El pajarillo Azul

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Aveces los sueños no son más que eso "sueños" pero otras veces no nos percatamos de que son más reales que la realidad misma.

Esto es lo que sucedía con el protagonista de nuestra historia, el avecilla volaba de un lugar a otro, aveces descansaba en alguna rema antes de emprender nuevamente su camino, desde lo alto observaba a los demás animales, ellos tenían sus propios dominios, la pequeña ave observó a lo lejos un lobo que, en solitario, caminaba sin descanso. Pasaron varios minutos, tantos que había dejado el animal atrás, pasaba por encima de lo que parecía una granja, cuando todo sucedió lentamente, el impacto de la piedresilla en el cuerpo de aquella ave de enfrente hizo que esta se desplomarse sin compasión, asustado, el pajarillo apuró el paso, pero ya no había escapatoria, sintió aquel agudo dolor que le penetraba desde su ala izquierda, intentaba mantenerse en el aire pero le era imposible, poco a poco iba descendiendo, logró planear hasta el bosque y luego cayó rendida a los pies de un frondoso árbol, el dolor había desaparecido, ya ni siquiera podía sentir su respiración, "¿Esto es a lo que llaman estar al borde de la muerte?" Pensaba a cada segundo. Aquel lobo gris que antes había mirado desde lo alto ahora se había detenido a observar como su vida le era arrebatada lentamente, su visión se nublaba y sus ojos se cerrarraban poco a poco, sentía como era arropado por el cálido sol, los árboles le había rodeado para contemplar sus últimos momentos de vida y la tierra ya estaba preparada para darle sepultura, él solo pensaba en aquel animal que permanecía estático hasta que sus ojos se  cerraron de una vez por todas.

La luz del día azotaba cada rincón del bosque, abrió sus ojos, las otras aves estaban cantando bien animadas, el viento danzaba en son de la música y el sol y los árboles se encontraban en medio de una conversación muy resuelta, el pajarillo Azul dió un salto desde su rama y emprendió el vuelo, dudaba de sí aquello había sido o no un sueño, aún podía sentir un poco el dolor en su ala y nunca podría olvidar aquellos ojos amarillos que lo miraban inexpresivo, pero de algo estaba seguro y es de que aún podía disfrutar de otro día de vuelo.

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