01. ¿DÓNDE ESTÁS AHORA?

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El pantalón del traje se ajusta perfectamente alrededor de sus tonificadas piernas.

Lu Han lleva bajo la chaqueta una camisa blanca con corbatín. Los zapatos a cordones de cuero reluciente le dan unos cuántos centímetros más de altura gracias a la plataforma del talón. Usando sólo blanco y negro, luce todo el esplendor del estilo monocromático retro de las décadas '30, '40, '50.

A las 8:30 pm, las farolas de la avenida están encendidas con unos cuántos tipos fumando tabaco por fuera del edificio. Lu Han se revuelve su oscuro cabello comprobándose la apariencia frente a un vidrial de la galería.

Las mejillas de Minseok duelen por tanto sonreír.

Sin ser demasiado hábil en sociabilizar, lleva un traje apretado en los muslos y demasiado suelto en los hombros. Lo arrendó barato, en una tienda del barrio, arrepintiéndose sobre mejor vestir como quien realmente era y no cómo intentaba aparentar.

Queriendo estar presentable para su gran día, ha estrechado un montón de manos.

Con el cambio del milenio, la mayoría del arte estaba inspirado en aliens, vida extraterrestre o en el fin del mundo. Lo de Minseok era diferente, más personal.

Un periodista treintón, de una revista local, tachó sus obras como algo 'sentimental' y 'profundo'. Tendría un pie de página a mitad del boletín, más de lo que un novato podría anhelar.

La sonrisa de Minseok se desvanece, sin embargo, cuando lo ve llegar.

A él, al guapo loco pelinegro que lo acorraló a mitad de la calle el día anterior.

Traga profundo, en el momento del brindis, sosteniendo la copa con champaña entre temblorosos dedos; Son miradas. Nada más que fugaces miradas, de aquí para allá, como estelas rocosas de estrellas caídas evaporándose bajo el calor del sol.

Son parpadeos, y respiros, y miradas.

Aquel desconcertante tipo curva las comisuras de sus finos labios hacia arriba en una coqueta sonrisa cuando ambos pares de pupilas vuelven a encontrarse entre el gentío.

Minseok, incordiado, desvía la vista.

-Estás muy guapo. -De la nada, Lu Han aparece por atrás susurrándole sobre un oído.

-¿Disculpa?

-Estás muy guapo. -Repite, con total convicción.

Hay personas alrededor de ambos, reflejos del cristal, bandejas plateadas, muchas voces murmurando.

Lu Han no puede apartar sus ojos sobre Minseok.

-Eres muy guapo. -Se corrige, cuando existía una gran diferencia entre serlo y estarlo.

El chico, sin poderlo evitar, se sonroja.

Huye lejos.

-¿Por qué arrancas de mí? -Lu Han lo persigue.

-¿Eres un acosador? -Minseok suena lo suficientemente irritado cuando el extraño no parecía conocer sobre límites personales acercándose demasiado, demasiado a su rostro. -¡D-Deja de observarme los labios!

Era sofocante, bochornoso, angustiante.

El tipo se limita a sonreír, ofreciendo su mano derecha;

-Soy Lu Han.

Aquellos ojos dorados aturden demasiado al pintor.

Espeluznante fue el simple hecho del día anterior, cuando lo tomó de los hombros, dándolo vuelta, interrogándolo prácticamente a gritos sobre el afiche de publicidad. Luego se le quedó viendo como si fuese un fantasma, despegándole el cartel que tanto le costó por su altura poner en lo alto de los postes de luz. ¿Cómo podría no reconocerlo? Minseok pensó en él toda la noche. Y ahora llegaba, y le hablaba así sin más, como si fuesen íntimos de toda la vida.

REINICIO [XiuHan/LuMin] FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora