El nuevo ayudante del sheriff, James Dawson, había sido recomendado vehementemente por el alcalde. Su amistad se remontaba a la época en la que combatieron juntos. Y juntos habían compartido dolor, mujeres y metralla, todo ello, a partes iguales.
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La recepcionista del Holiday Inn, la joven April Whitaker, miraba constantemente el reloj colgado sobre la puerta de entrada. Estaba tan ansiosa por encontrarse con James que no notaba pasar el tiempo. Siempre le habían atraído los uniformes y en Derry, a excepción del cuerpo de bomberos y los agentes de policía ningún otro colectivo los usaba.
La chica descolgó el teléfono y marcó el número de la comisaría. A esas horas solo un ayudante permanecía de guardia en el turno de noche y ese no era otro que James Dawson. Él también estaba ansioso por recibir la llamada pero dejó sonar el teléfono lo justo para no quebrar la paciencia de April. Y al descolgar, contestó con el tono habitual de un funcionario para darse más importancia. A pesar de sus veinte años, al otro lado de la línea se encontraba una chica ilusionada como una adolescente.
Dawson desconectó el walkie de su base de carga, comprobó que tenía suficiente batería y lo enganchó en el cinturón junto al revólver. A continuación, descolgó el abrigo de la percha y se puso el sombrero que había dejado sobre el escritorio. Mientras cerraba con llave, viendo sus arrugas reflejadas en el cristal de la puerta, se preguntó si no sería mayor para una relación con una chica quince años menor que él.
Una vez en el coche patrulla, conectó la emisora y salió del aparcamiento con la intención de hacer la ronda nocturna. Circuló despacio por la calle más concurrida y se paró a recoger un café en el único "take-away" abierto a esas horas, todo ello, sólo para dejarse ver. Más tarde recorrería los sinuosos caminos de Bassey Park para volver con el vehículo lleno de barro. Ese trayecto ya justificaba su salida de la comisaría esa fría noche de noviembre.
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Un Chevy Camaro SS del '67 entró en el aparcamiento del Holiday Inn y estacionó en una de las amplias plazas frente a la zona de bungalows. April reconoció el coche de Brenda al pasar frente a la recepción e intuyó que esa noche habría problemas. Del automóvil se bajó una pareja, demasiado acaramelada como para ser un matrimonio. Las parejas no elegían ese hotel porque se encontrara alejado del centro, ni alejado de las habladurías de los vecinos de Derry sino por sus camas tamaño "king size", idóneas para noches de pasión.
Brenda llamó a recepción para que les sirvieran una botella de bourbon, un paquete de Marlboro y mucho hielo. Supongo que el hielo sería más para enfriar el tórrido ambiente que para la propia bebida. Cuando la mujer abrió la puerta y, cuando recogió el encargo, ni tan siquiera reconoció a April. Hacía tanto tiempo que había abandonado Derry que ya ningún rostro le era familiar. Ahora, en su nueva vida como escritora de éxito, solo se codeaba con la clase más selecta del condado de New Hampshire y, únicamente, trataba con la plebe cuando necesitaba documentarse para un nuevo libro, como era el caso.
Brenda Swan alquiló el apartamento para toda la semana. Las noches anteriores había dormido acompañada por distintos hombres. Esta noche tampoco sería diferente. Había conquistado a un empresario que perdía al "Blackjack" en el casino de Ocean Boulevard y se ofreció gustosa a mitigar su mala suerte, al menos, durante unas horas. Aquella noche él no sólo perdería su dinero.
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Dawson estaba deseoso de acabar su ronda por Bassey Park y dirigirse al Holiday Inn al encuentro con April. Este tipo de escarceos amorosos se repetía con la joven, al menos una vez por semana, desde hacía un año. Aunque los dos estaban libres, el ayudante no quería dar a conocer su relación ya que la diferencia de edad no estaría bien vista por los puritanos de la ciudad y eso podría perjudicarle en la próxima elección para el cargo de sheriff.
Aminoró la velocidad justo al acercarse al aparcamiento y, nada más entrar, descubrió su antiguo Camaro a pesar de encontrarse estacionado en la zona más oscura. Dawson intentó no perder la calma y se dirigió a la recepción mientras soltaba improperios por su boca. Una vez allí, increpó a April, diciéndole
-Sabías que esa puta estaba aquí. Deberías habérmelo dicho. ¡Después de lo que hizo con mi hijo, la mato! -le gritó a una April arrinconada tras el mostrador.
-¡James, por Dios! Ven conmigo, ¡Olvídate de ella! -dijo asustada
Dawson no entró en razón y gritando le exigió la llave maestra que utilizaba la gobernanta, esa que provoca la envidia entre todas las limpiadoras. El aumento de la presión sanguínea se reflejaba en todo su cuerpo y con cada latido, su ira aumentaba. No podía perdonar lo que había hecho y desde hacía seis años sólo pensaba en la venganza.
Parado, delante de la puerta y revólver en mano, contó hasta cinco antes de girar la llave. Sabía, por experiencia, que el factor sorpresa le proporcionaría unos inestimables segundos de ventaja. Ya se había encontrado en situaciones similares durante sus actuaciones como agente.
Se la encontró en la cama, fumando, tapada únicamente por una sábana. Esa imagen le hizo recordar tiempos mejores, cuando Brenda se apellidaba Dawson y estaban recién casados. Esos fueron los únicos buenos momentos en su relación, antes de abortar voluntariamente el hijo tan deseado por James. A continuación sólo hubo lugar para el divorcio.
La ventaja adquirida al principio se desvaneció durante esos breves momentos de ensoñación. Tras él surgió un hombre que le asestó un puñetazo en los riñones. No contaba con ello ya que April no le había advertido que estaba acompañada, aunque él debería haberlo supuesto.
El dolor hizo que se doblase y perdiese su arma reglamentaria. Tumbado en el suelo recibió varias patadas y, por suerte, pudo llegar a la pequeña pistola que llevaba en el tobillo derecho. Se giró sobre sí mismo y disparó dos veces al pecho del hombre; éste se desplomó y fue a dar con su cabeza junto a la puerta de la entrada.
Tras incorporarse vio como Brenda le lanzaba una botella y, en un acto reflejo, la golpeó al vuelo con su arma, rompiéndose en mil pedazos e impregnando todo su cuerpo de bourbon. Un nuevo vistazo a su exmujer le hizo sentir pavor; ella le lanzó la colilla de su cigarrillo, aún humeante, y su cuerpo empezó a arder. Dawson disparó nuevamente, está vez a su exmujer, antes de que el apartamento se quemase por completo. Fue April quien le sacó de allí.
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Una breve llamada del alcalde de Derry al periódico local fue suficiente para persuadir al redactor jefe de que modificase los titulares previstos. Por cierto, ya de paso, también le convenció de que no mencionara la aparición de los dos cuerpos calcinados, todo ello, por mantener el buen nombre de la ciudad.
Al día siguiente la edición matinal del "The Bangor Daily News" daba la noticia de un trágico suceso:
"Héroe local sufre graves quemaduras tras salvar la vida a la recepcionista del Holiday Inn."
Esteban Rebollos (Noviembre, 2015)
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MAINE Distrito Policial
Mystery / ThrillerHistorias de la vida no tan cotidiana de una comisaría de policía en Bangor, estado de Maine. Un sheriff, sus ayudantes y una ciudad siempre sorprendente. (Por el momento, ocho relatos cortos especialmente creados para leer en el móvil)