21. Ideas Equivocadas

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Continuación...

Hay hombres que parecen tener sólo una idea y es una lástima que sea equivocada.

Charles Dickens

Llevaba mucho tiempo de no ver a Rose y después de estar conviviendo con tres hombres extremadamente sobreprotectores me alegré tanto haberla visto en cuanto regresamos a la casa con Will. Me abrió la puerta y sin pensarlo dos veces salté para darle un abrazo empujada por la alegría de verla y la esperanza de encontrar momentos de tranquilidad junto a ella.

-Señorita ¿se encuentra bien?- me dijo ella asombrada de mi reacción.

-Sí Rose, solo me alegro mucho de tenerte por acá. ¿Llegaste hace mucho?

-Hace una hora aproximadamente, el señor Aldrich me pidió que viniera a cuidarla-

-Tengo que agradecerle por tomar esta iniciativa- sonreí- ¿Ya vino él?

-Sí, está en el dormitorio-

-Gracias, iré a saludarlo luego, creo que me llama algo más urgente, la comida, tengo hambre-

-Le prepararé algo rápidamente, si desea puede ir a refrescarse en lo que está la comida-

-Gracias Rose, prepara algo para ti también para que podamos comer juntas y ponernos al día-

Ella sonrió y me habló mentalmente diciéndome que eso no podía pasar, que no creía que al Sr. Aldrich le agradara que se sentara en la misma mesa conmigo para comer. Le di una palmada en el hombro y le respondí mentalmente también que esa no era decisión de él y que confiara en mí. Le guiñé un ojo y subí al dormitorio.

Pensé que encontraría a Charles descansando pero, estaba sumergido en la computadora junto con varios papeles alrededor. Se detuvo, volteó la silla y me observaba detenidamente.

-Hola, ¿cómo estuvo tu día?, ¿encontraste a la mujer que buscabas?, ¿Margarite?- le pregunté

Sentí que estaba hablando sola, no dijo ni hizo nada, no se movió ni un poquito, seguía observándome fijamente. Pasó medio minuto hasta que dijo:

-¿Cómo te fue con William?, ¿se portó bien?, ¿hizo algo que te hiciera sentir incómoda?, ¿por qué demoraron tanto?-

Todas las preguntas las hizo en un tono serio y sin ningún ápice de armonía o simpatía. ¿Qué sucede, sabrá que Will y yo fuimos a buscar a Gerard o está evitando mis preguntas sobre Margarite?

Tenía que hacer que la conversación no fuera por ese rumbo si quería evitar la situación y tener que dar explicaciones.

-Nos pondremos al día luego, veo que estás trabajando, yo tengo hambre así que iré a comer con Rose, te espero abajo si quieres acompañarnos, solo pasaré primero a refrescarme un poco en la ducha-

Me di vuelta para entrar directamente al baño. Pensé por un momento si intentaba leer su mente, pero no quiero levantar sospechas de nada, así que actuaré normal.

Charles no me siguió ni dijo nada adicional. Terminé de ducharme y bajé.

-Señorita, ¿no sé si prefiere esta comida o desea sangre?- me dijo señalando el pollo que había preparado.

-Comeré el pollo, con la sangre aún no me acostumbro a beberla así-

-¿Y cómo la ha estado bebiendo, señorita?-

-Rose, deja de decirme señorita, dime Clarisse. Y, para serte honesta, solo he bebido directamente de Charles-

Rose hizo una cara de asombro y terror. Pero no dijo nada. Nos sentamos a la mesa, ella aún se veía un poco incómoda. Pero, conforme empezamos a comer noté que iba relajándose.

-¿Cuando llegaste Charles ya estaba aquí?- pregunté

-Sí, estaba junto con Lady Cross hablando en el jardín de la entrada, creo que estaba despidiéndola-

-¿Quién es Lady Cross?-

-Lady Margarite Cross, es una amiga del Sr. Aldrich-

Comencé a sentir que se me revolvía el estómago, que se me secaba la garganta y que mi semblante pasaba a arrugarse del enojo. ¿Por qué la había traído a nuestra casa? Dijo que iría a buscarla ¿y la trajo aquí? No me percaté en qué momento Rose se levantó asustada y corrió a la puerta a llamar a Will. Estaba sumergida en mi enojo.

Aún me pregunto hasta qué punto puede el enojo sacarme de la realidad. Will estaba a la par mía tratando de tocarme para que reaccionara sin lograrlo, Rose corrió al segundo nivel a buscar a Charles y hasta que sentí que él se acercaba comencé a ser consciente de mi alrededor y lo que me hizo despertar totalmente fue la patadita que sentí en el vientre.

Estaba envuelta de nuevo en llamas azules, estaba de pie -¿cuándo me levanté?- y con la ropa casi consumida por las llamas convenientemente cubierta en las partes necesarias.

-Señor, en verdad no sé qué sucedió, estábamos comiendo, de repente bajó la mirada y se puso de pie y esas llamas empezaron a salir de su cuerpo- le decía Rose a Charles.

Cerré mis ojos, respiré profundo y las llamas comenzaron a desaparecer. Charles y Will me veían sorprendidos y Rose seguía aterrorizada.

-¿Qué sucedió?- me preguntó Charles aún con su semblante serio

-¿Estás bien princesa?- Will se acercó a mí y comenzó a sobarme los brazos como si aún fuera a espantar llamas.

Miré a Charles detenidamente. Sabía que algo estaba pasando porque su mirada estaba dispersa y seguía serio o molesto, no estoy segura.

-No sucedió nada, lamento haberlos preocupado, perdóname Rose por haberte asustado de esta manera. Creo que aún no sé cómo controlar esos momentos donde las llamas aparecen. Pero, estoy bien.- traté de explicar volviendo a sentarme.

Sentí de nuevo sed, tenía sed y más sed. Supongo que la energía que gasto con las llamas aumenta mi sed. Sin percatarme de nuevo, saqué un poco mis colmillos.

-Vamos a la habitación- dijo Charles - debes alimentarte debidamente, eso puede afectar que tengas estos estallidos de energía.

Por algún motivo me sentí incómoda con la propuesta de Charles. ¿Celos?

-Creo que terminaré este pollo y luego subiré- dije. Me volteé de una vez y comencé a comer.

-Debemos hablar- dijo Charles y se dirigió directamente a mí. Me tomó por la cintura y me levantó a sus brazos para llevarme a la habitación.

Como siempre, ir en sus brazos se sentía tan bien. Por un momento sentí que se me pasó toda molestia o enojo que pude haber tenido. Sentí también como él iba relajando los brazos y hombros conforme avanzábamos. El sentirnos uno con el otro había tirado una pared que levantamos en un santiamén.

Me dejé llevar y lo abracé. Me vio a los ojos y noté de nuevo a mi Charles manifestando su amor hacia mí con esa mirada penetrante y hermosa. Al fin sonrió.

Llegamos al dormitorio y me recostó en la cama. Se sentó a la orilla junto a mí y empezó a meterme entre las sábanas.

-Antes de que bebas, debo decirte algo muy importante- me dijo.

Confieso que me sentí intranquila por lo que pudiera decirme. Creo que la situación me llevó a pensar que algo malo está pasando.

-Está bien- dije sin dejar de verlo a los ojos.

-Sé que saliste con William a buscar a Gerard y que te expusiste al peligro habiendo entrado solamente tú a la casa de ese ángel. Estoy decepcionado de tu decisión-


El Sello de una Noche: Vida o Muerte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora