Capítulo 2 Bienvenida

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Cruzamos la puerta hasta hallarnos en el interior de la humilde casa:

-Bienvenida a tu nuevo hogar-dijo la mujer cerrando la puerta detrás de mí-espero que te sientas a gusto-pasó por mi lado colocándose al frente-mi nombre es Toriel, pero puedes llamarme mamá-sonrió con tanta dulzura que provocó que un leve escalofrió recorriera mi cuerpo-.

-Mamá-interrumpió Asriel-¿podrías preparar una tarta de bienvenida para Chara?

-No veo por qué no-contestó-¿qué tipo te gusta?-me miró-.

-Em...-pensé-me gusta mucho el chocolate.

-¡A mí también!-afirmó Asriel-.

-Eje-le sonreí lo mejor que pude-.

-Desafortunadamente, creo que no me queda chocolate-sonó con desánimo-pero, ¿qué os parece una de caramelo?

-Por mí bien-contesté con cierta decepción-.

-Por mí también mamá.

-Pues de caramelo entonces.

Toriel salió de la sala para dirigirse a la cocina quedándome a solas con Asriel:

-Será mejor que vayamos al comedor-dijo-allí podrás reposar.

Nos dirigimos al comedor. Una vez allí, el pequeño monstruo me sentó con delicadeza en el amplio sofá, apoyando mi tensa espalda en el respaldo:

-¿Mejor ahora?-preguntó-.

-lo miré-sí, gracias.

Asriel se sentó a mi lado para hacerme compañía. Éste se quedó mirándome como si nada más existiera, comprobando cada detalle de mí ser:

-Eres tan rara-afirmó-pero a la vez tan única-entrecerró los ojos para fijarse más-¿acaso eres un humano?

-Eres tan rara-afirmó-pero a la vez tan única-entrecerró los ojos para fijarse más-¿acaso eres un humano?

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-me sorprendí-...sí-contesté cortante-.

-Vaya, nunca había visto uno antes-se acercó más a mi inmóvil cuerpo-¿y sois todos así?

-lo miré con cariño-hehe-reí-bueno, técnicamente sí somos iguales, sin embargo nos diferenciamos rápidamente porque cada uno tiene su propia manera de ser-le expliqué-.

-¡Hala!-dijo con asombro-los humanos son tan fascinantes, aunque...

-¿Aunque?

-su rostro se apagó por completo-hicieron mucho daño a mi raza, incluso nos obligaron a vivir aquí, en Underground-suspiró-pero eso ya no importa, porque conociéndote a ti, de seguro han cambiado.

-No creas...-contesté fríamente-el ser humano es egoísta y su afán por conseguir todo es incontrolable, es sólo que yo soy distinta-lo miré-nunca haría daño a una cosita como tú-bromeé-.

-¿Eh?-se sonrojó-que cosas dices-se rascó la cabeza-.

-Y tú, ¿qué puedes decirme de ti?-pregunté con curiosidad-.

Pétalos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora