Capítulo 25

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    Ian estacionó su viejo Renault. Resopló su propio cabello quitándoselo de la frente. Era ahora, o nunca tendría el valor de ver a Ian de nuevo. Sin pensárselo mucho y darle mucha vuelta al asunto, tocó la puerta principal mientras se acomodaba la falda tejana.

Él le abrió la puerta.

- Ah...hola... - le dijo casi estupefacta. Dios, era en ese momento donde notaba lo mucho que le gustaba Ian . Él le dedicó una sonrisa a medias.

- Hola...

- ¿Puedo pasar? – le preguntó ella, Ian solo asintió, abriendo más la puerta principal, haciéndola pasar. De inmediato ella se volteó a mirarlo, lo conocía muy bien. - ¿estás bien?, ¿me he perdido de algo? – dijo riendo. Ian la miró enternecido. ¿Por qué Ian tenía que ser tan jodidamente asombrosa? Simplemente no se merecía nada de esto. Cerró la puerta.

- Perdón por no llamarte...

- No te preocupes. Ya me acostumbré a que estés desaparecido siempre.

- No, no...no es así...

- Hey. – ella le acarició una mejilla. Ian sintió un pequeño remordimiento en el corazón. – está bien, ¿estamos bien, no?

- Creo que sí.

Un silencio incomodo se paseó entre los dos. Ian decidió romperlo.

- ¿Crees?

- Yo... Ian ...es que... - murmuró. – quiero que estemos bien ¿vale?, como amigos, que todo esté bien...

Ian sintió una oleada fría en el estómago al escucharlo hablar. ¿Por qué recalcaba la palabra "amigos"? lo eran pero...¿es que acaso Ian se había olvidado del beso de la otra noche? ¿O simplemente no había significado nada?

- ¿Se puede saber que te sucede? – le preguntó ella. Y entonces recordó. La última noche. Aquella que habían hablado por celular. El cumpleaños de Thomas. Ian no fue por ella. Y no había ido por ella porque... - ah...¿tu novia te ha prohibido que me veas? ¿Es eso? – le preguntó. Y era como si ella misma se hubiera marcado el corazón con una navaja gruesa. Le dolía. Le dolía Aiyana y lo mucho que aún podía importarle a Ian a pesar del tiempo. Era injusto. Injusto para ella, que había pasado un año cerca de Ian solo para enamorarlo.

- No, Aiyana no es así...

- Claro, defiéndela. Joder, no puede ser que seas tan idiota. – le dijo sin pensar, y a continuación, lo siguiente también lo diría sin antes meditar. – No puede ser que sigas enamorado de ella mientras yo he estado a tu lado todo este tiempo, Ian ... - un nudo se le formó en la garganta al escuchar sus propias palabras. Él la miró atónito. Sin saber que decirle. – no sé qué vine a hacer aquí... 

Seduceme 3T #SSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora