Cap 12.-Instintos.

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Dedicado a la gilipollas de -monsoon- y a la estúpida de Naomi a las cuales odio con toda mi vida por obligarme a escribir capítulo. 💕

Rubén sentía que se quemaba a cada uno de los besos de Mangel por su cuello.
Su cerebro le decía que no tenían que hacer eso allí, en medio de la calle. Intentaba expresarlo con palabras, pero apenas un balbuceo salía de su boca.

-M... Ma...-Su boca fue cubierta por la palma de la mano de Mangel.

-Shhh, gatito...

Los pensamientos en la cabeza de Rubén colapsaban unos contra otros haciéndole imposible pensar con claridad. Sus emociones se entremezclaban entre ellas.

La mano libre de Mangel se coló rápidamente debajo de la camiseta de Rubén, haciendo que el castaño de sorprendiera por el frío contacto. Trató de hacer una exclamación ante tan congelado tacto, pero la mano de Mangel amortiguaba todos los sonidos. Cerró los ojos con fuerza cuando empezó a rozar sus pezones sin ningún tipo de limitación.

Cuando Mangel retiró la mano de su boca, los gemidos se hicieron presentes. Cada uno de ellos lanzados como una pequeña nube de vaho. Realmente hacía frío en la calle.

La mano recientemente libre de Mangel se iba deslizando por la espalda del castaño mientras que su contraria se divertía controlando a Rubén por el punto más sensible de su cuerpo. Seguía con la cabeza enterrada en el cuello del castaño, aspirando su aroma, mordiendo y besando esa suave y deliciosa piel pálida.

Al llegar a los pantalones del castaño no se lo pensó dos veces. Introdujo su mano esquivando la fina tela de los boxer de Rubén y agarró su trasero fuertemente.

Rubén se sorprendió por el imprevisible movimiento y reaccionó al instante.

-Ma-Mangel...

Mangel subió la cabeza y fijó su mirada con la del castaño.

-Rubén, pero mírate. Estás temblando.

En efecto, Rubén tenía la nariz y las mejillas rosadas y los labios completamente incoloros. Sus dientes castañeteaban sin que el castaño pudiera hacer algo para que pararan. A cada respiración que tomaba y salía de su boca, una nubecita blanca se extendía por el ambiente.

Mangel retiró sus manos del cuerpo del castaño y se fijó en que el castaño parecía más joven que nunca. Parecía indefenso, de todas maneras casi lo estaba.

Alzó una de sus manos y acarició la mejilla del castaño, que estaba helada. Rubén tan solo se encogió un poco y frunció levemente el entrecejo.

-Vamos.-Mangel agarró al castaño del brazo y le hizo seguirle hasta la salida del callejón.

-¡Mangel! ¡Espera! ¡Yo... yo no puedo andar tan rápido!

Mangel se detuvo en medio de la calle dejando estático al castaño, que escondía su cara por vergüenza.

Mangel, en un movimiento repentino, pegó su cuerpo al contrario.
Se acercó a su oído y susurró:

-Gatito, si no quieres que te folle en medio de la calle más te vale que nos demos prisa.

Forbidden Rooms ||RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora