Cap 13.-Juego.

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Love you 😘 ¡Siento haber tardado tanto!

   Rubén reaccionó poco a poco tras las palabras de Mangel y no se volvió a quejar en el resto del camino, aunque su erección doliera. Mangel sería capaz de hacerlo, no tenía ningún pudor, y eso es lo que le mantenía callado.
Cuando llegaron al hotel Rubén agradeció mentalmente que la calefacción estuviera puesta, aunque él seguía teniendo un frío tremendo.

Llevado -más bien arrastrado- por Mangel al ascensor, montaron juntos.

Apenas las puertas se cerraron, sintió que su espalda impactaba contra una de las paredes del ascensor.

-Uy, precioso, sigues congelado. Déjame que te caliente.

Rubén dejó escapar un gemido cuando su desatendida erección comenzó a ser rozada por encima de la tela de su pantalón, y la espalda de Mangel le retenía contra la pared. 

Un pequeño sonidito parecido a una capanita y la voz metálica indicaron que habían llegado su planta.

Mangel prácticamente corrió por el pasillo hasta su habitación arrastrando a Rubén consigo, quién ponía expresiones de dolor de vez en cuando debido al que su entrepierna soportaba.

Al llegar, el sonido de la puerta cerrarse resonó por todo el pasillo. Rubén sonrió y soltó una pequeña risita tonta al sentir su cuello siendo atacado por Mangel
La temperatura aumentaba progresivamente a medida que Mangel hacía un nuevo movimiento contra el cuerpo del precioso castaño.

Rubén sintió su erección siendo liberada cuando Mangel desabrochó el botón de sus pantalones con maestría y sintió también como el alivio inundaba su cuerpo. Los labios de terciopelo de Mangel le hacían hormiguear la piel con cada nuevo contacto, mientras que su mano le acariciaba su zona sensible.

Rubén hizo presión con las palmas de sus manos en los hombros de Mangel, pidiendo que se alejara. Mangel paró de jugar en el cuello de Rubén y levantó la mirada, con el ceño fruncido.

-¿Qué pasa, precioso?

Rubén, con movimientos torpes, indicó la cama que se encontraba en la habitación.

-Vamos.-Mangel alzó al castaño para que pudiera agarrase a él y éste enredó con sus piernas la cadera de Mangel.

Rubén seguía con la respiración agitada, mucho, y Mangel no dejó pasar ese detalle. Sonrió autosuficientemente hasta que llegó a la cama y se dejó caer.

Todo en la mente del castaño estaba mezclado, las sensaciones que su cuerpo experimentaba eran impulsivas y primitivas a más no poder. Lo necesitaba.

Y Mangel, como si estuviera escuchando los gritos internos que su boca no era capaz de transmitir, complacía paso a paso cada uno de sus deseos.

La casi brutalidad de sus besos y caricias dejaría evidencias en la pálida piel...

-Mangel...-logró a dirás penas balbucear el castaño.-Te necesito... Ya...

Y Mangel se desnudó hasta quedarse solamente en boxers.

-Tus deseos son órdenes para mí.

Despojó a Rubén de su camiseta y se quedó admirando la piel de marfil que ese pequeño gatito poseía.

En un momento dado, sus ojos se encontraron. Los de Rubén derrochaban deseo y necesidad. Los de Mangel eran completamente opacos. Podían resultar incluso intimidantes debido a la fuerza de los impulsos que sentía en su interior. Había deseado esta situación con él desde que le vio por primera vez. Ahora no desaprovecharía esa oportunidad.

Rompió el contacto visual en cuanto los ojos de Rubén se volvieron un poco más suplicantes.

-Muérdela.-le extendió la propia camiseta.

-¿Q-Qué?

-Maldita sea, Rubén, no aguanto más.

Rubén comprendió en cuanto Mangel le arrebató las últimas ropas que recubrían su cuerpo, dejando su erección libre. Agarró la camiseta y la mordió inmediatamente con fuerza cuando sintió que los dedos de Mangel hacían intromisión en su entrada.

Echó su cabeza para atrás. Su cuerpo se tensó mientras que una de sus manos mantenía la camiseta en su lugar y la otra agarraba las sábanas de la cama.
No había pasado nada de tiempo cuando sintió que Mangel se liberaba de su última prenda. La piel que era tocada por él le hacía hormiguear todo el cuerpo,

Los dedos en su entrada fueron retirados. Fueron sustituídos inmediatamente con una sola embestida que hizo prácticamente chillar mudamente al castaño.

Mangel sintió que podría desmayarse allí mismo. Estaba completamente cegado por el placer e inundado por la lujuria que la ahora apretada entrada del castaño le proporcionaba. Era inigualable, jamás podría sustituir el sexo con el castaño por cualquier otra persona.

Rubén finalmente se acostumbró a Mangel en su interior y apartó la camiseta de su boca, tratando de obtener algo de aire. Se encontraba falto de este por la actividad, oleadas de placer recorrían su cuerpo y sistema nervioso, sumiéndolo en una nube de placer a cada embestida que Mangel le proporcionaba.

Gemidos abandonaban sus labios sin que él hiciera algo para impedirlo. Mangel, por su parte, mantenía su mandíbula apretada. Sentía que podría correrse con tan sólo escucharle gemir, únicamente para él. Se inclinó sobre el castaño, esparciendo besos sobre su nívea piel, llegando a su cuello. Más marcas se sumarían a las anteriores allí donde él mordía y succionaba a su antojo.
Las embestidas aumentaron su ritmo junto con los gemidos de Rubén.

-Vamos... Tienes que ser mío.-gruñó Mangel cerca de su oído, besando la parte de detrás de este.

Un escalofrío recorrió a Rubén, mezclado con las oleadas de placer. Abandonándose a ellas, apretó fuertemente a Mangel entre sus brazos.

Ambos veían claro el final. Rubén fue consumido con un pequeño espasmo y ni siquiera tuvo que tocarse para venirse. Mangel había dado justo en el punto donde se ponía a delirar.
Mangel acabó apenas Rubén lo hizo, sintiéndose terriblemente completado.

Salió lentamente de Rubén.

-¿Todo bien?-acarició su cabello. Los ojos de Rubén amenazaban con cerrarse.

Tan solo atinó a asentir con la cabeza, todos y cada uno de sus músculos le pedían a gritos un respiro.

Forbidden Rooms ||RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora