02. *editado*

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No hacía ni una hora que había amanecido y ya me encontraba con el humor muy bajo. Hacía ya cuatro meses que Sam y yo ya no estábamos juntos, pero aún así por las redes sociales inventaban todo tipo de chismes, concretando, hoy en twitter habían inventado que yo volví con el. Quizá este era la desventaja de tener algo de fama, que siempre iba a haber personas que inventarán algo. Tumbada en uno de los sillones de la sala de estar con los pies apoyados en el posa pies escuché el claxon de mi casa retumbar, haciendo que sobresaltara gracias a lo concentrada que estaba leyendo.

Me desplacé hacia la puerta principal con vagancia, quité el cerrojo que sujetaba la puerta y la abrí, dejando ver a una de las personas que menos me esperaba.

-Liam, ¿Qué te trae por aquí? -Le dediqué una amable sonrisa. A decir verdad no lo esperaba, pero su presencia siempre era agradable.
-Siento haberte molestado, pero quería enseñarte la sorpresa que te dije. -Dirigí mi vista hacia sus manos escondidas tras su rígida y musculosa espalda. Lo que alcanzó de ver mi vista era una bolsita de plástico la cual estaba escondida por sus manos.
-Nunca molestas Liam. Ya sabes que me divierto mucho contigo. -Realmente estando con el mi ánimo aumentaba por completo. -Pasa, no te quedes ahí. -Hice una seña para que accediera a mi domicilio. Le invité a pasar a la sala de estar. Tan educado como siempre, se quedó de pie junto al gran sofá chaise longe esperando a que le diera permiso para sentarse.
Me senté y di unos pequeños golpes en el sitio de al lado para que tomara asiento.
-Vi la noticia en twitter. -Hizo una pausa y dejó su mirada perdida en un punto fijo. -¿Es verdad? -No. -Vaya, mi tono era serio y seco. No tenía ganas de volver a escuchar lo mismo de siempre sobre Sam.

-Vine para ver como estabas, pero antes de pasarme por aquí me pasé por una de las pastelerías de la ciudad y compré esto.

-Puso la bolsa sobre sus rodillas y desenvolvió el papel para entregarme otra bolsa de tamaño más pequeño decorado con un lazo rosa.

Con curiosidad me quedé mirando el envoltorio durante unos segundos. Comencé a desenrollar el papel que cubría el envoltorio dejando al descubierto una bandeja de plástico plateado con un surtido de galletas que tenían dibujo a los personajes de Disney. Acto seguido me encontraba abrazada a el con mis brazos rodeando su cuello y sus robustos y musculosos brazos rodeando mi cintura.
-Gracias Liam, no sabes lo agradecida que estoy.

-Me aferre más a su espalda rozando su cuero cabelludo con mis cortos dedos.
-No quiero que estés mal, así que decidí traerte esto para que cuando te encontraras un poco desanimada, comieras galletas y te acordaras de mi.

-Era tan tierno que me hacía sentir mal. Se había tomado la molestia de comprar estas apetitosas galletas y venir hasta aquí solamente para verme feliz. Este chico era un amor.
-Las aceptaré con una condición. -Me incliné un poco y apoye mis brazos sobre mis muslos intentando obtener una posición cómoda.

-Tus condiciones a veces me dan miedo. -Frunció el ceño y su voz era suave.
-Quédate a comer galletas conmigo, por favor.

-Intenté poner cara triste, pero con el nunca valdría.
-Está bien. -Dice al cabo de un buen rato.

Varios minutos después nos encontrábamos sentados uno en frente de otro sentados en dos sillas de metacrilato, comiendo las galletas que trajo. Durante varios minutos estuvimos comiendo sin hablar, simplemente masticando y mirándonos.

-Mira que hora es. -Me mostró su teléfono móvil señalándome el reloj digital que marcaba su iphone. Su teléfono marcaban las tres de la tarde, cosa que a mi no me sorprendió ya que me encontraba viviendo sola durante una temporada por un viaje que hizo mi madre.

Just stay. » Jade y Liam. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora