros tenían dificultad para hacerlo.

Por suerte llegué a un potrero grande, una especie de plaza para deportes al aire libre. Estaba por cruzar del otro lado cuando vi a varios grupos de esas cosas reunidos en varios puntos obstaculizándome el paso, por un instante me sentí atrapado, quería correr para cualquier lado, pero esas cosas eran ya un número exagerado.

Apocalipsis Zombie - Brote Z (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora