CAPITULO 3

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La ceremonia en la iglesia había sido hermosa. Siempre dije que un casamiento por iglesia era una ceremonia donde bendecían una cadena perpetua. Esta vez lo vi de otro modo, había formado parte de la organización, Emma me hizo participe en todo al igual que a las demás chicas.

En su casa había conocido a la hermana de Kevin y el zapatero, una chica adorable, habladora y simpática, creo que si nadie me hubiese dicho quien era realmente Charlotte, no me habría imaginado ni remotamente que era hermana de esos dos hombres tan fríos.

Luego de la ceremonia y una sesión de fotos, nos dirigimos al salón de fiestas. Estaba muy ansiosa de ver como había quedado todo, ya que la florería donde trabajo fue encargada de los arreglos florales. Con Alan fuimos casi los primeros en llegar y no pare de husmear cada rincón del lugar. Estaba todo muy bien decorado, los arreglos florales le daban toques delicados y un aroma envolvente. Mire todo con nostalgia ya que la florería iba a cerrar definitivamente en uno o dos meses.

La gente había comenzado a llegar ubicándose en sus respectivas mesas. Mientras tanto descaradamente buscaba al zapatero con la mirada.

-Ya deja de estirar el cuello, o te dará una tendinitis.- Me sorprendió Alan.

-No molestes, estoy en plena cacería.- Dije sin mirarlo.

-Y se supone que es a Gerard a quien buscas?-

-Por supuesto que si.- Dije decidida, creo que hasta podían verse algunas llamas de fuego en mis ojos.

Los novios habían llegado pasada las diez de la noche. Habían servido la comida y las bebidas en nuestra mesa desfilaban cual comparsa en carnaval brasilero. Nuestra mesa estaba compuesta por los chicos de la universidad. Todos ellos no superaban los 23 años, lo cual me hacia sentir una vieja cuidando de sus hermanos menores. Con las únicas que no me llevaba del todo bien era con Sharon y su amiga Tiffany. Ambas eran muy bellas, pero huecas como tronco devorado por termitas. Ninguna perdía tiempo en molestarme, y se aprovechaban por que sabian que no les daría una buena paliza por ser mas jóvenes que yo.

La fiesta comenzó a ponerse divertida, la música era espectacular. Y ya con algunas copas de mas en mi cuerpo, creía tener todo el valor de encarar al zapatero y sacarlo a bailar, pero cada vez que quería hacerlo, lo encontraba hablando o bailando con Priscila. Esa mujer ya estaba sacando lo peor de mi. 

Luego de esa tanda de baile, volvimos a nuestros asientos para luego comenzar con el tradicional entrega de ligas y búsqueda del anillo. Eran cosas que ni de casualidad quería recibir, pero de igual modo, era una solterona y era mi deber estar allí entre todas esas desesperadas. Y como siempre, no me había tocado el anillo. 

<Estoy destinada a vivir sola con mi loro, y morir aun mas sola, porque quizá mi loro muera antes que yo por ser virgen.>

-Ya no estés mal por un anillo, aun queda el ramo, quizá tengas suerte.- Me animo mi amigo.

-No estoy mal por eso. Al carajo todo eso de anillo y el ramo, seria un horror que me tocara una de las dos cosas, y no casarme nunca. Seria el hazme reír de muchas personas.- Dije señalando con la cabeza, a las dos rubias, Sharon y Tiffany, que se hacían las lindas con el noventa por ciento de los hombres de la fiesta.- Dios mio no pueden ser tan desesperadas...-

-Si hablamos de desesperadas, tu no le has sacado el ojo a Gerard en toda la noche. Admítelo, no tienes chance. Solo mira lo bien que se la pasa con Priscila, se nota que ella esta interesada también.- Dijo Alan sin ningún signo de burla.

-Priss no es ningún obstáculo, ella sigue enamorada de su ex.- Dije señalando con mis labios en dirección a Alex- Es mas podría jurar que si Alex sigue bebiendo, se acercara a ellos, golpeara  al zapatero, y se llevara a Priss. Y ahí entro yo en escena.-

Enamorando a un trozo de hielo (Serie THE PALACE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora