No soy perfecto...Larry

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PoV Louis.
OS ENVIADO POR: Louche Tomlinson

Estaba harto de hacer sufrir a Harry, a Eleanor, a los chicos, a las fans, a todo el mundo.
A Eleanor, por que recibía insultos al “salir” conmigo.
A los chicos, por tener que mentir para cubrirme a mí y a Harry.
A las fans, bueno, a las que nos apoyaban, por recibir insultos y algunos golpes.
Y más importante a Harry, yo debía salir con una chica que ni amaba, y a él le dolía.
No podía salir con él. No podía besarlo. No podía tomar su mano en público. La única demostración de amor que le daba, era hacerle el amor algunas noches que estábamos en la misma ciudad. Y yo terminaba en el baño llorando, sintiendome culpable de todo lo que nos pasaba.

Cada vez que eso pasaba, sentía que en mi muñeca había algo que quería salir, tenía que salir. Y yo lo dejaba salir. Me cortaba. Me auto mutilaba. 
Mi novio me había agarrado una vez haciéndolo, le prometí nunca más hacerlo. Pero no pude. Me dolía bastante tener que haberle mentido. No quería ver sus ojos de decepción en mí, en mis muñecas destruidas.
También, era bulímico. Nadie se daba cuenta. Bajaba de peso muy lentamente, pero se empezó a notar. Mis piernas bajaban más rápido que mi grasa. Las tenía flacas y casi ni comía. 
Este no era yo. Pensaba en el mí de diecisiete años, era feliz. Sonreía, se quería a sí mismo. Pero este no. Era todo lo contrario. 

No veía a Hazz hace dos semanas. Y me dijo que en dos horas estaría en mi casa. Pero me sentía mal. 
Estaba duchándome para verlo y me ví, estaba horrible. No quería verme. Estaba mal. Estaba gordo. 
Al salir de ducharme, me paré frente al espejo. Vi mis ojos sin vida, eran un azul apagado sin Harry junto a mí. 
Pensé en Harry, en sus abdominales perfectos, sus piernas bien formadas, sus ojos esmeralda vivos, sus labios rosados…era perfecto. Para mí y para millones de chicas, inclusive chicos. 
¿Por qué de toda la gente del mundo me eligió a mí? Había salido con Taylor Swift, una rubia bien formada de ojos preciosos y una voz angelical…pero me había escogido a mí. A Louis Tomlinson, un morocho con próximamente seis hermanos, ojos azules apagados y totalmente horrible psicológicamente. ¿Por qué yo? 
Empecé a llorar, a empapar esas bolas azules que tenía en la cara con lágrimas totalmente saladas, me tenía pena a mí mismo. 
Agarré mis pulseras hechas por fans, las usaba como una excusa, y me las puse en mis deterioradas muñecas. 
Mientras vestía esos palos que llamaba piernas, volví a ver mi estomago, era horrible. Un gran bulto lleno de comida. Me senté frente al inodoro y pensé. Quizás de esa manera Harry me querría, siendo flaco, siendo perfecto justo como él. No quería ir al gimnasio, tomaría tiempo y Harry se daría cuenta. Esta era una opción más factible para mí. 
Abrí la tapa lentamente y cerré los ojos levemente. Odiaba vomitar, me dolía el estomago de una manera insoportable, pero era el precio que podía pagar para estar a la altura de mi novio. 
Metí dos dedos dentro de mi boca provocándome vomitar, y los saqué rápidamente cuando sentí que llegaba todo. Tiré todo al inodoro y seguí por unos minutos, cuando un grito horrorizado hizo que quitara los dedos de mi boca.

-¡Louis! ¿Qué demonios haces? –Harry gritó alejándome rápidamente del baño- 
-Quería ser como tú. –Lagrimas empezaron a salir de mis ojos- Perfecto, con abdominales marcados, que todas las chicas quisieran tenerme.
-Eres perfecto de la manera que eres. –Me abrazó fuertemente- Nunca más hagas esto. Para mí, la perfección no pasa por el cuerpo. Pasa por la personalidad, y la tuya es una de las más brillantes que he visto. Haces reír a todo el mundo, a algunas chicas las haces sufrir por tu homosexualidad, ¿Lo sabías? –Me provocó una pequeña risa- Para mí, para tu novio, eres uno de los chicos más perfectos que he conocido. 
-No me mientas, Harry. –Sollocé- ¿Por qué crees que hago esto? Para que puedan creer que te merezco. Porque estoy gordo. 
-¡No lo estás! –Me tomó las muñecas- ¿Por qué no lo entiendes? –Me gritó-

-Harry…me duele. –Tartamudeé con unas lágrimas sobre mis mejillas-
-No me digas qué…-corrió mis pulseras- no de nuevo…-se paró y dio un suspiro de frustración-.
-Lo siento. –Murmuré sollozando-
-No me pidas disculpas. Solo prométeme que no volverás a hacerlo.
-No puedo prometer nada. –Suspiré mirando al suelo-.
-Prométemelo. –Sonaba serio-
-Te lo prometo. 
-Algo más.
-¿Qué? –Lo miré aún secándome lágrimas-.
-Eres perfecto, justo como eres.

One Shots de Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora