Capítulo 5

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El sol ardía fuertemente, el calor se hacía sentir dentro del gran almacén, éste tenía grandes ventanales que permitían una gran entrada de luz, pero el aire acondicionado causaba la iluminación natural correcta y la temperatura adecuada, ahora sin electricidad no tiene ningún sentido ese gran tamaño generando un calor insoportable.

Me desperté con un fuerte dolor de muelas, y el estómago lo sentía como si me hubieran atropellado, dormir en una jaula de animal no es precisamente mi mejor experiencia. Gunter me hizo un gesto con el dedo y señaló a Collin quien se había quedado dormido, me di cuenta que a mi jaula anoche no le habían puesto candado, únicamente el pasador, asentí, abrí la puertilla con mucho sigilo, la de Gunter sí tenía candado. Collin se había quedado dormido en el suelo boca arriba con su arma sobre él. La llave probablemente la tenía Blitz pero si conseguía esa arma podría al menos defenderme, pronto escuché un silbido del fondo y la piel se me erizó. Me di vuelta y Gunter negaba con la cabeza, vi hacia mi izquierda, nada, luego quería mirar al otro lado, pero algo frío y de metal se encuadró en la parte de atrás de mi cabeza.

─Tienes unos huevos de acero lo admito, pero ya basta ─habló Blitz.

Cerré los ojos y mordí mis dientes con toda mi fuerza, si era la hora de morir estaba listo, sabía que dolería o tal vez no, con la velocidad quizás ni me daría cuenta, sería una muerte rápida e indolora. Pero pronto sentí otra cosa, un fuerte empujón y antes de que me diera cuenta estaba en el piso, Blitz en ese momento pateó en la costilla a Collin, éste despertó de inmediato.

─Una orden, eso era lo único que te pedí

─Señor, yo... ─le disparó en la cara antes de que pudiera terminar, sin decir nada simplemente me miró y me hizo un gesto de que me parara, yo estaba completamente helado tenía miedo de que me volase la cabeza y aparte de cómo lo hizo a sangre fría con el muchacho rubio no pasaría mucho tiempo antes de que me hiciesen lo mismo. Pero resulta que me equivoqué, a Gunter lo sacaron de su jaula, aparecieron otros dos de su gente con pistolas que aseguraban que él no haría nada y éstos lo llevaron hasta mi lado.

─Ahora de rodillas ─ambos lo veíamos aterrados, no sabíamos qué mirar, si a él o a su difunto compañero, ¿qué pasaría con nosotros?, ninguno de los dos se atrevió a preguntar, los dos que estaban ahí nos amarraron las manos─. Al patio, hay mucho por hacer

Los que nos escoltaban eran un hombre y una mujer, ambos armados. No sabíamos a dónde nos llevarían.

─Gunter, ¿qué está pasando?

─ ¿Cómo voy a saberlo?

─No creerás en serio que Jason...

─No sé en qué creer en este momento

La camioneta se movía, el señor Thompson estaba en el asiento del copiloto con un arma apuntando a Raúl que manejaba con un ojo morado en el rostro.

─Esto es inútil, ¿lo sabe no? ─dijo el muchacho.

─Cierra la boca maldito niño

─Tenemos un ejército, uno muy grande

─Ajá, y los muertos caminan

─Sí lo hacen

─Mira al frente

─Ustedes son unos estúpidos, probablemente tu grupo ya esté muerto

─Si no llegamos ¿Cómo pretendes que lo averigüemos? ─dijo un poco más comprensivo.

─Y dime, ¿piensas que con esa arma pequeñita vas a poder con todos los que están allá?, es un grupo enorme, de al menos unas 40 personas, ¿cuánto tienes, 12, 10 balas?

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