La Maldición del Furia Nocturna

¿Muerte o Exilio?

Capítulo 12 

-¡¡ASTRID!! –Escuche su voz con total claridad.

Abrí mis ojos dudosa. No quería saber que había pasado, pero tuve que hacerlo. Al abrir mis ojos, no pude creer lo que veía. Hipo se encontraba frente a mí y había detenido la espada con sus manos.

-¿H-hipo? –Pregunte sin creérmelo.

El Nadder se encontraba detrás de él sin hacer ningún movimiento. Alrededor todo era silencio.

-¿¿¡¡Pero que estabas haciendo!!?? –Exclamo cambiando su gesto de preocupación por uno de enojo.

Los murmullos comenzaron y se silenciaron poco después. El incómodo silencio fue perturbado por la potente voz del jefe.

-¡¡¡TÚ!!! –Exclamo con asombro sin dejar de señalar a Hipo.

Su voz titubeaba y su mano no dejaba de moverse por los nervios.

-Hay que irnos de aquí. –Dijo Hipo en un susurro arrojando lejos la espada.

-¡¡No te vayas!! –Suplico el jefe.

-Demasiado tarde. –Musito Hipo tomándome fuertemente y sacándome de la arena.

Recordaba perfectamente cómo se sentía volar con Hipo. Normalmente me tomaba de ambas manos con fuerza pero sin lastimarme, o en pocas ocasiones, me tomaba de la cintura y yo me veía obligada a abrazarle para no caerme. Pero esta vez, me tomo de los brazos con sus manos y me sostenía con tanta fuerza que sentía que se me caería el brazo.

-¡H-hipo... me estas lastimando! –Exclame pero él no me hizo caso.

Conocía esa zona del bosque, estábamos dirigiéndonos hacía el claro. Pronto, me soltó y tuve que sujetarme rápidamente de la rama de un árbol. Estaba tan alto, en la copa del árbol. Hipo se posó en una rama un poco más alta y me miro colérico.

-¡¡HICISTE UNA PROMESA!! –Exclamo mostrando las letras algo borrosas en la corteza del árbol.