Mi nombre es Pablo me llaman el Patrón.

Los 60, mis años de adolecencia.

Aún recuerdo muy bien los años 60, la pasamos muy bien mi primo Gustavo y yo con los demás muchachos en las calles buscando las maneras de hacer dinero haciendo vueltas y todo tipo de fechorías, como mi tío el hermano de mí mamá o sea el papá de Gustavo tenía un negocio de lápidas y mármol para rumbas pues adquirimos conocimientos en esa área y quisimos sacar provecho así comenzamos a hurtar las lápidas y a borrar lo que tenían y las revendíamos atrás quedaban los hurtos de bicicletas y dulces y nuestras andanzas de niños así pasaba el tiempo y comenzamos a buscar chicas y a fumar mariguana hasta la madrugada entonces comprendimos que no daba para mucho el dinero que hacíamos y comenzamos a jalar coches como decimos los paisas o sea a robar autos vendíamos piezas también arreglábamos otros vehículos y los vendíamos adquirimos mañas y mejoramos técnicas hasta qué se nos ocurrió cobrarle a las personas para que no les robáramos el coche, mientras tanto incursionamos en otras áreas como el secuestro y los asaltos todo lo que nos dejara plata para ese tiempo ya la gente sabía de nosotros comenzábamos a crear fama de bandidos y nos gustaba eso, incluso algunos comenzaron a llamarme "Doctor" por respeto, no lo pensábamos dos veces para jalar el gatillo a la hora de resolver algún problema.
Para ese tiempo el contrabando estaba muy fuerte había licor cigarrillos electrodomésticos en fin de todo se contrabandeaba, entonces hicimos contacto con un contrabandista de Antioquia y le pedimos empleo y comenzamos a vender cigarrillos en motora por las cercanías de ahí pasamos a guardaespaldas y luego a socios.
Uno de los socios de mi jefe comenzaba a traficar con cocaina y nos explicó el negocio que para esa época estaba en pañales aún y muy desorganizado pero que estaba apunto de comenzar él boom en Estados Unidos y se pagaba a $50,000 dólares el kilogramo y eso era mucho dinero justamente lo que Gustavo y yo tanto anhelábamos.