Capítulo 24: Sólo queda una cosa...

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Amaneció y mis ganas de que todo acabara eran inmensas. Todo tenía pinta de pesadilla, de algo oscuro, algo completamente falso que aterraba nuestras posibilidades de estar juntos el uno con el otro. Nada comprenderá lo que sentí al oír las palabras: «Nos quedaremos a vivir aquí», fue un golpe psicológicamente duro. En otras palabras, no quiero ni imaginarme la reacción de Rowan estando frente a ella.

Llegamos al aeropuerto, todo pasó volando, rápido, para estar dentro del avión. El vuelo no detuvo mi fuerte dolor de cabeza, ni mis ganas de relajarme, de descansar y pasar esa molestia que tenía...

—¿Ya vamos a llegar? —pregunto deseando que la respuesta sea: «sí, falta poco».

—Sí —asiente mi mamá—. Sólo cinco minutos.

Esos fueron los cinco minutos más largos de toda mi estúpida vida. Llegamos al aeropuerto dónde nos quedaríamos para tomar un autobús que nos guíe directamente a nuestra casa. Al llegar a nuestra casa, tomo mi celular y llamo de inmediato a Rowan.

—Llegué. —Suelto con voz forzada, parecía ahogado.

—Iré enseguida —dice apresuradamente—. Aquí están todos, irán conmigo.

—Vengan...

El temible sonido de la puerta de mi habitación chilló y oí que de ésta provenía una voz femenina.

—Todo es culpa mía... debí decirte lo que estaba pasando —se disculpa mi mamá, estando medio adentro de la habitación.

—Mamá, nada de esto es tu culpa... —Digo en tono tranquilizado—. Dentro de poco vienen Rowan y los demás...

—Está bien —se tranquiliza un poco—. Estaré en mi oficina si me necesitan.

Al cabo de unos cinco minutos llegaron Rowan y los demás a mi casa.

—Hola, mi amor —murmura Rowan—.

—Hola, Ryan. —Dicen los cinco chicos a la vez.

—Pasen.

Las horas pasaron rápido, nadie quería irse de mi casa, nadie quería despedirse de mí para siempre. Esto ya me había sucedido antes, cuando estudiaba en el Instituto Mellow, mi mamá tuvo que irse de la ciudad, y encontramos lugar en Manhattan, debido al cambio de preparatoria, aunque no conocía a muchos, ya que, como dije hace mucho: «No soy muy social». Esta vez era distinto, ellos se habían vuelto súper importantes para mí. En especial Rowan, la chica de la que me enamoré perdidamente.

—¿Cuándo te irás? —pregunta Rowan rompiendo el silencio que había en el salón.

—No lo sé... —Pienso durante una fracción de segundos—. ¿Mañana?, ¿pasado mañana?

—El Instituto Hason no se lo tomará muy bien —opinó Henry.

—No nos dejes, Ryan —volvió a sonar la hermosa voz de Rowan.

—Ya les expliqué, no es mi palabra —señalé en voz baja—. Es la del señor aquél que envía a los profesores de bajos pagos a preparatorias de alto rango. Y como mi madre es especialista en lenguas extranjeras decidió aceptar el cargo hace mucho y dimitirlo ahora es imposible...

Tardamos horas discutiendo... De pronto mi mamá salió de su oficina a hablar con nosotros... Ella nos aclaró cuando nos íbamos «pasado mañana», y aseguró que volveríamos, pero no en poco tiempo, volveríamos sólo un corto período...

—Volveremos, pero no por mucho, allá es súper estricto —aclaró mi mamá en tono firrme—. Se los prometo.

—Gracias por esforzarse sra. Michelle —agradece Rowan.

Por lo que veía Rowan era la única que se animaba a hablar, los demás estaban tan apenados y sorprendidos por la noticia que ninguno soltaba un palabra. Ellos se fueron cuando eran las 21:00, sólo quedaba esperar qué pasaba mañana, el último día en New York.

Rowan.

Llego a la mansión muy, pero muy triste, jamás me había sentido tan mal, y menos por una persona. Sin embargo, esta persona es la más importante en este momento.

—Hola, papá —suelto cortante.

—¿Qué tienes? —pregunta sin rodeos.

—Lo que temía... y lo que te conté esta mañana —digo en tono de llanto luego de lanzarme en la cama.

—Es exactamente lo que me pasó a mí... de pequeño... —De pronto se quedó sin palabras.

—Sólo me queda una cosa para que jamás me olvide...

—¿Y eso es...? —pregunta dudoso.

—El collar... de medialuna.




Tan Cerca, pero Tan Lejos | Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora