Daban las diez de la noche cuando Robert Scott entró por la puerta del despacho del sheriff. Sus lentos pasos y su aspecto abatido eran muestra del sufrimiento por el que estaba pasando.
Ante él apareció una estancia sobria, unos cuantos muebles pasados de moda y una alfombra envejecida por el paso del tiempo. De entre todos los enseres, el único elemento que llamó su atención fue el gran sillón de piel de búfalo en el que se encontraba sentado el sheriff.
Al verle aparecer, Raymon Stalker colgó el teléfono y con un simple movimiento de cabeza le indicó que pasase. El sheriff hizo una profunda y pausada inspiración mientras sus ojos se fijaban sobre el pobre hombre que tenía ante sí, diciendo,
—Adelante, Rob. Me han pasado unas breves notas sobre el caso, me gustaría que tú mismo me lo explicases.
—Por supuesto, te contaré todo, todo lo que he averiguado —Robert se quedó pensativo durante unos instantes y, tras esa pausa, empezó a relatar su historia.
Esta mañana, camino del trabajo, me paré en el pequeño puesto de la terminal de autobuses a comprar el periódico. Tras pagar, guardé la vuelta en mi billetera y como cada día, seguí andando hasta el instituto.
A la hora del café decidí tomar un "capuccino" en el Starbucks de la esquina y me dí cuenta de que el billete con el que iba a pagar tenía algo escrito; eso llamó mi atención y decidí leerlo. - explica con emoción - El mensaje fue demasiado inquietante para entregarlo y opté por abonar la consumición con las monedas que me habían dado de cambio. En el billete estaba escrito,
"ME OBLIGAN A PROSTITUIRME EN UN LUGAR LLAMADO KING'S CROSS.
SOY ANNE CLAIRE BRADLEY. POR DIOS, AYUDADME"
Aunque el mensaje podría ser falso, ese nombre me era familiar y no pude concentrarme en las clases a lo largo de toda la mañana. Estuve buscando entre los antiguos expedientes y anuarios, sobre todo, en las orlas de fin de curso del instituto de Bangor. Después de ver aquellas fotografías, por fin recordé su rostro. Yo mismo le impartí clases durante dos cursos - a continuación extrajo de un sobre una pequeña libreta donde había anotado todos los resultados de su investigación y empezó a leer de seguido.
Anne Claire Bradley, 22 años, desaparecida hace 14 meses, estudiante de la Escuela de Arte en Portland. Nacida en Bangor, Maine, Padres: Anne Marie (canadiense / ama de casa) y Thomas J. Bradley (estadounidense / empresario) - aunque había recopilado más datos, decidió que era momento de parar para no abrumar al sheriff.
Seguidamente, cambió el tono de su explicación y así, recuperar la atención de Stalker, diciendo,
—En cuanto al "King's Cross" he podido averiguar que es un burdel en las inmediaciones de Rockland. Se dice que es una zona de cazadores furtivos y destilerías clandestinas; en fin, gente pendenciera que no temen a la autoridad.
Robert Scott hizo una pausa, respiró profundamente y bebió con ansiedad el vaso de agua que estaba sobre la mesa. A continuación, miró al sheriff de reojo para comprobar si se mantenía atento a su explicación y éste asintió para indicarle que continuase.
—Esta tarde fui a Rockland. Estuve en el "King's Cross" y allí encontré a Claire, junto con otras chicas...
—¿Pudiste hablar con ella? —le interrumpió antes de que Robert acabase la frase.
—No, no me atreví. Es el típico local donde miran mal a los forasteros y no era momento para hacerse el héroe. Tomé un par de copas y me marché rápidamente. Tienes que ayudarme a sacarla de allí. ¡Sólo confío en ti! —explicó ansioso
—¿Irás a buscarla, no? —preguntó esperando una respuesta afirmativa.
—Te has arriesgado mucho, Rob, podrían haberte descubierto. A partir de ahora, debes dejarlo en manos de la policía.
—Ray, ¡Esa no es la respuesta que esperaba! ¡Debes salvar a esa chica!, ¡a todas!
—No, no he dicho eso. No te preocupes, voy a enviar un par de coches patrulla al "King's Cross" y la sacaremos de allí. Pero antes de eso, ya sabes... está todo el maldito papeleo —respondió el sheriff.
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Stalker abrió el cajón de su escritorio y sacó una botella ya empezada de Jim Beam Black Label. Se acercó a la persiana y, mirando a través de sus lamas, vio a Rob alejarse por Main Street. A continuación, se sirvió una copa, se reclinó en su cómodo sillón de piel y disfrutó del bourbon incluso sabiendo lo que estaba a punto de suceder.
Al salir de la comisaría, un escalofrío recorrió el cuerpo de Robert Scott y, entonces, tuvo la sensación de que algo no iba bien. De regreso a casa, se desvió hasta el buzón de correo más cercano y allí depositó un sobre.
Unos minutos más tarde, el sheriff pudo oír los disparos que obligaron a reposar el alma de su amigo Rob sobre los escalones de la entrada de su propia casa.
—¡A tu salud, amigo, a tu salud! —dijo el sheriff esbozando una tenue sonrisa.
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Veinte minutos más tarde, el ayudante del sheriff, James Dawson, entró en la comisaría aterido por el frío de esa noche. Vio la botella de Jim Beam, rellenó el vaso que se encontraba sobre el escritorio y bebió el bourbon de un sólo trago.
—¡No vuelva a hacerme un encargo como éste! —dijo a su jefe —¡Rob y yo éramos amigos!, ¡Más aún! ¡Éramos como hermanos!
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Dos días después y muy lejos de allí, el cuerpo sin vida de la joven Claire descansaba en la orilla canadiense del lago Ontario.
Esteban Rebollos (Noviembre, 2015)
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MAINE Distrito Policial
Mystery / ThrillerHistorias de la vida no tan cotidiana de una comisaría de policía en Bangor, estado de Maine. Un sheriff, sus ayudantes y una ciudad siempre sorprendente. (Por el momento, ocho relatos cortos especialmente creados para leer en el móvil)