Capítulo 10

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    - He extrañado esto... - susurró Ian. Se bajó los pantalones. El bóxer terminaría por romperse. Y también se lo bajó. Se quitó la chaqueta de cuero. A Aiyana se le formó una sonrisa en los labios al verlo puesto de pie, y con una enorme erección entre sus piernas. – No te rías... - le dijo. Y Aiyana miró su pe.ne de nuevo. Moría por tocárselo. Por acariciárselo y sentir como eyaculaba junto a ella.

- Ven... - le dijo ella. La voz ronca de Aiyana solo hizo que las cosas empeoraran. O mejor dicho, mejoraran. Se tumbó sobre ella, aunque sin aplastarla. La abrió de piernas suavemente mientras bajaba sus braguitas. Observó su pubis depilado. Y sin pensárselo dos veces bajó para lamérselo completamente. Su lengua se movía rápidamente sobre el interior de su clítoris.
Aiyana le apretó la cabeza, no sabía de qué cogerse en ese momento. Y él se introdujo más. Sacando y metiendo la lengua tan a gusto. Saboreando el jugo de su propio cuerpo. Su delicioso elixir. Paseó su húmeda lengua por sus labios vaginales. Y no podía asegurarse en qué estado estaba Aiyana ahora. Subió la mirada. Ella colocó la cabeza hacia atrás, mordiéndose los labios. – más, más por favor...

- Te daré algo mejor. – le dijo él. Y era momento de llenarla con su durísima erección. Abierta de piernas, la colocó en su entrada, quería gozar un par de segundos al ver su rostro cuando sentía su polla tan cerca de ella. Subió la mirada. – te he extrañado tanto, te lo juro. – le dijo. Aiyana susurró un 'yo también' casi inaudible. Y eso fue suficiente para él. Suficiente y hasta podía sobrar. Metió su duro pe.ne en ella. Rebosándola de placer. Bombeándola de puro deseo. Aiyana contrajo las caderas para luego subirlas, haciendo que Ian se adentrara más ella y con más intensidad. Una pequeña fricción hizo que el pe.ne de Ian saliera de nuevo, ella respiró... sin embargo, él la cogió fuerte del culo de nuevo y se metió con fuerza. Las entrañas de Aiyana lo abrazaron con dureza. – Joder... que bueno es esto, Dios... es... es delicioso... - gimió él. Y salió y volvió a entrar. Con fuerza. Con toda su fuerza. Quería demostrarle cuanto la había extrañado durante ese año. Quería darle en una noche todo lo que no le había dado en varias.

Saciándola. Aiyana gimió una vez más. Y más y más. Y se contrajo. Dándoselo todo. Todo de ella. Ese delicioso jugo que a él tanto le gustaba. Ese que provenía de su feminidad, cuando ambos... habían alcanzado el cielo. r

Seduceme 3T #SSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora