10 Days After I Died.

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10 Days After I Died.
ENVIADO POR: Araceli Devonne Miller


Día 01

Estás solo en esa habitación y yo solo quiero hablarte y abrazarte. 
Decirte que todo está bien.
Pero no lo está.
Un sollozó desgarrador brota desde tú garganta y levantas la cabeza, dejándome ver el camino de lágrimas secas que tiene tú rostro.
— ¿¡Por qué me dejaste!? —Demandaste saber.
« ¡No te deje Lou, aquí estoy! » Digo. Pero no me escuchas, nadie lo hace. 
—Prometimos que nunca nos separaríamos, ¿Lo olvidaste? —Tú dolor es mi dolor.
Tus palabras me desgarran el alma; No cumplí nuestra promesa. 
«No lo olvide, simplemente, no pude luchar más.»
— ¿Por qué no luchaste más? —Cuestionaste como si hubieses escuchado mis palabras. 
«Ya no era fuerte…»
—No soy nada sin ti… ¡Lo sabías! Sabías que mi vida sin ti ya no es nada…
« ¿Qué? ¡No Lou! Tú tienes un futuro aunque yo no esté ahí…lo tienes ¡la escuela de música que querías poner! ¿¡No la recuerdas!?»
—La escuela de música se puede ir a la mierda…—Te escuchó susurrar.
Mientras trazas círculos imaginarios sobre la sábana. 
—Todo se puede ir a la mierda si no estás junto a mí. 
Sollozó. 
No puedes darte por vencido.
No puedes. 

Día 02

Sigues en la habitación. No has salido para nada desde hace dos días, el día en el que me enterraron.
Continúas llorando, y sé que es por mi culpa. 
—Soy muy egoísta. —Susurras y elevo la mirada desde donde estoy para verte bien. —Estabas sufriendo. 
«No lo eres…» digo y trato de acercarme…pero estando a pocos pasos de ti me arrepiento.
Elevas la mirada y ves justamente hacía donde estoy yo.
— ¿Harry? —Susurras y creo que me ves. 
« ¡Louis! » digo pero sigues sin escucharme. 
—Estaremos juntos —Pronuncias. —Juntos. —y sonríes.
Para volver a acostarte y repetir la misma palabra “Juntos” “juntos” hasta que pierdo la cuenta de las veces en las que las dices.

Día 03

Has salido de nuestra habitación. Y te reúnes con Jay la cual te ha cocinado tú platillo favorito. 
El mismo que yo solía hacerte los miércoles. 
A diferencian de que hoy es jueves. 
—Las niñas te mandaron saludos. —Te dice y te ves obligado a curvar una sonrisa, que no llega a eso, convirtiéndose en una mueca. 
—Están preocupadas por ti…—susurra esperando ver tus reacciones.
Al igual que yo.
No le respondes, en cambio continúas jugueteando la comida. 
—Todos estamos preocupados por ti Boo…
Dejas el cubierto y tus ojos irradian furia. 
—Perdón por no estar feliz al saber que he perdido al hombre de mi vida. —Dices con furia. 
« ¡Louis! » exclamó, pero como siempre no puedes oírme.
No puedo regañarte por hablarle así a tú madre. 
Porque no tienes razones para hablarle así. No las tienes, no es su culpa. 
Jay solloza y se levanta de la mesa. 
La observó dirigirse a la sala y tú solo te encoges de hombros.
« ¡Idiota! » quiero decirte por hacerla llorar. Pero cuando regreso mi mirada a ti te encuentras en la misma situación que ella.
Haces a un lado tú plato y te diriges a nuestra habitación, en donde te encierras. 

Día 04

Te noto más delgado. 
Sé que dejaste de comer desde que me ingresaron de urgencias al hospital, hace unos días atrás. 
Y si comías eran solo galletas, galletas y café era lo que tenías en el estómago.
Y ahora…no estoy seguro de que tuvieses algo.
Continúas recostado, pero ahora con un álbum de fotografías que te regale cuando éramos novios. 
Ahí se encontraban nuestras primeras fotos, y las de nuestros primeros aniversarios.
Éramos felices. 
Después de todo aun no tenía ningún tumor maligno creciendo dentro de mí (o tal vez sí)
Sonríes mientras otra lágrima se desliza por tu rostro. 
Yo soy el culpable de tú dolor. 


Día 05

Tienes una libreta entre tus manos y un bolígrafo.
Bajo tus ojos yacen grandes ojeras y bolsas. 
Te ves agotado, te sientes agotado. 
Abres la libreta y escribes algo cerca del final de esta. No sé lo que es y tampoco me acerco a averiguarlo. 
Derramas más lágrimas mientras escribes, pero nunca dejas de hacerlo. 
Salpicando algunas veces el papel amarillento. 
Suspiras y te quedas viendo hacía la pared. 
Quisiera saber lo que piensas.
Saber que te acompleja. 
Tus ojos se llenan de lágrimas que brotan y las mismas que tú quitas rápidamente con tú dedo índice. 
Para después seguir escribiendo. 
Tú cabeza comienza a doler.
Lo sé, porque haces la misma mueca que solías hacer cuando yo estaba en vida y comenzaba a dolerte. 
Tiras la libreta sin importarte y te recuesta boca abajo. Y solo ahí me atrevo a acercarme a ver qué haces. 
En ella observo tú hermosa caligrafía y la palabra “Mamá” 
¿Mamá? ¿Para qué le escribirías una carta a tú mamá? Las cartas nunca han sido lo tuyo. 
Tú mamá me lo dijo cuándo me escribiste una a mí y sé que fue cierto por tus mejillas color carmesí. 

Día 06

Nuestro reloj marca poco más del medio día y sigues sin despertar. No me molesta puesto que te ves hermoso mientras duermes. 
Jay toca la puerta y abres los ojos.
—Ahora no mamá. —Vociferas y tú voz se escucha más aguda de lo normal.
Tus labios lucen resecos. 
Y aunque has dormido más que los otros días, sigues luciendo cansado. 
—Louis ábreme —te exige. Pero la ignoras. —Louis abre, afuera esta Anne. 
Levantas la mirada al escuchar las palabras de tú mamá.
Mi mamá está aquí. 
—No quiero hablar con nadie. —Dices y te acurrucas con la sábana.
Mamá…
El picaporte se mueve repetidas veces y después de que la puerta se abre entra Jay y mi mamá. 
Mamá se rompe en llanto al verte y Jay hace lo mismo. Mamá luce más vieja y decaída. Algunas ojeras adornan su rostro, pero no está como tú. 
Me acerco hacía ella. 
Siempre han dicho que las mujeres tienen un sexto sentido, y espero que así sea. De ella no me pude despedir. Ella no estaba aquí cuando todo sucedió. 
«Adiós mamá…» susurró acariciando su mejilla.
Ella solo se mueve sobresaltada y acaricia su mejilla. 
Sonrío. 
Mi madre voltea su mirada hacía Jay, la cual asiente con la cabeza y se retira. 
Tú les das la espalda (A veces sueles ser tan infantil) 
Mamá se sienta sobre el colchón con delicadeza. Y pasa una mano por tú cabello. 
Como lo hacía yo.
Sé que lo recuerdas pues empiezas a sollozar. 
—Está bien llorar Lou —te dice y continúa con sus movimientos. —Está bien que lo extrañes. —continúa. 
Emites un sonido desgarrador y mamá tiene que tocar el puente de su nariz para no desmoronarse como tú.
—Todos lo extrañamos. Unos menos que tú claro.
Balbuceas un poco y giraras en su dirección para después abrazarla. 
Abrazarla como yo quisiera abrazarla, o como yo quisiera que me abrazaras. Te duermes en sus brazos y mi mamá por fin llora.

Día 07

Continúas escribiendo en aquella libreta. Y no sé lo que escribes, desde aquel día en el que descubriste que Jay tiene una llave de la cerradura no la dejas sola.
Suspiras y dejas la cama para tomar la cámara fotográfica. De la cual extraes una memoria. 
Y supongo que es de nuestras últimas vacaciones. Antes de que todo empeorara. 
Tomas tú laptop y pones la memoria en una entrada de ella. Y rápidamente aparecen nuestras fotos. 
Las fotos en las que estas sonriendo. 
O las fotos que me tomaste sin que me diera cuenta y de las que hasta ahora me doy cuenta. 
Sonríes nostálgicamente, y las lágrimas abandonan de nueva cuenta tus hermosos ojos azules.
«Azul como el mar» te decía para poder ver tus mejillas adornadas de un color carmesí. 
Creo que lo recuerdas, porque tus siguientes palabras son esas. 
—Azul como el mar…
Tú voz suena cada vez más desgastada…
Cierras la Laptop y sales de la habitación.
Jay se sorprende al verte mientras se encuentra frente a la estufa cocinando algo. Que a simple vista se ve rico. 
Le das una mueca y tomas una manzana y un vaso con agua. Para después salir de ahí.
Sigues comportándote como un tonto frente a ella. 
Pero sé que te comprende, y no esta enfurecida por eso.
Cierras silenciosamente la puerta y te posiciones frente a la Laptop. 
Comes un poco de la manzana mientras ves las fotos de esa memoria. Y bebes el agua pausadamente. Como si te quemará el solo hecho de tenerla sobre tú lengua. 

Día 08


Hablas por teléfono con tus hermanas dentro de la habitación.
Y a cada rato repites que las amas haciéndolas reír de vez en cuando por el tono que usas.
—Ya queremos verte Lou…—Dicen las gemelas. —Pero mamá no lo cree conveniente. ¿Verdad que si es conveniente ir a verte?
Ríes y dices que sí.
—Extrañamos a Harry —Te dicen y escuchar mi nombre es como si te clavaran algo en el pecho. 
Porque comienzas a sollozar.
— ¿Estas bien Boo?
La voz de Lottie las regaña y las gemelas se disculpan.
—Tengo que colgar…—Les dices de repente. —No olviden que las amo. Mucho. 
—También te amamos…
Y antes de que dijeran algo más, simplemente cuelgas.
Llamas a los chicos; Liam, Zayn, Niall, Stan, e incluso le marcas a Nick. 


Día 09

Despiertas cerca de las diez de la noche y te diriges al baño.
En donde te observas durante un largo tiempo. 
Tomas la cuchilla de afeitar y la pasas sobre tú rostro. 
Quitando el exceso de bello que tiene sobre él. Aunque aún con barba y bigote sigues siendo hermoso. 
Te bañas y pones sobre tú cuerpo ese pijama que era mi favorita. 
Ordenas las cartas que antes escribías sobre el mueblecito a tú derecha y suspiras. 
Prendes de nuevo la Laptop y revisas todas las carpetas con imágenes. Llorando de nuevo. 
No sé qué tramas hasta que regresas al baño y tomas una botella llena de pastillas para dormir. 
« ¡Louis!» exclamó mientras te veo abrir el envase. Pero es inútil ¡Porque no puedes escucharme! 
Sonríes de nuevo. Antes de vaciar muchas de esas pastillas sobre la palma de tú mano y después vaciarlas en tú boca.
Para pasarlas con un poco de agua.
« ¡NO LOUIS! » grito.
No puedes hacer eso. No tú, no cuando todavía tienes una vida por delante. 
Tus hermanas, tú mamá, tú papá, ¿Por qué no puedes pensar en ellos? 
Te veo tambalearte y caer estrepitosamente al suelo. 
Seguro Jay está durmiendo como para escuchar el golpe.
Y me acerco a ti…me agacho hasta estar en el suelo y poder observarte. No puedo hacer nada. Nada. 

Día 10

—Prometimos que nunca nos separaríamos…—Escuchó tu voz y levanto la mirada.
Te miró.
Estas parado frente a mí… pero, ¿cómo? 
Observo un poco más y veo tú cuerpo aun en el frío piso.
Intercalo mi mirada entre el Louis del suelo y en el que está frente a mí.
— ¿Louis? —Cuestionó y estiro mi mano.
Puedo tocarte, lo hago.
— ¿Estas muero? 
Embozas una sonrisa. La primera sonrisa que veo en ti desde hace unos días.
—Solo estoy cumpliendo mi promesa… 
Te escuchó susurrar y lo último que puedo ver es a los paramédicos entrar a la habitación. 
No podrán hacer nada. 
Ahora estás conmigo, cumpliendo nuestra promesa.

One Shots de Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora