Capítulo 2

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Scott no volvió más a mi vida, y estoy agradecida que eso no haya ocurrido. 

Por supuesto, mi vida no volvió a ser la misma, y empecé a planear que haría a partir de ahora.

Decidí que la primer cosa que haría es escribir todo en un diario para desahogarme (yo lo llamé "Manual de supervivencia"), para ayudar a otros, y para no olvidar lo aprendido en estos años. ¡Y que mejor lugar para escribirlo que la casa de mi hermano!

Él me la dejó antes de irse a España. Quedó muy preocupado por las cicatrices que quedaron a lo largo de mi cuerpo: no mencionó el tema pero su mirada lo dijo todo. Supongo que espera que le cuente que me ha estado pasando en este último tiempo, y lo haré en cuanto me sienta lista. Sólo le comenté que ya no estaba con Scott y está feliz de que terminaramos, aunque no sepa que pasó realmente. Yo por mi parte, estoy agradecida de que me diera el espacio que necesitaba y no insistiera.

Tuvimos una emotiva despedida, donde reinaban los abrazos, besos y promesas de que me visitaría en cuanto pudiese para saber de mí.

Se marchó en su auto, pero antes agitó su mano a través de la ventanilla y tomó la calle para ponerse en camino al aeropuerto.

Con respecto a la casa, debo reconocer que es el lugar perfecto. Ahí tenía un hermoso paisaje y el unico ruido que tenía era el canto de los pájaros, el sonido del rio, y las hojas de los árboles. No cambiaría este lugar por nada del mundo, porque la paz que transmite es indescriptible.

Y ahí estaba yo, frente a mi "Manual" con bolígrafo en mano y sentimientos a flor de piel.

Lo dividi en "reglas", para que fuesen más fáciles de recordar y lo comencé así:

DANGER!!! Si estás leyendo esto es porque pasaste por algo igual o similar a lo que me pasó. Sigue estos pasos y te irá bien, confía en mí.

Regla N°1: "No confíes de nuevo. Las personas no cambian, volverán con rosas y bombones con la intención de recuperarte, y si les crees caerás en su trampa nuevamente y no tendrás salida."

Regla N°2: "No dejes que las opiniónes de los demás te afecten, ellos dirán que ya es hora de enamorarte, casarte y tener hijos, sin saber que puedes estar superando un duelo, o quizas sufriste una violación, maltrato físico, emocional o psicológico. Esas circunstancias no se superan tan fácilmente como cuando parpadeas, son procesos con los que luchas solo, y ninguno de ellos podrá sanarte completamente..."

Regla N°3: "No te autolesiones, ni tomes al suicidio como una opción. Lo único que lograrás es que te sientas más culpable aún, y las cicatrices no se irán con tanta rapidez... Incluso algunas se quedan allí y te recuerdan lo que hiciste."

Mientras escribía, las emociones y los recuerdos venían a mi mente, y sentía a flor de piel cada palabra, cada recuerdo. Inmersa en mis pensamientos, lo que creía que ya no afectaba, hacía un torbellino en mi y no podía parar de pensar en el pasado.
Sentí que me desmoronaba, no podía seguir. Lo único que estaba consiguiendo era torturarme más y las lágrimas no paraban de empapar mi rostro.
Cerré el diario y me acosté en mi cama para dormir. Al día siguiente lo terminaría, cuando estuviese preparada para ello.

1 año después. . .

Una forma de retomar mi vida era volver a la universidad y terminar mis estudios, y eso hice. Era mi último año antes de obtener mi título, así que estaba poniendo mucho empeño y daba lo mejor de mi para graduarme. Lo bueno es que mi hermano me dijo que me quedara con la casa, y él pagaba mis cuentas para no tener que trabajar y así poder estudiar con total comodidad, así que en cuanto terminara comenzaría a trabajar.

Un día estaba redactando un ensayo que me enviaron como tarea. Debía ser en grupos, y acordamos con mi mejor amiga, Lucía, de reunirnos para hacerlo y que fuera menos pesado el trabajo, pero hacía media hora me aviso que tenía que ayudar a su madre con la boda de su hermana y no podría venir, así que dividimos el trabajo, y me dispuse a hacer mi parte.

Luego de un rato, siento que alguien llama a la puerta, y eso es raro cuando te encuentras en una cabaña en el campo y no tienes vecinos, además de que Lucía aviso que no vendría.

Llegué a pensar lo peor, pero me armé de valor y abrí la puerta, encontrándome con una especie de "juguete que se escapó de una juguetería"... Es que Dios, mira sus ojos, hipnotizan con ese color verde combinado con marrón, esa mirada encantadora, sus risos al viento y esa media sonrisa que te hace derretir. Debo reconocer que si no estuviese odiando el amor hace tanto tiempo, y quitando que no lo conozco, me casaría ahí mismo con ese hombre.

FIN FLASHBACK ÁMBAR

FLASHBACK DOUG

Hace 3 años llegué a la puerta de la casa donde creí que podrían ayudarme. Era de un viejo amigo de la universidad, Mark Collins, que me dijo que si necesitaba ayuda, llegara y él estaría para mí. Golpeé la puerta, aunque sin esperanzas de que estuviese allí, y en eso, una diosa griega abre la puerta y se queda mirándome. Por Dios sus ojos son dos luceros que alumbrarian cualquier habitación, aunque sea la más oscura, y su sonrisa son perlas, y quieres que esa sonrisa se encuentre junto a la tuya por siempre... ¡DOUG CONCENTRATE!- gritó mi conciencia, aclaré mi garganta y decidí hacer lo que venía a hacer...

-¿Mark... Collins... se encuentra aquí?- pregunté nervioso

-¿De parte de...?- dijo la desconocida, sin interés.

-Doug... Doug Jefferson, un gusto- dije extendiendo mi mano para saludar, pero la miró y no correspondió.

-Él ya no vive aquí, se mudó a la ciudad.-dijo enojada.

-Que pena... Es que necesito ayuda urgente y él prometió que...

-Lo que haya prometido mi hermano no me importa. Esta es mi casa ahora y yo decido, así que te vas... ¡AHORA!-dijo escupiendo sus palabras, con una... ¿furia? que no entendía.

-De acuerdo, tienes razón, que tengas un buen día.- dije intentando sonar calmado y empecé a caminar.

FIN FLASHBACK DOUG

FLASHBACK ÁMBAR

Lo eché porque era lo mejor, ¿cómo iba a aceptar a un desconocido en mi casa? Si, lo sé, es amigo de mi hermano... ¿pero y eso qué?

-No dejes que se vaya...-decía mi conciencia.

-¿Pero y las reglas? No puporedo cumplirlas con él aqui.- dije intentando defenderme.

-Tu lema era siempre ayudar, no importando a quién ni como. Además, podría pasarle algo y será tu culpa.- dijo con aire vencedor.

-PERO... es verdad, al diablo las reglas por unos minutos.

Corrí tras él, tomé su brazo, y cuando él volteó a verme, me sonrojé apenada.

-Perdón, puedes quedarte si lo deseas. -dije tímidamente.

Y eso fue suficiente para obtener una gran sonrisa y que ambos empezáramos a caminar de nuevo a casa.

Amor En Tiempos Difíciles -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora