Me asusté. Todo había sido un mal sueño.
Ella estaba bien.
Estaba sentada a un costado de su cama, intentando no hacer ningún tipo de ruido que pudiera alarmarla. Ya de por sí la había asustado anteriormente, sin querer.
Mi madre se cubrió los oídos mientras se acurrucaba entre las sábanas; mi hermano interrumpió en la habitación, con un vaso de agua y una pastilla. Él traía en su cara una colección de ojeras. Me mantuve inmóvil, siempre viendo como ellos se acompañaban mutuamente en esto.
Ya sabía que había dejado de existir hace una semana. Estoy muerta.
Al principio no lo quise admitir, pero la señora desconocida —y vestida raramente de blanco— me convenció de que había llegado a otra etapa de mi vida. Un lugar feliz, sin que nadie pudiese hacerme daño.
Pero, ¿Cómo ser feliz, cuando mis personas mas queridas están sufriendo?
En estos momentos quisiera abrazar a Gimena, ella estaba allí, siendo contenida por Elías mientras yo buscaba irónicamente mi reflejo en el espejo. Aún no tenía idea de cómo soy físicamente, y menos ahora. Simplemente me veo como una nube blanca; a veces, también visualizo en mí cicatrices.
Mi madre logra calmarse y vuelve a dormir. Elias la mira un buen rato y luego se asoma al balcón, con un cigarrillo en la mano. Hasta donde yo sé, a él nunca le gustó fumar. Siempre me decía que era un asco, y que lo único que hacía era acortarte la vida.
Quisiera poder decirle lo mismo ahora.
Camino sigilosamente hacia él, y cuando se distrae con la luz de la noche logro apagar el fuego y robo su encendedor. Esta noche no vas a fumar.
Me tiro del balcón y caigo en el césped sin hacerme ningún tipo de daño. Divagare las calles hasta que el sol se asome y tenga que regresar arriba, como siempre.
Veo la casa de Eugenia y de mi Peter; hace unas tres noches no vengo a visitarlos, simplemente porque me da pena ver como están arruinando su vida por mi culpa. Me hace mal, y para colmo no puedo hacer nada para arreglarlo.
Entro a su casa, lo primero que visualizo es a Eugenia. Parece estar igual que hace unos días.
Su padre le hace caricias en el pelo y su cara; ella está acostada sobre el sofá, durmiendo. Se vé tan tranquila, aunque su rostro muestre tristeza, miedo, desesperación.
Sé que tiene una gran familia, y tanto Euge como Peter van a salir adelante. Al menos, eso espero.
Me aproximo hacia la escalera y subo hasta su habitación. Solo se escucha el silencio, aunque mi voz interna me diga que por dentro nada estaba bien.
Abro la puerta y allí, está él. Con los ojos bien abiertos, recostado. Lo próximo que ví fue una pequeña bola de cristal volando directamente a mi rostro, al menos, si mis ojos seguían estando donde cualquier persona lo tiene, supongo que voló ahí.
— Déjame en paz, maldito demonio.
Eso me dolió.
Él se levanta, sus ojos están rojos. Muy rojos.
Me meto en la habitación, antes que un Peter malhumorado me cierre la puerta de un portazo. Tal y como lo hizo.
Ví un labial cerca del espejo. Obviamente, cosas de Eugenia. El objeto estaba sucio y con algunos pelos de perro.
Tal vez nunca más lo use.
Lo tomé, y creo que eso aumentó la furia de mi novio, ex novio, amigo, lo que fuese.
—Sé que no estoy loco, sólo eres una maldita bestia que me está molestando. ¡Vete!
Ignoré sus palabras. Me acerqué al espejo. Él miraba estupefacto, estaba como en shock, mirando como el labial se suspendía en el aire por sí solo. Apoyé eso en el espejo y escribí: no soy un demonio.
Tomó su cabeza, por un momento pensé que iba a gritar. Pero no lo hizo.
—¿Qué quieres de mí?¿Quién eres?
Me conoces muy bien. Si mal no recuerdo, antes de irme de tu vida —si es que me fuí realmente— te dije que había encontrado la felicidad en tí, ¿Recuerdas?
Una pequeña sonrisa se encendió en su rostro, me creyó.
— Mi amor... —murmuró— ¿Estás aquí, ahora?
Sí, estoy acá. Y para siempre.
¿Fin?
Bueeeeno, aca estoy, aca estamos. Terminando por tercera vez una etapa maravillosa. Como siempre (ya sé, soy re pesada) gracias a ustedes por apoyarme, animarme, soportarme y más que nada por esperarme todo este tiempo, sinceramente tenía pensado que la novela terminaría en agosto; sin embargo, es pleno octubre y todavia hay gente que mantiene la espera. Bueno, al fin terminamos. Gracias por todo, los amo.
Quisiera hacer un anuncio muy importante, y es que no voy a seguir escribiendo en esta cuenta, tampoco creo volver a hacer otra novela Laliter, porque hasta ahora las historias que creé fueron los primeros pasos y estoy decidida a abrirme más al mundo de los libros, con más personajes, distintos famosos, historias con otro nivel. Nunca voy a dejar de ser Laliter, eso téngalo por verdadero. En cuanto a las historia ''Ayudame'', dije que haría un segundo libro, pero eso queda totalmente cancelado. Quizás escriba alguna especie de explicación, pero no prometo nada.
De ahora en más, mis historias las subiré en mi cuenta personal, @SanchezJuli.
Gracias a ustedes por hacer y ser de estos tres últimos años una de las mejores cosas de mi vida. Los espero felizmente en mi nueva etapa. Los amo.
¿Que les pareció la novelaaaaa?
Cuídense. Hasta pronto :)
Juli.
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Quiero Ser Feliz
Fanfic-Yo pedí un deseo muy importante en mi cumpleaños número diecisiete -susurró en su oído, él la apretaba tan fuerte pero tan delicadamente a la vez. No podían amarse más. -Ah, ¿sí? ¿Y que pediste? -preguntó con curiosidad, dejando un tierno beso en...