Escritos Para No Dormir

Escrito 18.

Dicen que la madrugada nos vuelve más honestos y sensibles, creo firmemente en eso. Y no es broma, cada madrugada trae consigo la nostalgia de tu recuerdo, la oscuridad me recuerda a tus hermosos ojos cafés que brillaban al verme, la blanquez de la media luna me recuerda a tu sonrisa, vaya, hasta esa pobre ave que pasa cantando cada noche frente a mi ventana me recuerda a ti. Desde tu partida, hace algunos ayeres, todo ha sido difícil. No como bien, no duermo bien, no hago nada bien. La he cagado tanto desde la última vez que te busqué, aún duelen tus palabras: "te quiero, pero ya no lo intentaré contigo". ¿Me quieres aún? Dudo que lo hagas, ha pasado algún tiempo desde que lo dijiste, ya no me quieres en lo absoluto. Y eso me parte un poquito más el corazón. Joder, lo que odio de todo esto es que aún te quiero, y no he sido capaz de estar con alguien más por la simple esperanza de verte volver. Dijiste que me querrías y que estarías conmigo por siempre, ¿ahora dónde estás? ¿Eres feliz con alguien más? Espera, no respondas esa pregunta, me dolería escucharte decir que me has olvidado y que quieres a alguien más. Me dolería verte con alguien más.  Me dolería verte y no ser capaz de acercarme a hablarte o a pedirte un último beso de tus dulces labios. Me dolería escucharte diciéndo mi nombre una vez más. Me dolerías pero, la verdad, aún me dueles. Dueles tanto en el fondo izquierdo de mi pecho, donde se encuentra ese raro artefacto llamado corazón. Aún no te olvido, aún te quiero, aún te recuerdo.

Honestamente, J.C.