Prólogo.

18 3 4
                                    

2:43 a.m. Whitehorse: Yukón, Canadá.

Las sirenas de la policía resonaban en toda la calle. Los vecinos de aquel tranquilo barrio residencial habían salido de sus casas y se habían reunido al borde de la cinta policial que rodeaba una de las casas, para cotillear e informarse los primeros del motivo de aquel escándalo.

Frente a la casa, había ambulancias, camiones de bomberos y coches de policía. Había gente por todos los alrededores. Los vecinos se preguntaban si había habido un incendio, puesto la presencia de los bomberos. Pero la realidad era más oscura que eso.

Aquella madrugada, los servicios de emergencias habían recibido una llamada a las 2:15 a.m.. Al teléfono, sonaba la voz de una señora notablemente alterada. La mujer no para de susurrar pidiendo ayuda por el teléfono, tartamudeando, durante los primeros dos minutos de la llamada:

- ... está dentro... Colgando... Ayuda.... Ayuda.... Sangre... Ayuda.... Ayuda....

La operadora ya había avisado a la mujer de que mandaba a la ambulancia. Pero cuando el temporizador de la llamada marco los tres minutos, la mujer empezó a gritar desesperadamente: piedad, ayuda, clemencia. Lo único que la operadora oyó fue una risa apagada y grave lejos del teléfono. Seguidamente, la operadora escuchó un grito desgarrador que la sobresaltó, provocando que se quitara el auricular. Cuándo se lo volvió a poner, escuchó como la misma voz de la anterior mujer gritaba de dolor, cada vez más de una manera más espeluznante, con el sonido del fuego de fondo.
La operadora mandó a la policía y a los bomberos allí. Llegaron en cuestión de minutos.

Eso era todo lo que sabía el agente Daniel, que llegó a la casa de los William's en su coche patrulla, sirena sonando a todo volumen, junto al camión de bomberos. Nada más llegar, los oficiales vieron el fuego en el salón de la casa, a través de la ventana. Los bomberos no tardaron en tirar la puerta abajo y apagar el incendio.
El fuego se había propagado muy poco. Solo se había dañado la parte central del salón, con la moqueta que ocupaba ese espacio, el sofá... Y algo muy chamuscado, grande, de forma alargada y que parecía ser el punto de inicio del fuego.

Los bomberos salieron de la vivienda al no hallar más indicios de fuego en ella, dejando la casa vacía para los agentes de policía. Lo primero que hicieron fue fotografíar la supuesta escena del crimen, donde se había dado el incidente.
Llegaron las ambulancias. Poco a poco llegaron más patrullas y la casa se llenó de sanitarios y agentes de policía; y mientras acordonaban la zona, más y más vecinos fueron acercándose a la casa.

Ya rodeado de sus compañeros, Daniel examinó más de cerca la forma que había sido el inicio del incendio. Vista más detenidamente, aquella cosa tenía una forma humanoide delgada. Además, tenía un anillo de oro puesto en lo que serían los dedos. ¡Aquella cosa era la señora que había llamado a emergencias! Cerca del cuerpo también encontró lo que parecía ser un móvil, también quemado, al que le había explotado la batería:

- Chicos, tenemos un cuerpo.- informo al resto.

Entonces los policías fotógrafos, se concentraron en hacer fotos al cadáver, así como al teléfono, como Daniel les indicó justo después. La búsqueda de pruebas de cernió a los alrededores del cadáver.

Daniel se quedó un rato examinando el cuerpo, pero sin tocarlo. El cuerpo estaba en una condición horrible, a los ojos del agente. Toda la piel de la mujer estaba quemada y había quedado tirante y ennegrecida, casi pegada a los huevos; no tenía parpados, y se le habían quemado los globos oculares adquiriendo un color negrizo. también se le había quemado toda la nariz, y las mejillas se habían rajado, quedando a la vista parte de la dentadura; el fuego consumió demasiado esa zona, supuestamente. El cabello de la señora, que seguramente había sido rubio, ahora parecía estar hecho de trozos de cuerda. La ropa estaba hecha girones y el cuerpo tenía varios agujeros, producidos pudiera ser por el fuego, o bien por una arma blanca. El cuerpo estaba en una posición fetal, sobre un líquido casi negro que podía ser gasolina, sangre, o ambas: 

 ✤~Cytoplasme de porcelaine.~✤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora