El quince de octubre, Yong Guk lo despertó cayendo sobre el colchón y sobre él, tenía esa sonrisa que dejaba ver más sus encías que sus dientes y trataba de arrancarle las sábanas. Jun Hong luchó hasta quedar con la cabeza debajo de la almohada y sus piernas pateando el cuerpo del mayor para lanzarlo de su cama. Pero ya no tenía sábanas y se le había quitado el sueño también. Se incorporó y vio a Yong Guk tratando de quitarse la tela de su sábana de encima, porque de alguna manera se había enredado; en cambio, él solo sonrió y golpeó juguetonamente a su hyung, porque Yong Guk había insistido en que lo llamase así.
—Feliz cumpleaños, Jun Hong. —Dijo Yong Guk cuando pudo liberarse de las sábanas y pasó ambos brazos por su cuerpo y lo abrazó. Jun Hong le correspondió torpemente, la última persona a la que había abrazado, había sido Moon Jong Up.
—Gracias, hyung... Voy al baño.
Yong Guk no puso objeción y él solo tuvo la necesidad de escaparse de allí antes de pensar cualquier tontería, no quería encariñarse con su hermanastro, pero él se lo hacía tan difícil...El baño estaba en la planta de abajo, así que bajó en silencio como solía acostumbrar; todas las mañanas Hye Jin desayuna con su padre y Yong Guk, como toda una familia; él, en cambio, se iba muy temprano o muy tarde, evitando tener que compartir la mesa con su padre. Pero quizá ese día fuese diferente, era su cumpleaños; se llevaba bien con su hermanastro y su madrastra... quizá también pudiese llevarse bien con su padre, tener la relación de padres e hijos que todos deberían tener.
Cuando abandonó la escalera y estaba a pocos pasos de la cocina y el baño, se quedó quieto cuando escuchó su nombre con el tono de su padre, extrañamente relajado para estar hablando de él.
—¿Tanta lástima sientes por Jun Hong? ¿Para qué salir con él? Que solo vaya a la escuela, o haga lo que quiera. Es un inútil.
—No hay que sentir lástima de un niño sin amor, solo hay que amarlo. Y tampoco es un inútil, ¿qué sabes de tu hijo? ¿Acaso sabes cómo le va en la escuela? —La voz de Hye Jin sonaba cansada mientras movía los platos, como si hubiese dicho lo mismo una centena de veces.
—Es un marica incapaz de aprobar matemática... Gracias. —La voz de su padre era calmada, como si estuviese hablando de cualquier cosa menos su hijo, le llegó el olor del café y eso le revolvió el estómago.
—No importa si le gustan los hombres o las mujeres, Jun Hong no es ningún marica. Vas a volverlo así si permites que esos hijos de perra sigan pegándole.
Jun Hong no quiso escuchar más, recorrió el metro y medio en tres zancadas largas con sus largas piernas y se metió al baño, pasando la llave y dejando escapar un suspiro; le encantaba su propio mundo insonoro. No, no podría comer con su padre, él pensaba que era débil o marica, o las dos cosas juntas. Y la verdad era que nadie le había parecido atractivo desde hacía cuatro años; muchas chicas suspiraban por Yong Guk y decían que tenía un cuerpo maravilloso cuando lo espiaban en la clase de Educación Física, pero él solo veía labios gruesos, ojos pequeños y sonrisas llenas de encías. A su vista, su hyung no pasaría ni por agraciado, solo era feo.
Así era con todos; Him Chan era el tipo más popular del curso, pero su cara tan pálida y los ojos negros tan grandes le daban más miedo que la ternura que los demás sentían por él. Dae Hyun y Young Jae eran también de labios y ojos grandes, ambos de voz bonita y buenos modales, pero eso jamás de los jamases le sería atractivo; además, ambos se gustaban más entre ellos que con el resto del mundo. Jun Hong recordaba cuando había entrado a las duchas de la escuela porque se le habían quedado los audífonos y vio a Dae Hyun besando salvajemente a Young Jae contra los casilleros, y trató de salir lo más silentemente que pudo, pero se tropezó y lo habían visto. Después de eso, el rumor de Young Jae y las palizas de Dae Hyun estuvieron justificados. Tenían miedo, pero él no podía perdonarlos.
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all isn't lost; banglo;
FanfictionJun Hong ha vivido una vida de desgracia permanente, siendo la constante víctima cuando no tiene la culpa. Su padre lo odia, su único amigo lo desprecia; es el juguete favorito para molestar de los bravucones. No es un chico de buena suerte, no es i...