Capítulo 15: ¿Relación, que relación?

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—Y tú, Giselle Rodríguez, ¿podrías decirnos algo acerca de tu relación con Zayn? —dijo la entrevistadora.

¿Giselle Rodríguez? ¿Cómo sabía mi apellido? ¿Relación? ¿Qué relación? Tierra, trágame. La cámara me enfocó directamente. En ese preciso momento apareció una furgoneta negra con cristales tintados al lado de la pasarela, y toda la atención de los medios de comunicación se centró en los chicos. Eleanor me agarró del brazo y fuimos hacia ellos, seguidas por Paul.

Las ilusioners empezaron a gritar y a llorar de la emoción por verlos tan cerca.

—Ya iba siendo hora. ¿Dónde estabais? —les regañó Paul.

Nos dieron un par de besosy a él, la mano, ignorando su mini bronca. Iban todos súper guapos, con traje,corbata y el pelo bien peinado con gomina. Se acercaron a los fans. Se sacaronfotos con algunos afortunados y firmaron muchos autógrafos. 

Las chicas eran las más felices del mundo. Yo sonreí. Hasta hacía unos días, yo también era así: deseaba tener a mis ídolos delante, aunque solo fueran unos segundos. Ya no eran mis ídolos, eran mis grandes amigos.

Zayn me hizo un gesto para que me agarrara a su brazo y eso hice. Cuando ya íbamos a entrar, un cámara nos hizo una última foto juntos. Fuimos con ellos al camerino y les deseamos muchísima suerte.

—¡Cinco minutos para salir! —anunció alguien.

Ya era su hora. Elo besó a su novio. Cuando ya nos íbamos a ir para fuera, alguien me agarró del brazo. Era él. Antes de que me dejara girarme hacia él, me apartó el pelo de la oreja y me dijo:

—Mil gracias por estar aquí. Por cierto, estás guapísima.

Le di un fuerte beso en la mejilla y salimos hacia la zona del público. Había muchísima gente, era un sitio enorme. Por segunda vez en mi vida, estaba en primera fila, pero esta vez algo había cambiado. Tenía mariposas en el estómago, como si fuera la primera vez que los oía cantar. Miré a mi alrededor: estaba sentada al lado de Eleanor, en una zona reservada de la primera fila.

En definitiva, iba a vivir este concierto de forma diferente al otro. Estaba feliz.

Miré detrás de nosotras. Había un conjunto de unas diez niñas con una pancarta cogida, era enorme. En ella ponía: «Por todas esas muchas personas a las que les encantaría estar aquí y no pueden. Vosotros hacéis que venir aquí valga la pena». En ella había un montón de nombres, los cuales no descifraba para leer, firmas y, cómo no, la fecha: «tres de junio».

Las luces se apagaron y solo quedó una encendida. De allí salieron los chicos saludando y empezaron a cantar mientras bailaban. Yo iba a poner el móvil en silencio para que no me molestara, pero vi que estaba apagado por la batería baja. No me importó, lo guardé en el bolso, agarré a Eleanor de la mano y nos pusimos a bailar. La primera parte se me hizo corta. Empezaron a cantar en la segunda de una manera diferente a como lo solían hacer siempre, escondidos por el público. Cantaban Little Things, una de mis preferidas.

Zayn apareció de repente a mi lado y se puso a cantarme el estribillo al oído, como si solo yo pudiera oírlo a través del micrófono. ¿Cómo podía ser tan especial? ¿Cómo podía quererle tanto?

Louis, Liam y Niall dejaron cantar a unas fans con ellos. Estaban súper emocionadas, fue precioso.


El concierto terminó sobre las nueve y media. Estaba bastante cansada y destemplada, así que agradecí el calorcito que había en la casa. Subí rápidamente a mi habitación a coger el cargador del móvil para encenderlo, tenía un mal presentimiento. Tal cual lo encendí, me llegaron tres mensajes atrasados. Basta que tenga el móvil sin batería para que a todo el mundo le diese por querer saber algo de mí.

El primero que abrí era una llamada perdida, no miré ni de quién era porque, de repente, vi otra llamada perdida de mi madre. ¿Por qué me llamaba mi madre? Eso me preocupaba. Abrí lo tercero que tenía, era un WhatsApp de Daniela: «Tía, ¡problemón! La guarra de Física cambió el examen global para pasado mañana. Dice que no te lo cambia porque no tienes ninguna justificación. ¿Qué hacemos? Yo creo que se huele algo».

¿Sabéis la típica profesora amargada que intenta hacerte la vida imposible como sea y sin sentido ninguno? Yo me portaba bien en su clase e intentaba hacerlo todo siempre bien y, aun así, siempre estaba igual. Era esa típica profesora que odiaba al mundo, a todos sus alumnos les intentaba joder la vida. Pues esta vez me había tocado a mí. ¡Genial!

Me alejé de la cocina y llamé a Dani por teléfono.

—¿Pero esa tía es tonta o se dio un golpe de pequeña? ¿No se suponía que lo hacía la semana que viene? —dije enfadada.

—¡Sí! Si ya teníamos la fecha y todo, pero de repente lo cambió. Dice que quien no lo haga le queda Física pendiente, tía.

Yo maldije a esa mujer con todas mis ganas. Tenía los ojos muy cristalinos, notaba mucha rabia dentro. Me estaba intentando hacer la vida imposible esa estúpida y, por desgracia, lo acababa de conseguir.

Los chicos, al verme de esa manera, se acercaron a mí.

Vuelve, quédate aquí. © EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora