Prologo

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Me encontraba deambulando por un centro comercial de la ciudad, me había escapado de la manada por unas horas, por lo que no creía que alguien note mi ausencia.

Todos en la manada son hombres lobo a excepción de alguno humamos – sobre todo mujeres – que son mate de alguien.

No estaba permitido salir de los límites de la manada a menos que fuera estrictamente necesario o que fueras un rogue, además de que no había necesidad pues teníamos una escuela, hospital, un pequeño centro comercial. Más bien parecíamos un pequeño pueblo.

Yo como fiel rebelde sin causa que soy me escapo a la ciudad algunas veces, me consideraba un espíritu libre. Además de que me gustaban las aventuras y era muy curiosa, algo que nadie se imagina.

A mis 18 años todavía no encuentro a mi mate pero está bien no es como si hubiera pasado mucho tiempo desde mi transformación, además de que un mate me atraía a un solo lugar y a mí me gusta explorar. No era como esas chicas – la mayoría adolescentes – que quieran encontrar a su mate para que se hicieran cargo de ellas. Eran denigrantes.

Si bien nunca tuve padres, tuve la suerte de que el alfa se apiadara de mí y me criara como si fuera su hija aun cuando no tenía la obligación o por lo menos hasta que pude mantenerme yo misma. Así que podía decirse que casi siempre fui independiente.

El que fuera una rebelde sin causa no quería decir que fuera mala en la escuela al contrario era una de las mejores, siempre quise que el alfa se sintiera orgulloso de mí ya que era la única figura paterna que yo tenía y quería devolverle un poco de todo lo que él ha hecho por mí.

Sé que en esta manada no está mi mate pues ha pasado más de un año desde mi transformación y no he podido sentirlo, así que si quería encontrarlo debería ir a otras manadas pero no estaba desesperada por encontrarlo por lo que él en donde estuviera podría esperar un poco más.

Volviendo al inicio. Me encontraba recorriendo unos de los centros comerciales más concurridos de la ciudad o por lo menos eso es lo que podía ver, pues había mucha gente. Mientras yo miraba las tiendas para ver si compraba algo que llevarme a casa.

En algún momento me aburrí de caminar y ver tiendas que termine buscando una banca donde sentarme, cuando la encontré me senté en ella y simplemente me quede viendo a las personas pasar.

[...]

Mientras miraba a la gente pasar, gruñó literalmente mi estómago, fue tan fuerte que algunas personas voltearon a verme y yo no podía estar más roja y avergonzada.

Me pare de la banca con la cabeza agachada para buscar un local de comida rápida y apaciguar el monstruo que hay en mi estómago.

Encontré un Mcdonald's que incluso tiene un área de juegos, entre y me dirigí a la caja para pedir mi comida.

-Buenas, quiero una Big Mac, papitas, una Pepsi cola grande y un Mcflurry de oreo...por favor – dije y le sonreí a la chica que está detrás de la caja, la cual me miraba boca abierta.

Me hago a un lado a esperar que esté listo mi pedido.

No debería mirarme así, ósea no es como si fuera mucho, todos los que son como yo comen mucho pero tengo la suerte de que al ser mujer lobo me ayuda a bajar todo lo que como – que repito es bastante – y bueno la comida es felicidad.

[...]

Después de haber comido toda la comida más el postre me quede sentada reposando un poco antes de seguir mi camino.

Cuando de la nada un olor familiar llego a mi nariz, cuando reconocí el olor abrí los ojos como platos, busque a esa persona hasta dar con ella. El alfa estaba aquí en el mismo centro comercial que yo a punto de entrar a Mcdonald's. Él no me podía ver aquí o se daría cuenta de que me escape y eso no sería nada bueno.

Eres MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora