Noche 01

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Hace un par de semanas habían traído a un hombre a Alexandria, Agatha no tenia ni idea de quien era, habia escuchado que él habia sido el responsable de la muerte de Glenn y Abraham pero, como ella apenas acababa de llegar no hace poco un par de meses, no habia tenido la oportunidad de conocer a estos dos hombres. Ella veía como muchos alejandrinos se referian a aquel hombre de mala manera, no entendía lo que sucedía, pero ella quería conocerlo.

Agatha, que se encontraba jugando con Judith le sonrió y comentó:

—Hace poco capturaron a un hombre, al parecer era el que originó todo el caos en Alexandria. —dijo mientras cogía uno de los juguetes—. Dicen que era muy peligroso, pero algo en él hace que mis miedos se desvanezcan. Se que no lo conozco —rió la joven—. Pero me llama la atención, a él al parecer no le importó ser capturado, no se que pensar de él. ¿Y si no es tan malo? —cogió a la bebé y sostuvo entre sus brazos—. ¿Debería conocerlo? Dicen que ha causado confusiones en varios de aquí, que es el causante de intento de asesinatos entre nosotros, veras Judith, hace dos días Luis intentó asesinar a Rosita, y horas previas habia hablado con ese hombre. Lo mismo sucedió con Kat ayer, y tanto como Luis y Kat tuvieron que ser expulsados. —la bebé miraba confundida a la joven de cabellos negros—. No se porque te explico estas cosas, ni lo entiendes.

—¡Agatha! —gritó el mayor de los Grimes al entrar a la habitación.

—Dime Carl, ¿qué sucede ahora? —dijo mientras cargaba a la bebé.

—Acabó mi turno... —dijo agotado—. Olivia te espera.

—Rayos... —susurró ella mientras le entregaba a la bebé, pero al instante se dirigió al joven del sombrero—. ¿Fuiste con el hombre verdad? Ahora que Kat y Luis ya no están... ¿Te tocó darle la cena? Vamos Carl, dime ¿cómo era él? —los ojos marrones de la joven mostraron asombro.

—Solo le dejo la comida y me retiro, no quiero perder mi tiempo con idiotas como él.

Agatha salió de la habitación aún pensando en que podía cambiar la manera de pensar de todos los alejandrinos respecto a aquel hombre. Cogió su chaqueta y corrió a la bodega en donde Olivia se encontraba esperándola.

—Aquí estoy Olivia. —dijo la joven detrás de la encargada de la bodega.

—¡Dios Agatha, me asustaste! —suspiró ella—. Ayudame a llevar estas cajas vacías a mi casa, aquí tienes las llaves, solo usa la que tiene etiqueta morada. —dijo mientras arreglaba algunas latas—. Hay mas llaves por el hecho de que últimamente sin Luis y Kat tengo que pensar quienes serán los demás encargados, la llave de etiqueta roja es de la iglesia, de la azul es del cuarto donde esta ese sujeto, la naranja es de...

Agatha dejó de escuchar lo que decía Olivia y se concentró en que tenia en su posesión la llave de la etiqueta azul, en donde él estaba. ¿Por qué la curiosidad hacia él? Ella no tenia idea, solo creía que podría hacerlo entrar en razón. Pero, ¡ni lo conocía! A ella no le importaba eso.

—¿Agatha? —preguntó Olivia captando la atención de la joven.

—Dime. —respondió ella.

—No pierdas las llaves —sonrió mientras volvía a ordenar sus latas—. Me quedan pocos duplicados —rió.

Agatha corrió con las cinco pequeñas cajas hacia la casa de Olivia que se encontraba a dos casas de la bodega, abrió la puerta, dejó las cajas y sin dudarlo subió a la habitación de la mujer, rebuscó entre los cajones y encontró los duplicados.

—Bingo. —susurró.

Acto seguido cogió la llave de la etiqueta azul, la escondió y volvió al primer piso. Escuchó la puerta abrirse y era Olivia, quien le agradeció y le ofreció una botella de agua (que en estos tiempos es muy escazo) por su ayuda y la joven de diecinueve años aceptó la recompensa.

Agatha se encontraba otra vez en las calles de Alexandria, sola, en plena noche. Miró sus zapatillas negras, se acomodó el vestido lila que solía usar, sacudió su chaqueta y cogiendo la botella de agua se dirigió a la pequeña prisión del pueblo en donde estaba aquel hombre.

Abrió las rejas y se dirigió a la única habitación que habia. Él estaba ahí dormido, y ella simplemente lo observó por la ventana, no se veía como solían describirlo, feo, una bestia, o cosas así. Ante los ojos de Agatha aquel hombre se veía tranquilo, atractivo y dulce.

Ella abrió la primera puerta, que era una de rejas, seguida de una de vidrio y dejó la botella de agua en frente de él. Pero el hombre poco a poco despertó.

—¿Amaneció o que mierda sucedió? —preguntó de repente él.

Agatha solo se quedó mirándolo mientras él se ponía de pie. Alto, ojos marrones, cabellos oscuros, traía un polo blanco, y su chaqueta negra estaba tirada en el suelo. Él se acercó hacia la botella, la sostuvo, miró a la chica de cabellos lacios y sonrió.

—¿Desde cuando aquí son tan amables?

—¿Tiene algo de malo? —respondió la joven.

—Eres tan joven, puedes ser útil, puedes ser alguien mas, Los Salvadores somos un gran grupo y ahí...

—No caeré en sus palabras, no soy como Luis o como Kat. No soy como ellos, no dañaré a mis compañeros. —lo interrumpió ella.

—Lo suponía. —sonrió.

—Ahora, señor. Solo pensé en que usted necesitaría algo de beber, solo me preocupé por su bienestar, pensé en que podría hacerle cambiar de opinión.

Él la miró lentamente.

—Vales mucho niña...

—Agatha. —lo interrumpió.

—Negan. —dijo mientras destapaba la botella—. Y te lo digo en serio. —sonrió.

Ella sabia que podía hacerlo cambiar de opinión, seria un trabajo difícil, pero lo lograría.

Fin del capítulo 1.

Etiqueta Azul «The Walking Dead/Negan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora