Sé que les debo algunas explicaciones, sobre todo esas que empiezan con T y terminan en AEMIN. Yo, a propósito no he querido tocar ese tema pero, considerando que hace unos minutos lo vi en la tienda comprando un delantal nuevo, no puedo negar la realidad. Taemin era el encargado de la enfermería del que Sunny me había hablado, él trabajaba en el colegio del cual yo era benefactor y en el que mi hijo iniciaría sus clases en un par de horas más.
Primero; yo no influí en nada en la gente que trabaja ahí, porque son las mismas personas del hogar gubernamental y como le confié la directiva a Sunny, sé que ella contrató a gente calificada para el trabajo con niños. Y bueno, Taemin, era buen enfermero y con los niños, si le dio trabajo, tenía motivos de sobra.
Segundo; yo, no quería irme del antiguo edificio porque, permanecer ahí, significaba también permanecer cerca de Taemin. Esa noche, después de que fui a ver al hombrecito al hogar luego de la audiencia final y volví al departamento, me sentí extraño. Solo. Había permanecido años soltero, solo buscando amoríos por aquí y por allá, sexo para aplacar las ganas fisiológica pero siempre, cuando estaba en casa, me sentía en mi espacio. Era mi lugar, donde no había nadie que me exigiese más de lo que yo estaba dispuesto a entregar; ni compromisos, ni citas, nada.
Hasta que apareció él, MinGuk. Fue él quien marcó la primera diferencia, fue él quien instaló su presencia sin preguntarme nada y permaneció ahí; con sus llantos, sus risas de niño, su mirada dulce y sabiendo que yo, estaría ahí para él. Y luego Taemin, a quien siempre yo vi como un entrometido por buscar mi consideración aunque fuese por convivencia entre vecinos, pero estaba ahí, era real, tangible, su presencia significó más cosas que las que yo estaba dispuesto a que significasen.
Al final de todo, MinGuk y Taemin se parecían demasiado; ambos cayeron como un meteorito, colisionando en la vida que yo hasta ese entonces, consideraba perfecta y tranquila. Ambos metiéndose dentro, haciendo sus trucos para traspasar mi piel y llegar a ese espacio inhabitado e inexplorado: mi corazón. Fueron un cataclismo, un terremoto grado diez en mi sistema, una tormenta de emociones y cosas que no supe que existían, hasta que las viví a causa de ellos. Ambos fueron, ese cambio que necesitaba, ese giro que me hizo notar que, las cosas que tenía, no valían nada. Pensé que era millonario pero estaba completamente equivocado, MinGuk ha sido la mejor y más valiosa riqueza que había tenido pero también, la había dejado a ir, a una parte de esa riqueza; a Taemin.
Desde que llegué del centro comercial, no he podido dormir; estoy aquí, en el balcón de la sala, bebiendo después de demasiado tiempo y solo porque no consigo sacar de mi cabeza sus ojos, su sonrisa y su aroma cuando estuvimos tan cerca. Taemin, Taemin, Taemin. Yo que te había mantenido oculto en el calabozo de mis más oscuras vivencias, esas cosas que no quería sacar a la luz porque yo ahora era una persona nueva pero, que siguen ahí; recordándote lo que has hecho, lo que has vivido para que no vuelvas a caer en ese abismo.
¿Qué voy a hacer ahora? ¿Cómo le voy a enfrentar mañana si lo veo en el preescolar? ¿Nos saludaremos? ¿MinGuk, lo reconocerá? ¡Oh, MinGuk! Mi corazón dolió y fruncí el ceño molesto; entre Koi y Taemin, estaba seguro que terminaría cambiándome por ellos; por su nueva aventura en el preescolar con amiguitos nuevos y yo me iba a terminar quedando solo en esta casa tan grande. Joder, eso se sentía horrible.
Quizás, quizás no debería llevarlo al preescolar. Sí, esa era buena idea, después de todo en casa nada le ha hecho falta para su educación, la Srta Jimin accedería a volver a enseñarle acá y con Koi tendría la socialización que según Suuny, Jonghyun, Kibum y la Sra Park, le hacía falta.
Mierda, ¿A quién engaño?
Bufé, mirando a lo lejos cómo en el horizonte, se asomaban tímidos los primeros rayos de sol; el anuncio final de que me restaban horas para iniciar una nueva etapa del hombrecito. Entré en la casa y fui a su cuarto, él todavía dormía con su chupete y abrazado a un tuto, a sus pies el cachorro me miró perezoso. Con cuidado me metí en su pequeña camita y le abracé; mi hijo, tan grande que estaba. Cerré los ojos, sintiendo el calor de su cuerpo de bebé a mi lado y me dormí.
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[ La Herencia ]
Humor•2Min• MinHo vive para sí mismo y a parte de él, nadie le importa lo suficiente como para dedicarle su tiempo y atención. Yuri le ha dejado lo más valioso que tiene y él, no puede negarse a aceptarlo. No cuando él es abogado y sabe lo que una herenc...