—Puedes estarte quieta.
—Apúrate que acaban de poner los panes en la mesa.
—¿No hay otra cosa que te interese más que la comida?
Mi tía me pintaba el rostro con tinte rojo, una línea en el mentón que simboliza la "obediencia", una en cada mejilla que representa la fidelidad y otra sobre la frente que significa virginidad.
—Ahora si puedes ir a conocer a tu futuro marido.
Nos encontrábamos en la plaza central, decenas de niñas vestidas de blanco como yo estaban allí conversando con sus ahora "parejas".
—Taína.
Me llamó mi tío, a su lado estaba un joven moreno y alto, un poco fornido, su cabello era castaño extremadamente liso y le llegaba hasta las orejas. Mi tía me empujo hacia adelante... Vieja estúpida.
—Conoce a Kobe de Milte, tu futuro esposo.
Ambos nos miramos, era muy alto, yo solo medía un metro con cincuenta y seis, el era como de uno ochenta. Algo en su pecho llamó mi atención, llevaba colgado un collar con una placa y en esta se veía tallado la huella de un tigre.
—Un guerrero de Milte.
Dije, Kobe bajó la mirada un poco apenado y tocó su placa.
—Taína.
Susurró mi tío.
—¿Que? Si me voy a casar con él lo tengo que saber ¡Por favor! Ahora con permiso, llegaron las tortas y no me las pienso perder.
Y no solo habían llegado las tortas, también el arroz y los dulces. Tomé un plato y comencé a juntar todo mientras metía a mi boca galletas y ensalada.
—¡Taína! ¡Que suerte tienes!
Subí la mirada y vi a una de las chicas de la tribu, no recuerdo su nombre, pero se que es hija de un artesano.
—¿Ah? ¿Po qué?
Balbucee con la boca llena de comida, gracias a eso un pedazo de galleta cayó a la mesa, yo la recogí y la volví a meter a mi boca. Ella me miro con asco ¿Que pretendía? ¿Que dejaría perder mis dulces?
—Pues, te emparejaron con un guerrero, eso significa que tu futuro esta seguro, además es muy apuesto ¿Como se llama?
Yo tragué.
—¿Me pasas la salsa?
Ella me dio una cazuela con salsa de ajos.
—No es tu problema.
Y sonreí... Solo por un breve instante.
—Kobe de Milte, a tu servicio para cualquier cosa.
Tras de mí estaba el, solo lo conocía de hace cinco minutos y ya lo odiaba. La babosa abrió la boca sorprendida, yo tomé un trozo de pan y lo metí en su jeta.
—Para que vayas con bien compañera.
—¿Porque eres así?
Manifestó Kobe.
—Acaba de arruinar mi momento romántico con la comida.
—Pero fue muy descortés de tu parte, deberías disculparte.
—El hecho de que te hayan emparejado conmigo no te hace dueño de mi, así que mueve tu nalgas de guerrero lejos de mi vista.
¿Acaso mi tío solo sabía buscar pretendientes en Milte? Este chico era un majadero sin duda. Me arrincone a ver como las demás bailaban con sus parejas, miré el cielo y sentí una punzada de nostalgia ¿Hubiese sido mi destino diferente si mis padres estuvieran vivos? Seguro no comería de las sobras de mis tíos y emparejarme tendría un mejor gusto. Un sin número de constelaciones titilaban en la atmósfera, de pronto vi pasar una estrella fugaz, cerré los ojos y pedí un deseo.
"Que se acabe esta farsa rápido, que se acabe esta farsa rápido"
Suspire y volví a mirar el cielo, la estrella no se había ido, cada vez se hacia mas grande. Tarde unos segundos en entender que se dirigía a mi.
Corrí a la izquierda, escuché un estallido y me vi rodando en el suelo. Demoré en restablecer mis sentidos, todo lo veía doble y borroso, solo oía gente gritar. Me levanté y vi que casi todo estaba destruido.
—¡¡Minea!!
Grité con fuerza pero no logré verla por ningún lado.
—¡ASIDAS! ¡HUYAN! ¡ASIDAS!
Escuchaba el clamor de las personas en todas las direcciones, vi hombres blancos sobre gigantes aves carroñeras. La mayoría intentaba luchar con sus signos, pero los Asidas usaban magia muy poderosa ¿Que buscaban esos zamuros en esta tierra? Sentí que jalaron de mi brazo.
—¡Huyan! ¡Mujeres y niños a los botes!
Como pude me safé, no pretendía irme sin Minea, los gemelos y Azkenha, mi tía podía quedarse un rato más.
Corrí en su búsqueda mientras pronunciaba sus nombres como oración ferviente. Llegué a nuestra casa y pasé frente al gallinero donde escuche unos lamentos.
—¿Y dime? ¿Dónde está el libro?
Yo me agaché y logre mirar por un pequeño agujero, mi tía yacía en el suelo empapada de sudor mientras un asida le sonreía malévolamente mostrándole su mano luminosa y peligrosa.
—Yo... No se de lo que me hablas.
—¡Oh Akania! Tu sabes que si, el libro está en esta casa, ven y búscame el Abeje y llevaremos la fiesta en paz.
—No se de que me hablas.
La voz de mi tía era temblorosa ¿Como ese tipo se sabía su nombre? ¿Y como sabían que ese libro estaba en casa?
—Me parece que alguien morirá hoy— Mi tía soltó un chirrido— Shhhh terminarás peor que tu hermana.
Mi tía abrió los ojos y yo también ¿Conocía a mi madre?
—¿Dónde está mi hermana?
—Esta con nosotros, tranquila, solo dame el libro y luego veremos.
¡Mama esta viva! Mi corazón se alegró, solo tengo que darle el libro a esta gente a cambio de ella. La emoción fue tanta que al intentar levantarme perdí el equilibrio y caí sobre una gallina.
—¿Que fue ese ruido?
Yo me levanté con presteza y corrí hasta el interior de la casa, sentí que me seguían, subí la escalera y fui hasta mi cuarto, allí tomé el libro y lo abracé, cuando me acerque a la puerta estaba allí.
—Eh... Eh ¿A dónde vas?
—Eso no es tu problema.
—¿Agalluda?— El rió— ¿Qué tal si me das el libro?
—¡Tu dame a mi madre!
—Pero mira lo que tenemos aquí, la hija de Ahitana ¿Ya tienes diecisiete verdad? ¿Por qué no asumes tu rol de adulta y me devuelves el libro?
—Ya te lo dije, llévame con mi madre y me la devuelves y yo te doy tu libro.
—Esta bien, pero primero dame el libro.
—No soy estúpida.
El Asida sonrió de medio lado e iluminó la palma de su mano apuntando en mi dirección. Yo di un mal paso y caí al suelo aun abrazando el libro.
—Mala decisión.
Cerré lo ojos esperando mi muerte.
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Taína: El misterio de la luz.
FantasíaEn una era post apocalíptica, donde todos los seres humanos se han reconciliado con su naturaleza, las adolescentes son obligadas a casarse. Taína de Ener se rehúsa a ser emparejada con Kobe, un joven de la tribu de Milte. La noche de su emparejamie...