¿Que pasa si hoy no tengo ganas de sonreir, si no me encuentro con energías suficientes como para elevar la comisura que conforma mi boca y así dar una respuesta amable a mi conversador?
¿Y si hoy es uno de esos días? Uno de esos días en los que nada te afecta, nada te importa, nada produce cambio alguno en ti.
Cuando tu ser personifica la más absoluta indiferencia.
Cuando aun estando rodeado de gente, las personas de alrededor hablan en silencio, se mueven quietas y miran con los ojos cerrados.
Cuando se es consciente del estado en el que uno está, pero no se quiere alterar; porque lo único que uno quiere es desconectar de todo, evadirse y no ser nada, no sentir nada.
Cuando el cuerpo está presente, sano, y enérgico. Pero tu alma esta magullada, quemada, dolorida y cansada; y el único mecanismo que tiene para protegerse y hacer más llevadero el tortuoso camino hacia la noche es quedarse en un estado de indiferencia silenciosa.¿Debo seguir caminando con la mirada perdida y roto mi interior?