CAPITULO 2

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El día mas esperado durante todo febrero había llegado. Mi amiga se casaba por iglesia y luego de la ceremonia, seguía una fiesta a lo grande. Me canse de escuchar a Emma decir que solo quería algo sencillo, pero su esposo realmente se lleva toda mi devoción. Se encargo de pagar absolutamente toda una fiesta sin reservarse nada. 

Trate de hacer dieta durante todo ese mes para no parecer un bendito matambre con el vestido que me había comprado un mes antes de dicha fiesta. Gran error, pero me había gustado y antes de que me lo arrebataran decidí comprarlo. El pedazo de tela roja me había costado carisimo, así que me jure cerrar mis ojos y mi boca a las deliciosas tentaciones de comidas que me rodeaban para no aumentar de peso.

Mi cabello era un asco, mi piel era un desastre, y no conforme con el resto de mi apariencia, hice lo que siempre dije que nunca haría. Ir a "MANANTIALS" un spa con todo lo que te puedas imaginar para verte y sentirte bien. Pague una fortuna pero realmente valió la pena, salí de ese lugar como nueva, tenia como cinco años menos. Me sentía renovada. En pocas palabras, ese lugar había hecho un milagro. 

<Que diría el zapatero si me viera así?> Pensaba mientras volvía a mi departamento. Seguro quedaría impactado, como lo hizo mi querido amiguin cuando llegue a mi hogar.

Tengo un loro llamado DOLAR, y esta conmigo desde que tengo quince años, el plumudo era solo un pichón cuando llego a mi. Y lo llame DOLAR, porque a esa edad era mas ambiciosa que ahora. Cuando coloque la llave en la cerradura, podía oír el parloteo de bienvenida.

-Hola Dolar, ven aquí bebe.- Dije como siempre, imitando la típica vocecita graciosa que las madres hacen a sus bebes, pero el muy tonto, no me reconoció, y se acerco a toda velocidad con intensión de sacarme a picotazos. Por suerte llevaba puestas las zapatillas, de otro modo me hubiera lastimado.

-Ya Dolar, soy yo.- Intente separarme unos centímetros para que me reconociera y luego volvió a parlotear poniendo sus patitas en mi dedo para subirse a mi hombro.

-Que te paso? acaso no reconoces a tu madre? Tan deteriorada estaba?- Me burle de mi misma.

-Papa...- Parloteo Dolar.

-Si claro cambia de tema, deberías decir "MAMA LINDA"-

-Linda.- Repitió Dolar.

-Hay gracias, yo también lo creo.- Dije llena de emoción, era una forma de levantarme el autoestima.

Quizá parezca una loca, pero de verdad que amo a este pajarraco. Es un compañero incondicional. Dice alguna que otra palabra, muy poco le pude enseñar, porque realmente no tenia el tiempo para hacerlo. Fue un regalo de mi abuela, al parecer debió percibir que su nieta seguiría solterona a sus veinticinco años. 

<Que patética soy>

 Tengo compañeras de mi edad que hasta tienen hijos. Pero eso no me deprime, viéndole el lado bueno, no tengo quien me controle, puedo hacer lo que quiera sin que nadie me diga nada, y aun mejor, puedo tener algún que otro encuentro apasionado sin sentirme culpable por nada. Siempre que me gustaba alguien, me disponía a seducirlo, pasar un buen rato, y luego seguir mi vida sin ataduras. Nunca obtuve negativas, siempre me salí con la mía en estos casos y me siento orgullosa por eso. La cosa es que los años van pasando y me da miedo, no tener  planes de tener una pareja estable y formar una familia.

La boda en la iglesia era a las ocho de la noche, y eran las tres de la tarde. Todavia tenia bastante tiempo como para descansar, pero una llamada suena en mi celular.

[Hola Mil, estas ocupada?- Pregunto Emma.

-Para nada, dime para que soy util.-

-Me estoy haciendo un lío con todo, podrás venir a mi casa a ayudarme?-Su tono era algo bajo- Trae todo para vestirte, mi hermano las llevara a la iglesia cuando estemos listas.-

Enamorando a un trozo de hielo (Serie THE PALACE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora