Abeje.

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Escuché un estruendo y permanecí inmóvil.

—¿Taína?

Reconocí la voz de Kobe.

—¿Estamos muertos?

—No, puedes abrir los ojos.

Obedecí, vi el cuerpo vacío de aquel Asida en medio de mi habitación. Kobe llevaba en su mano derecha una daga y con la izquierda ayudó a levantarme.

—Todo está bien, ya se han ido.

—Tienen a mi madre.

—Debemos huir de aquí, vendrás conmigo a Milte.

—¡Te dije que tienen a mi madre!

—Yo le puedo decir a los guerreros para ir a buscarla, tú tienes que estar en un sitio a salvo...

—¡Iré yo!— Interrumpí—¡Es mi mamá! ¡Y ellos la tienen! ¡Iré a Asida y les diré que me den a mi madre a cambio de este libro que no se que es!

—Asida queda a semanas de aquí y en la primavera es nuestra boda.

—¿No te has dado cuenta que yo no me quiero casar?

—Si, pero es la tradición y tienes que darme hijos.

Yo lo miré y reí como loca ¿Que le pasaba a este subnormal?

—No seas iluso.

Dije.

—Es lo que tiene que pasar.

Sin mediar le pegue en la cara con el libro tan fuerte que terminó halando las cortinas para mantenerse de pie.

—Esto es lo mínimo que tendrás si intentas tocarme, así que búscate a otra pareja porque yo me iré a Asida.

—¿Y si la encuentras que? ¿Si la encuentras y la traes de regreso que? ¿Cambiará algo? Igual tendrás que casarte.

Era cierto lo que él decía pero yo no pensaba desistir.

—¿Que pretendes Kobe de Milte?

—Iré contigo, necesitas protección y un guía, prometo que te ayudaré a encontrar a tu madre si tu me prometes que al regresar te casarás conmigo

Es cierto lo que él dice, si regreso igual tengo que casarme. Acaba de salvarme la vida, es un guerrero y puede ayudarme, en el camino puedo demostrar lo mala esposa que llegaré a ser e incluso de vuelta puedo ingeniármelas y fugarme con mi madre y ser feliz por primera vez en diecisiete años.

—Esta bien, trato hecho.

—Saldremos en un rato, le diré a tus tíos que te llevaré a Milte así que cámbiate.

El gesto de Kobe era de hastío, sabía que lo había exasperado pero no podía buscar un punto medio entre nuestros objetivos. Él se retiró y yo me cambie el atuendo por un vestido marrón que llegaba mucho más arriba de mis rodillas. Tomé una bolsa y metí algunas cosas necesarias, el libro y mi signo que al parecer estaba descompuesto.

Salí de la casa para divisar el paisaje triste de la aldea destruida, muchas madres lloraban la pérdida de sus hijos, algunos se despedían de sus familias. Pude oír un gallo cantar a lo lejos, eran las tres de la mañana.

Vi a Minea y mi corazón se llenó de alegría, corrí y la abrace.

—¡Estaba preocupada! No quise subir al bote sin ti, te fui a buscar...

—Tranquila, estoy bien, estábamos en el sótano.

Yo hice un gesto de asombro.

—¿Tenemos sótano?

—¡Si!- Luego miró a los gemelos— Estos pequeños tienen mucho que explicarme.

—Taína— Me dijo Kobe— Es hora de irnos.

—¿Por que no se van con nosotros?

Dijo Minea. Kobe y yo nos miramos balbuceando respuestas.

—Es que yo...

—Nosotros...

—Eh...

—Nos están esperando— Finalizó por fin Kobe.

Yo volví a abrazar a Minea.

—Te amo— Le dije.

—Yo tambien, nos vemos en Milte dentro de unas horas.

Sentí una punzada en el pecho, me agaché y abracé a los gemelos.

—Los amo, no vuelvan a construir sótanos sin permiso ¿Ok?

Hice el mismo gesto con Azkenha quien pareció estar un poco extrañado.

—Me abrazas como si no me fueras a volver a ver.

Escuche a Kobe toser.

—Es que estaba muy preocupada...

Dije por fin, para luego despedirme. Caminamos en dirección al lago y cuando perdimos de vista la aldea subí la colina que daba al bosque.

—¿A dónde vas? Podemos tomar un bote.

—Los Asida saben que estamos tomando botes, además montan sobre carroñeros y en él vuelan el aire, esta ruta es más larga pero segura.

—¿Al parecer sabes mucho sobre esto?— Dijo mientras me seguía— Las estrategias y esas cosas, no eres igual al resto.

—Mi padre fue un guerrero de Milte, así como tú— Él aceleró el paso hasta quedar a mi lado— Cuando yo tenía apenas un año se fue a una misión de la que no regresó, desde ese momento mamá me contaba historias de sus hazañas y viajes.

—¿Y ella? ¿Cómo desapareció?

Parecía un poco apenado por la pregunta.

—Ella fue a buscarlo.. Y no volvió. Yo tenía cinco años.

Él se encogió de hombros. Al cabo de unos segundos me pude fijar en que sus ojos estaban puestos sobre el Abeje que sobresalía de mi bolsa.

—¿Que miras?

Pregunté.

—¿Sabes de qué es ese libro?

—No tengo la menor idea.

—¿Y piensas entregarlo así como así?

—Si, no veo problema alguno...

El bufó.

—Creí que eras inteligente.

Yo me detuve y lo señalé con mi dedo índice.

—¡Comienza respetando!

—¡No he dicho nada malo! ¡Al contrario! Si ese libro lo buscan los Asidas es porque se trata de algo importante, no sabes si a cambio de la vida de tu madre estarías entregando la vida de la humanidad.

Tenía razón, el guerrerito tenía razón.

—¿Qué propones?— Dije de brazos cruzados.

—Que desviemos la ruta, conozco un sabio que vive en medio del bosque, a dos días de aquí, el nos puede dar la respuesta.

—Estás retrasando el camino.

Ante cualquier misión la excelencia, obediencia, rectitud y prudencia. Ese es el lema de los guerreros de Milte.

Sin duda este viaje sería muy pesado y más con este memo morigerado de guardaespaldas. 

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2016 ⏰

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Taína: El misterio de la luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora