Me levanto con la sensación de que será un buen día. Estamos todos en casa, y mi mamá ya nos había dado permiso para ir a la fiesta que nos invitó Rowan. Cuando digo "nos dio" es porque Sabrina también iría conmigo. Al pasar por la cocina veo que están sentadas ambas viendo la televisión.
— ¡Buenos días! —digo. Avanzo y tomo mi desayuno.
Ambas, al unísono, me responden mis buenos días.
—Ryan —dice Sabrina—. ¿Ya sabes qué usarás? Porque yo sí.
Fue rápidamente a su habitación. Al salir, me enseñó el hermoso vestido rosa que se pondrá en la noche.
—Está hermoso —digo, ella sonríe—. Tampoco tengo mucho más, creo que la camisa de cuadros es una excelente opción.
La camisa era de un tono rojizo oscuro y con cuadros. Era muy linda, la verdad.
—Recuerda que es a las 19:00 —informa Sabrina. Lo había leído de una libreta que traía.
— ¿Cómo sabes? —pregunto, mirándola.
—Pues ella llamó hace poco —dice, poniendo cara de picardía—. Preguntó por ti, además.
Me sonrojé. Y es que, realmente, era fácil sonrojarme.
...
Al cabo de un rato, busco mi camisa en la secadora y veo que ya está lo suficientemente seca. Me voy a mi habitación a probar cómo me veo con ella.
—Te ves bien, tonto —dice Sabrina, entrando al cuarto sin tocar la puerta.
— ¿Tú no estabas con mamá?
—Quise venir a espiar en tu cuarto. ¿Qué más te pondrás?
—Un pantalón negro, con unos zapatos Nike negros —digo, sacándolos de la caja.
Sabrina me cuestiona si los zapatos negros son nuevos.
—No, no lo son. Los compré hace mucho, pero nunca los usé —me detengo un momento, y veo a través de la ventana que no es precisamente temprano—. Por cierto, ¿qué hora es?
—Son las 17:30, aún falta. Me iré a duchar.
Me siento en la cama y empiezo a pensar cosas: ¿hoy es el día? o ¿y si es muy pronto para esto?
Cosas que jamás creí volver a sentir, ahora lo estoy sintiendo. Cosas que jamás imaginé que volverían a ocurrir en mi vida, ahora están ocurriendo. Pasan y pasan los minutos y, ya faltando poco menos de cuarenta minutos para las 19:00, veo que Sabrina entra al cuarto y tiene su vestido rosa superhermoso. Le quedaba perfecto.
— ¿Qué ves? —me mira asombrada—. ¿Me lo puse al revés?
Me río. Ella no entiende nada.
— ¡Nos vamos! —le tomo la mano. Y salimos a la sala de estar.
— ¡Mamá, ya nos vamos! —decimos al unísono.
Nos recuerda que debemos ir con cuidado y, cómo no, aprovecha para acomodarme el cabello.
Salimos y vemos que está encendida una luz al final de la calle. Sí, es la mansión Houston.
—Ya casi empieza, aunque no oigo la música —le digo a mi hermana.
Y efectivamente no la escuchaba por la larga distancia entre su mansión y nuestro hogar.
Al llegar al lugar, vemos a una radiante chica rubia y de ojos azules.
— ¡Hola, Ryan! ¡Hola, Saby! Qué hermosa estás.
¿Yo no?
—Gracias, igual tú —dice una sonrojada Sabrina.
Rowan lleva puesto un vestido negro, le queda perfectamente ideal. Es que siempre lo diré, cada prenda que utilice le queda altamente perfecta. Y, la verdad, no quise guardármelo.
—Rowan —la miro y tomo de las manos—, te ves hermosísima.
—Gracias —contesta ruborizada—. Tú también estás muy guapo.
¡Sí! ¡Soy guapo!
Al entrar vemos a Bella, Arnold, Ben y Sofía. Por lo que parece, aún no llega Henry.
— ¡Por fin llegas! —dice Bella.
La saludo. Seguía mirando por si Henry aparecía.
—Qué niña más preciosa —dice Bella, con un tono infantil, refiriéndose a mi hermana.
Sabrina, con timidez, agradece el cumplido.
Pasaron unos minutos y llega Henry. Saluda a todos y luego se dirige a mí.
—Hola, Ryan. Siento llegar tarde —dice jadeando—. Se me había olvidado.
Me río de su cansancio. Le digo que no pasa nada
Al pasar una hora, llega alguien que jamás en mi vida había visto. Sí, había llegado el alcalde Carl Houston. Este entra a su mansión y, al ver la fiesta, no se sorprende en lo absoluto.
—Rowan —dice la voz que proviene de el Sr. Carl.
—Hola, papá. Te había dicho por WhatsApp que haría una fiesta a las 19:00 —dice Rowan, abrazándolo.
—Lo sé, hija —contesta, muy tranquilo—. Me da gusto que invites amigos a esta vacía mansión —le besa el cachete. El señor Carl voltea a verme—. Tú debes ser Ryan, ¿no?
Me quedé impresionado medio segundo.
—Exactamente, señor alcalde —le tiendo mi mano—. Es todo un placer.
—El placer es mío —estrecha mi mano—. Rowan siempre me habla de todos ustedes, en especial de ti.
Carl se despide y se retira.
Hablando casi 30 minutos con todos los chicos, de repente Rowan y yo cruzamos miradas y los chicos notan esto.
—Voy..., digo, vamos a agarrar unos refrigerios —dice Bella, tomando de la mano a Arnold.
—Yo iré al baño —dice Henry.
— ¡Yo igual! —se apresura a decir Ben.— ¿Y nosotras? ¡Nosotras vamos contigo, Bella! —profiere Sofía, agarrando de la mano a Sabrina.
Rowan había planeado que ellos se fueran para dejarnos solos, ya que Sabrina le había dicho que me iba a confesar. Básicamente, Row les dijo que vigilaran que no viniera el señor Carl.
Y al fin, Rowan y yo estábamos solos en la mesa.
Me cambio de silla para estar al lado de ella.
Es la hora Ryan, ¿qué esperas?
—Qué hermosa estás —digo, agarrándole la mano.
Me devuelve el cumplido, pero cada vez estamos más cerca.
—Hace tiempo que siento algo extraño por ti.
—Yo también estoy sintiendo algo muy extraño por ti.
Estaba temblando del nerviosismo.
—Este sentimiento es más que amistad, siento que tú y yo deberíamos ser más que amigos.
Nuestros labios casi rozaban.—¿Me estás queriendo decir que...?
—Sí, Rowan Houston. ¿Quieres ser mi novia?
Beso sus labios, y disfruto el mejor momento del mundo.
Pero, de la nada, alguien se para delante de nosotros.
— ¿Qué están haciendo?
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Tan Cerca, pero Tan Lejos | Temporada 1
RomanceRyan es un chico de 15 años que vive con su madre y su pequeña hermana. Llega a un nuevo Instituto por motivos laborales de su mamá, los cuales le obligaban a mudarse nuevamente de ciudad. En esta nueva experiencia tendrá que rehacer amistades, y po...