FATUM

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El destino es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal. Ahora esto es lo que nos ha traído el destino. Huyendo de personas que no conoces, en un país extraño en el que decidimos darle un nuevo comienzo a nuestras vidas, luego del polémico divorcio del segundo matrimonio de mi madre.

Quien nos persigue? No sabemos. Porque nos quieren hacer daño? Quizás porque en sus planes estaba secuestrar a dos niños ese día, pero no a dos que le dieran tantos problemas.

Pero porque se molestarían por volver por nosotros, no somos tan especial; cualquier par de hermanos sería más que normal como forma de sustituirnos.

Esto no tiene nada de interesante, para mí es más como una de esas películas que aveces veía en la tv. Son tantas las preguntas sin respuestas, que siento que mi cabeza va a explotar.

Hace tanto calor, siento que me asfixio en esta ambulancia. Mi madre no guía bien, y siempre lo he dicho: las mujeres no saben guiar, estoy mareado con sueño y náuseas; tanta sangre del doctor me tiene el estomago hecho nada. Ha perdido tanta sangre que debería estar muerto, solo es una carga para nosotros y ya la enfermera se encarga de Jackob.

-mama, tengo mucha hambre.
-si mi niño, nos falta poco para llegar a la siguiente estación.  También necesitamos medicamentos y algunas cosas para tu hermano y el doctor.
-mamá, creo que sería mejor llevar al doctor a un hospital y dejarlo ahí. Es incomodo andar con ese hombre herido.
-Elliot que te pasa-me levantó la voz mi madre al contestar-  no hables así del doctor después de todo lo que ha hecho por nosotros. Tú más que yo sabes que está herido porque intento ayudarnos, tienes que ser más respetuoso y agradecido.

Mi madre siempre viendo lo mejor de las personas, aún cuando no las conoce bien. Pero yo sé que muy en el fondo ella sabe que lo mejor es dejar todo de una buena vez y regresar a nuestro país.
-lo siento hijo, no debí hablarte así.
-está bien Mama. Sabes, quiero que Jackob se levante ya; lo extraño mamá, con el todo esto sería menos difícil y hasta divertido- mis lágrimas se precipitaron a delatar mi tristeza.
-tranquilo mi amor, tranquilo- mi madre me acariciaba con una mano mientras conducía con la otra- te aseguro que todo va a estar bien, tienes que ser fuerte mi niño, solo confía.
-sra. Valentain, Jackob está muy caliente. Necesitamos parar cuanto antes en una farmacia u hospital para sus medicamentos- se une la enfermera a la conversación.
-Dios mío, es que no vamos a parar de tanto sufrimiento- suena mi madre aquejada de dolor- Elliot, acompaña a la enfermera y usen paños de agua fría mientras llegamos.
-si mamá.

Pase a la parte trasera de la ambulancia y más que ayudar trato de no estorbar mientras la enfermera hace su trabajo; observó fijamente todo lo que hace y como lo hace con el propósito de aprender lo suficiente. Quería que ella y el doctor nos dejaran ya, para mí no eran más que extraños, y con todo lo que ha pasado no confío en nadie.

Y por fin- la ambulancia se detiene. Paramos en un motel de mala muerte, según mi madre porque ahí no nos buscarían y porque había una farmacia cerca a unos cuantos kilómetros. La ambulancia estacionada en la parte trasera no se veía para nada, pero lo difícil sería que los inquilinos llegaran a la habitación sin llamar la atención. Jackob en una camilla, el doctor en muletas eran el lente de todas las cámaras oculares del lugar, ósea los ojos estaban sobre nosotros.

Nos quedamos allí unas semanas, pero nos vimos en la obligación de hacer una salida forzosa. Los medicamentos de Jackob no eran fácil de conseguir y el costo aún más difícil de decir; mi madre gasto todo lo que tenía y sobre giró todas las tarjetas con las que andaba. Otra vez en la ambulancia y al menos con el tanque lleno pero sin saber a dónde ir.

RECORDANDO UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora