Amor Prohibido

Capítulo 10

ERICK

Estaba por el pasillo, buscando la habitación de Alicia, cuando por fin la vi, no supe si llamar o no, desde donde estaba se podía escuchar la voz de Agatha tranquilizando a Alicia, no sabía que la pasaba, pero sabía que algo no iba bien. Después de mucho pensar, decidí no llamar y quedarme esperando hasta que Agatha supiese que estaba allí.

AGATHA

-Tranquila Alicia, te ayudaré – dije acariciándole la cabeza con preocupación

-Nadie me puede ayudar, estoy sola, nadie sabe cómo soy en realidad, nadie puede ayudar a alguien que no quiere ser ayudado- Dijo entre sollozos

-No estás sola Alicia, ahora me tienes a mí, y siempre estaré aquí para lo que necesites-

-Gracias Agatha y lo siento, si quieres puedes irte, yo estoy bien-

Sabía que mentía, pero acababa de escuchar a Erick y tenía que hablar con él.

-Alicia, voy a salir un momento, dentro de nada estaré aquí, si necesitas algo solo llámame, estaré en el pasillo.

-No necesitaré nada Agatha, gracias por todo, de verdad-

Me dirigí hacia la puerta, ya sabía a quién me encontraría al abrirla, pero todavía me cabreaba.

-¡Joder Erick!

-¿Qué le pasa a Alicia?- podía notar su preocupación detrás de aquellas facciones tan frías.

-No me jodas Erick, estuviste a punto de morderla, después de eso te comportas fatal con ella, y ahora está muy mal, y un motivo por el que está mal eres tú-

-Lo siento, es que empezó a sangrar y se me hizo la boca agua, sino me alejaba de ella, la hubiera terminado matando-

-Compórtate con ella, por favor, creo que le gustas-

Nada más terminar la frase, pude notar un cambio en el aire, un cambio que hizo que mis facciones tomaran otra forma.

ALICIA

Cogí la cuchilla de donde Agatha la había tirado, me dirigí hacia el baño y cerré la puerta con cerrojo.

Me dolía hacerle esto a Agatha, pero no podía más, dolía demasiado, me sentía tan mal, nadie me comprendía.

Cogí la cuchilla y la puse sobre la piel de mi muñeca, pensando que el dolor que iba a sentir, me aliviaría un poco el dolor que tenía en el pecho, sentí un pinchazo y después un dolor sordo, pero me sentí un poco mejor, con cada corte que me hacía me sentía mejor, y eso me preocupaba porque si seguía así me cortaría todo el brazo. Las gotas de sangre resbalaban por mi brazo, ya nada me preocupaba, estaba tan relajada, me quería quedar así siempre. Iba a seguir cuando oí la voz de Agatha y de Erick en la habitación, no podrían entrar, estaba cerrado.

Estaban intentando abrir, y sabía que no tardarían mucho en hacerlo, pero ya era tarde, me sentía cansada y mareada, los ojos se me cerraban por momentos, lo último que oí fue la puerta abrirse.

AGATHA

En todo el tiempo que había vivido, nunca había visto algo así, nos quedamos pasmados al ver a Alicia tirada en el suelo y un charco de sangre alrededor de su brazo, estaba increíblemente pálida, no tenía buen aspecto.

Estaba inconsciente, y la teníamos que llevar a un médico, toda la sangre que había me nublaba la mente, pero no podía caer, tenía que ayudarla, ella era mi amiga.

Yo estaba completamente convencida a ayudarla, pero pude ver en la cara de Erick que pensaba en todo menos en ayudarla, me asusté, sabía que él al ser muchos años mayor que yo, sería más fuerte y no podría pararle.

Caminó lentamente hasta el cuerpo de Alicia, sus facciones habían cambiad, le habían salido los colmillos.

-Erick, por favor, para, sabes que no quieres hacerlo-

-Cállate Agatha

-¿Qué pretendes hacer con ella? ¿Convertirla en vampira? ¿O solo cenar?

-No pretendo hacer nada, solo tengo hambre, y ella huele tan apetecible.

-Erick, piensa que si la muerdes no te podrás controlar y la matarás, no dejaré que lo hagas, antes la convertiré en vampira.

Vi una sombra de duda en los ojos de Erick, apenas duró unos segundos, pero creía que había sido lo suficiente como para hacerle cambiar de idea.

Pero por lo visto no fue suficiente, siguió acercándose y se agacho junto al cuerpo de Alicia relamiéndose los labios.

ERICK

Sabía que no debía hacerlo, pero no podía parar de imaginarme bebiendo de ella, el olor de su sangre me volvía loco. La cogí entre mis brazos y la aparté el pelo del cuello y posé mis colmillos en su yugular, al rasgar su piel, empecé a sentir su sangre fluir en mi boca, cada vez quería más y más, no podía parar. Unos brazos me apartaron de ella con violencia, me quedé tirado en el suelo miré con odio hacia el que me había apartado del cuello de Alicia, pero era Agatha, ella me lo había dicho, y estaba dispuesta a cumplirlo, se arrodilló, se mordió el dedo y se lo puso a Alicia en la boca.

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