Décima parte: Sed

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"Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra a que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón." Charles Dickens.

- Y desde Inglaterra, con ustedes: William Bennet y Alfred McDowell.

Los nombres resonaban en mi cabeza tan fuerte como un campanazo de una iglesia justo en mis oídos. Aún no habían salido al escenario del teatro pero, tenía que salir de ese lugar inmediatamente. Aunque ellos no podían verme por mi sello, no sé si yo podré soportarlo.

Me levanté de mi asiento sin decir nada, ninguno de los estudiantes o catedráticos me detuvo, seguramente pensaron que iría al baño. Comencé a bajar las gradas dirigiéndome a la salida cuando comencé a sentir más fuerte el olor de Charles en la sangre de ellos.

Habían pasado cuatro años desde que tuve que huir de la casa de Charles y hacerle creer a todos que había desaparecido. El último día que estuve con ellos me convertí en vampiro pero nunca he probado sangre humana. He estado alimentándome de animales salvajes o de reservas de sangre de los hospitales. Debido a mi esencia angelical no he necesitado consumir mucho, realmente lo hago solo para no descuidar los poderes vampíricos que adquirí al convertirme ya que me ayudan a mantener mi sello más fuerte y así no ser detectada por nadie que no sea humano.

Sin embargo, notaba como empezaba a sentir un fallo en la creación de mi sello y es que la sangre de Charles sí que sabe descontrolarme y con más razón debía salir de ese lugar.

Iba llegando a la puerta de salida cuando sentí que alguien sostuvo mi brazo desde atrás.

- Señorita, podría por favor regresar a su asiento? Vamos a cerrar las salidas por un momento porque tendremos una presentación de baile cultural y los bailarines entraran por todas las puertas del teatro- me dijo un agente de seguridad.

-Lo lamento, en realidad necesito ir al baño- le dije pidiéndole que me suelte.

William y Alfred salieron en ese momento al escenario y quedamos a tres filas de asientos de diferencia y fue el espacio suficiente para que se estremeciera todo mi ser.

El ardor en la garganta era extremadamente fuerte, sentía como si estuvieran rasgándola con un cuchillo y me traspasara la piel. Me tumbé al piso agarrándome fuerte la garganta.

El agente de seguridad se agachó para ayudarme pero, varios de mis estudiantes se percataron de que había caído al suelo y comenzaron a pararse de sus lugares para ver qué pasaba.

El movimiento alarmó a varias personas del teatro. Yo no podía controlar esa SED, quería pararme y salir de allí para que dejaran de verme pero, junto a la sed, iba perdiendo el control del sello.

William estaba hablándole al público pero, Alfred se percató del grupo que había formado mis estudiantes enfrente de mí. Y se dio cuenta de que él no podía ver a quién estaban atendiendo con tanto cuidado así que se separó de William y se acercó a otro agente de seguridad para preguntar qué pasaba.

-Parece que una joven se desplomó en el suelo quejándose de algún dolor y la están atendiendo-. Dijo el agente.

-Pero yo no veo a nadie en el suelo- dijo Alfred.

-Sí señor, allí está, la joven de blusa negra y pantalón de lona azul-

Alfred agudizó la vista para intentar encontrarme pero no me veía. Y en ese momento escuché que William anuncia en su discurso:

-Así que después de una gran lucha, logramos convencer al que hizo todo esto posible que nos acompañara hasta este lugar y compartirles por él mismo su experiencia. Les presento a Charles Aldrich, fundador de Aldrich Company-.

Resonaron los aplausos con gran estupor.

No!!! No!! No!! Ardor!! Dolor!! Sed!!! Aaaaaaaaaaaaaa!

Charles salió al escenario.

Y no pude más.

Todo pasó tan rápido. El sello se rompió por completo. Mi sed era desgarradora. Charles, William y Alfred me vieron. Comencé a escuchar cantos angelicales. Mis alas querían salir de mi espalda. Y la Sed!! Necesito sangre!!

Mis ojos se estaban nublando pero distinguía a mis estudiantes alrededor mío. No podía más. No hay forma de describir la Sed que me provocaba la presencia de Charles.

Levanté mi brazo para agarrar a Karen que era la estudiante que tenía más cerca de mí. Mis colmillos salieron a la vista dispuestos a desgarrarla. A lo lejos escuché a Loreine (mi hermana pequeña) gritar mi nombre, pero yo no podía pensar en nada más que en beber sangre.

Mis alas estaban a punto de comenzar a salirse de mi espalda mientras tenía a Karen a uno centímetros cuando sentí que me levantaban de ese lugar con tanta fuerza y me cargaron en brazos para salir del teatro.

El dolor fue todavía más agudo, más intenso, más profundo, casi irracional. Iba en los brazos de Charles.

Salimos al jardín de la parte trasera del teatro y sin poder contenerme ni un poco más, agarré su cabeza sin nada de delicadez y acerqué mis colmillos a su cuello. Él no puso ninguna resistencia. Y lo mordí.

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Quiero agradecer a todos los que estén leyendo esta historia…. Si pudieran comentar qué les parece sería buenísimo!!  Es la primera vez que escribo una y quisiera hacer algo que de verdad les guste……. Gracias de nuevo!!!

El Sello de una Noche: Vida o Muerte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora